Desde hace semanas, o meses, la Ministra de Igual-dá, Bibi Aído, anda en el centro de todos los revuelos. Principalmente, por la encendida defensa de su nueva ley del aborto. No me cabe duda de que las críticas que le están lloviendo son merecidas. Que es Ministra simplemente por su condición de mujer y ahijada de Chaves no se le escapa a nadie. Que no tiene formación ni bagaje suficiente para ocupar no ya una Cartera del Gobierno, sino la presidencia de la comunidad de vecinos, es conocido. Que ha demostrado en repetidas veces que además de sectaria es una indocumentada es de dominio público, teniendo su momento de mayor evidencia cuando soltó aquella perla de que el feto era un ser vivo pero no humano.
Toda esa crítica, decía, es merecida. Y las dirigidas a su criminal ley del aborto, también. Pero el que haya una imbécil redactando una ley de liberalización del asesinato de decenas de miles de seres humanos al año no hace bueno al resto del mundo.
Me explico. Mi postura sobre el aborto ha sido siempre la misma desde que yo puedo recordar. Y por eso me atrevo a criticar el proyecto de Aído. Y que otros critiquen a Aído sólo por detalles -graves, pero ni de lejos principales- de la ley, como lo de las menores y el conocimiento paterno, siempre me ha parecido -y aquí lo he escrito- que era errar el objetivo y un fallo enorme en la defensa de la vida. Pero lo de los últimos días ya me está tocando directamente las narices. Y se trata, una vez más, de la indecente y repugnante doble vara de medir del peperismo en pleno, representados en primera fila por su actual líder, Mariano Rajoy, y su semiretirado mesías, José María Aznar.
Precisamente el ex-presidente se burlaba hoy en la prensa de la bibianada del feto vivo pero no humano y recriminaba al gobierno zetaperista por presentar como un derecho lo que él define -y yo comparto- «acabar con una vida humana». Hace unos días, en uno de los resúmenes de campaña electoral, veía a Mariano Rajoy decir algo parecido en un mitin.
Bien, en principio no puedo sino compartir con los dos peperos su crítica. Es cierto. Pero jamás, bajo ningún concepto, puedo aceptar el que ambos pretendan estar defendiendo la vida. ¿Y saben por qué? Pues miren. La ley que prepara Aído es nefasta, criminal e inaceptable. Pero estos dos pájaros que la critican, lo hacen mientras abierta y repetidamente defienden como «buena y de consenso» la ley vigente desde el 85. Y ¿saben lo que dice esa ley buena y de consenso? Pues les pondré un ejemplo gráfico. Hace 25 días nacía mi hijo Gonzalo.Aquí tienen una foto suya 3 días después de nacer:
Lo hizo tras 37 semanas y 2 días de embarazo. Un embarazo normal dura 40 semanas. Es decir, que en condiciones normales, o naturales, ese bebé que ustedes ven en esa foto, con ese mismo tamaño, ese mismo estado de desarrollo, habría estado todavía dentro del vientre materno. Pues bien. Con la ley que Rajoy y Aznar defienden como buena y de consenso, este niño podría haber sido desmembrado, disuelto en ácido y tirado a la basura con pleno amparo legal. Con un amparo legal instaurado por un hijo de perra llamado Felipe González y defendido por -entre otros muchos- dos hipócritas hijos de perra llamados José María Aznar y Mariano Rajoy. La responsabilidad de ese amparo legal no es sólo del PSOE. Es de esos hipócritas hijos de perra, que seguirán encantados de llamar a esta carnicería «ley buena y de consenso» mientras millones de españolitos estén encantados de respaldarles. No seré yo, evidentemente, quien lo haga. ¿Y usted?
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Yo tampoco. Pero conozco a mucha gente (y tú también) que no están de acuerdo con la ley del aborto, pero como con el pp se crea trabajo y va mejor la economía pues los votan. Y ni se plantean dar el voto a otro partido, que si leyesen el programa, seguro que estarían 100% de acuerdo con su ideario. Pero eso para ellos es tirar el voto, porque todo lo que esté fuera del pp no existe y punto.
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