Ocurrió en nuestro vecino del sur, ese país dirigido por una estirpe de asesinos con los que nuestro monarca se trata como si fueran familia y al que nuestro gobierno tiene como amigo preferente.
En Marruecos es habitual escribir el lema «Dios, Patria, Rey». Originales que son los tíos. Bien, me parece un grito o un lema muy respetable, aunque el tirano que se dice rey de allí no sea tal sino sultán. Pero resulta que a un chaval de 18 años, estudiante y futbolista aficionado, le pareció una broma ocurrente retocar un poquito la cosa y poner en la pizarra de su clase «Dios, Patria, Barça». Gustos, que se dice, hay para todos.
El profesor vio la pizarra y llamó a la policía, que interrogó, sin regatear golpes y amenazas, a los estudiantes. Yassin Belassal confesó. El joven lleva más de un mes en la cárcel. Le quedan otros 17. Comparte «celda» con 80 presos comunes. En una cárcel marroquí, ya imaginan lo que es eso, observancia exquisita por los derechos del preso.
Qué bonito es tener amigos al sur. Qué bonita es la alianza de civilizaciones. Y cuanto capullo hay suelto por el mundo.
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