Vamos tirando

Hace varios días que la página inicial de esta bitácora luce un cartelito difundiendo la manifestación contra el aborto del próximo 17 de octubre. Dicha manifestación está convocada por varias asociaciones entre las que podrían destacar la plataforma Derecho a Vivir, la CONCAPA, E-cristians, Fundación Red Madre o el Foro Español de la Familia.

Hace pocos días escuchaba en la radio al presidente de esta última asociación invitando a unirse a esta iniciativa «contra el aborto, contra cualquier aborto, contra toda ley que permita el aborto«. Esa aclaración, que para cualquier defensor de la vida debiera ser innecesaria por evidente, la agradecí enormemente, porque debo reconocer que estaba ciertamente preocupado por el planteamiento final de esta convocatoria.

Hace muchos, muchos meses que se empezó a hablar -por parte de asociaciones civiles, ni políticas ni religiosas- de preparar un acto masivo contra el aborto. Se pensó en varias fechas y finalmente se empezó a trabajar para que fuera este otoño. Andando el tiempo, se fijó la fecha del 17 de octubre. Una manifestación masiva, convocada por asociaciones civiles, lejos de cualquier interés político y con una bandera única a defender: La vida humana. Sin condiciones.

Desde antes del recién terminado verano, algunos empezamos a dar voces de alarma: Ojo, que aquí sólo se está hablando de la reforma Aído. Ojo, que se está centrando el tema en que si mayores de 16 o menores de 18 en lugar de la tragedia y el crimen que supone la aniquilación de una vida inocente, tenga su madre 17 ó 35 años, lo sepan papá y mamá o no. Ojo, que os la estáis dejando colar y estáis picando. Y así fue calando entre gente de plena convicción pro vida una postura de rechazo a detalles menores del nuevo proyecto, desguardando los flancos. En julio, José de la Torre publicaba un acertado artículo que dejaba ya perfectamente claro en su titular («La manifestación de octubre tiene que ser contra el aborto, el del PSOE y el del PP«) y en su encabezamiento («Si la convocatoria se va a convertir en un acto político, lo mejor es que no se celebre«) la postura inamovible a adoptar ante el peligro cierto de desembarco político en este acto.

A finales del verano, en un gesto de torpeza desconocido por mí hasta ahora entre defensores de la vida canalizado a través de HazteOir.org, se iniciaba una campaña de presión para obtener el apoyo, siquiera implícito, del Partido Popular a la manifestación. Desgraciadamente esa campaña consiguió lo que pretendía, el pepé cambió su agenda para no tener actos oficiales que coincidieran con la marcha y Mariano Rajoy procedió a desmarcarse personalemente pero a animar a sus militantes a participar en la convocatoria. Poco después, algunos diputados y mandos varios del Partido Popular confirmaban su voluntad de asistir el 17 de octubre. En sus declaraciones, siempre, la coletilla «contra la ley que prepara el gobierno de Zapatero».

El partido Popular, en boca de su actual presidente, Mariano Rajoy, y del anterior, José María Aznar, se ha manifestado como un radical defensor de la legislación vigente en materia de aborto. El Partido Popular es un partido abortista, que defiende abiertamente el aborto y que aplaude con las orejas una normativa que viene permitiendo el exterminio sistemático de más de cien mil criaturas al año, en cualquier momento de su gestación y el 95% de los casos sin más argumento que un papel prefirmado por el abortorio que pone la mano y hace caja.  Y quien niegue esta evidencia o no sabe dónde está de pie o miente miserablemente quién sabe con qué intención.

¿Puede alguien que aplaude -insisto, no justifica como mal inevitable o menor, sino que aplaude- esta masacre, venir a decir que se manifiesta con una pancarta en la que pone «Derecho a Vivir»? ¿Es que nadie va a echar a patadas de ese acto a estos promuerte infiltrados?

Fui colaborador desde casi el principio de HazteOir. Sigo desde su nacimiento a Derecho a Vivir. Apoyo la manifestación del 17-O por ser contra el aborto. Y en la organización de la misma hay personas a las que quiero sinceramente y a las que admiro por su indiscutible, sacrificada, sincera e incansable lucha en defensa de la Vida Humana. Pero desde luego, si en mi mano está , no compartiré pancarta con estos peperos abortistas, maestros de la hipocresía y el cinismo, que pretenden utilizar la defensa de la vida humana como trampolín para sus intereses particulares.

Y alguno de los convocantes debería revisar el daño infinito que hace a la causa pro vida el dejar que un defensor del holocausto abortista figure en las fotos simplemente porque la ley no es suya -suyas ya fueron las que legalizaron el aborto químico o el descuartizamiento industrial de embriones – sino de su oponente político. Y por eso, y sólo por eso, ahora resulta que están en contra.Y lo que es peor, con el aplauso de muchos pro vida que por no se qué efecto narcótico diferencian entre el aborto de unos y de otros, cuando ambos son igualmente defensores, igualmente responsables e igualmente culpables de los estimados en dos millones de abortos amparados legalmente por unos y otros desde el nefasto verano del 85.

Si veo un diputado o mando pepero manifestarse a mi lado, lo tengo claro: O bien consigo que él se vaya por su pie, o bien se irá él por un lado a patadas y yo por otro esposado directo a comisaría, pero con la satisfacción de haber quitado algo de inmundicia de en medio. Lo que espero es no vivir la tristeza de que no se denuncie y se llame a la rebelión contra la infame utilización política de la más noble de las causas. Lo que espero es no ser el único que plante cara a esos malditos bastardos.