Si les digo la verdad, nunca he tenido demasiado interés por la información económica, por las bolsas, los tipos de interés y todas esas cosas que de unos años a esta parte parecen lo más importante del mundo porque es lo primero no ya de lo que todos los medios informan, sino también de lo que todo el mundo, con pinta de estar hablando ex-cátedra, opina.
Yo de la economía que me preocupo es de la de mirar la cuenta el día 20 y ver que no me llega para la compra del Mercadona porque los precios se disparan, los sueldos se estancan, y mientras se justifica en “la convergencia con países de nuestro entorno” las continuas subidas de tarifas, impuestos y precios, en nuestro entorno alguien con mi trabajo y experiencia estaría cobrando casi el doble que yo. Eso sí, para disgusto de Rajoy, no es lo único que me preocupa. Hay cosas que me preocupan mucho más. Pero cuando oigo hablar de los miles de millones de beneficios de la banca o de que una empresa se desploma en bolsa porque en vez de ganar 200 millones de euros como se preveía “sólo” ha ganado 175, pues miren, en lo que pienso es en la mierda de mundo que vivimos y en las madres de los banqueros, de los especuladores y de los jugadores de bolsa, con el secreto y malsano deseo de que se arruinen todos.
Así que en saber qué empresas eran las que se estaban yendo al garete en los EE.UU. no era una cosa a la que prestara atención. Y al denominado “plan Bush”, al principio, tampoco.
Pero a la fuerza ahorcan, y no hay cadena de radio, periódico ni televisión que no esté repleta de eruditos analizando las bondades o maldades del plan de marras. Así que al final he tenido que prestarle un mínimo de atención. Al principio entendí que se trataba de inyectar dinero público para reflotar la economía asegurando el capital de empresas en riesgo de quiebra. Bueno, dicho así suena regular, pero uno que de liberal no tiene nada pues no lo ve del todo mal, si es la manera de mantener la economía, como anuncian. Pero claro… está casi todo el mundo de acuerdo, y eso es causa suficiente para pensar en que, amigo, no te agaches que te la cuelan.
¿A quien va a salvar esta medida? Pues parece ser que al puñado de bancos de inversión que están a punto de caerse por completo. A nadie más. Eso sí, todo justificado y endulzado porque con eso, dicen, los pobrecitos ciudadanos medios que han invertido en esos bancos salvarían sus dineros. Los ciudadanos, claro. Es por ellos. Para salvarlos, habrá que saldarles las cuentas… al banquero.
Pues miren, qué quieren que les diga: Que les vayan dando. Que si se desmoronan esos bancos, y se pierden unos cientos de miles de millones de dólares de especuladores y jugadores de capital riesgo, pues ajo y agua. Y si por eso tenemos que pasarlas un poco peor en otros sitios, a lo mejor es hora de cuestionarse si no merece la pena pagar un precio para librarnos de tanta mierda que domina y guía la economía mundial.
¿Poner dinero de los contribuyentes para salvar a los banqueros y especuladores? Sí, claro… ¿Como pago a sus desvelos por nosotros, o sencillamente porque somos imbéciles?
¿Que lo vamos a pasar mal? No, hijo, no. Mal lo pasan miles de millones de personas en el mundo a las que merece mucho más la pena ayudar que a esos bancos de inversión.
Así que por mí pueden ir abriendo las ventanas de Wall Street e ir pasando de uno en uno.
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