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Hermanos de sangre

Con esta entrada tengo asumido que me meto en un charco. Pero a fin de cuentas son muchos años haciéndolo como para pensármelo ahora. Pretendo dejar negro sobre blanco una reflexión que me hago hace varios años.

Hace unos días mi santa esposa me dijo que, por primera vez, había oído a alguien hacer un comentario en ese mismo sentido en un medio de comunicación. Así que por si la cosa tiene eco, vengo aquí a decirlo ahora y no a sumarme al carro después. De un tiempo a esta parte están creciendo de manera exponencial los casos de madres solteras que al llegar a cierta edad acuden a clínicas de reproducción asistida a inseminarse porque desean tener un hijo.

En mi círculo cercano tengo a dos casos, aunque no demasiado recientes. Dejo para otra ocasión un análisis más profundo y una explicación más completa de mi opinión sobre la elección de estos métodos como vías para establecer una «familia normal» e incluso la etiqueta de «modernez» que lo rodea. Y será bueno también en esa ocasión recordar que un tratamiento de ese tipo no afecta sólo a la madre y al niño, sino que para llevarlo acabo se producen fecundaciones de varios óvulos cuyos resultados -seres humanos en estado embrionario- son eliminados como si fueran tuercas sobrantes.

De momento me quedo con algo mucho más superficial, pero por eso mismo evidente. Los niños nacidos tras estos tratamientos son hijos de madres solteras. Pero es falso que no tengan padre. Tienen un padre que de acuerdo a la ley vigente no tiene ninguna obligación legal para con ellos, es cierto, y que jamás llegará a saber si de su donación nacieron o no algunos niños, ni cuándo ni cuantos. Remarco lo de cuándo, por tres cuestiones: Primero, porque un mismo donante puede realizar «ingresos» en el banco de esperma varias veces con un intervalo de años. Segundo, por el tiempo que puede permanecer congelado el semen hasta que es «utilizado», y después porque igualmente puede permanecer congelado el embrión durante unos determinados meses o años. Y ante el crecimiento de estas prácticas y pensando después en el modelo de relaciones humanas en el que vivimos, me planteo: ¿A nadie se le ha ocurrido pensar en las posibilidades ciertas que estamos creando de que en pocos años tengamos un muy considerable número de hermanos de sangre, de tíos y sobrinos, de primos, relacionándose entre ellos sin saber que lo son?

Alguien me decía hace unos días al respecto «bueno, sí, pero las posibilidades no son tantas». Es cierto, no son tantas. Pero existen algunas, y cada vez más. Y súmenles los hijos de parejas en las que él tiene problemas de esterilidad y acuden a someterse a una inseminación de un donante anónimo. Y añadan que se «avanza» mucho en el campo de la donación de óvulos. Me parece absolutamente escalofriante el desprecio y la inacción. Supongo que ese día en el que sí «sean tantas» las posibilidades empezaremos a planteárnoslo. Para entonces, quizá, tengamos un importante número de afectados por una silenciosa e ignorada endogamia.

Igual nos sirve para surtir de candidatos a las casas reales, al menos.

9 Comments

  1. Me preocupa aún más la creciente disociación entre sexo y reproducción. El sexo es para divertirse. Para reproducirse, reproducción asistida. Así la continuidad del ser humano como especie depende de actos médicos. Un acto médico, la reproducción asistida, para concebir; otro acto médico, el aborto, para eliminar las concepciones indeseadas; otro acto médico, la cesárea programada (que ese día tengo un hueco y me viene bien, dice el/la ginecólogo) para llevar a término las concepciones deseadas; otro acto médico, la vasectomía (o la ligadura de trompas) para quienes no quieren más concepciones, y otro acto médico, la eutanasia pasiva o activa, cuando tu cuerpo se cansa o a tu espíritu se le inflan las narices de ser toda tu vida un paciente sujeto a actos médicos.

    A mi esto me acojona más que lo de la consaguinidad (que puede que acabe pasando, la mayoría de las vacas que se crían en España descienden de unas pocas decenas de toros sementales) porque es algo que ya está pasando. Las parejas no pueden concebir solas, las mujeres no pueden parir solas y los seres humanos no pueden morirse por sí mismos, después de una feliz y sana ancianidad, cuando les llegue su hora. Todo porque han sido degradados por una clase médica que les trata como pacientes y no como seres humanos independientes y capaces.

    ¿No querías charco? Pues toma barro y agua.

    jueves, octubre 29, 2009 at 13:16 | Permalink
  2. Gonzalo wrote:

    Magnífica aportación la tuya, Fuego. Estoy de acuerdo y me gustaría seguir por ese camino, pero ya decía que dejo para más adelante consideraciones profundas y me ceñía a una cuestión más superficial.

    Mi intención al hacerlo es poner de manifiesto algo que no considero de criterio moral y que puede tener mucha profundidad -muchísima, inmensa siguiendo tus sabias puntualizaciones- sino de pura estadística.

    jueves, octubre 29, 2009 at 13:30 | Permalink
  3. Javier wrote:

    Aunque exista el peligro… espero no llegar nunca al nivel de consanguinidad de las casas reales medievales.

    Un saludo

    jueves, octubre 29, 2009 at 19:38 | Permalink
  4. Museros wrote:

    Pues nunca me había parado a pensarlo, por extraño que parezca. Ni nunca había oído a nadie hacer una reflexión parecida (en lo de la consanguinidad, me refiero). Lo que dice Fuego Negro sí se lo oigo decir a la gente que conozco y que trabaja en la sanidad.

    Saludos.

    jueves, octubre 29, 2009 at 20:40 | Permalink
  5. Kikas wrote:

    Gonzalo, definitivamente en esto no estoy de acuerdo contigo.
    Y sin meterme en charcos morales y religiosos considero que en cualquier pueblo de España, hasta hace bien poco, había tres o cuatro apellidos que se repetian en un número importante de habitantes. Y hoy mismo tambien. Esa si es una probabilidad cierta de consanguineidad, y a nadie veo preocupado por ello.
    Hay médicos buenos, y médicos malos, como sacerdotes ejemplares y sacerdotes pederastas. La ciencia permite que haya gente que, sin tener pareja, pueda cumplir un deseo de ser padre o madre, y cuidar a sus hijos mucho mejor que muchos matrimonios que los tratan a patadas.
    Vete a algún pueblo cerca de donde vives y hazte la misma pregunta. Llevan arrastrando ese grave problema que denuncias aquí siglos…y no veo que haya pasado nada. Es más, seguro que el cura del pueblo tampoco lo ha dicho.
    Lo siento, soy la voz discordante, y perdona por lo deslavazado de mi explicación, pero ando a salto de mata

    jueves, octubre 29, 2009 at 20:52 | Permalink
  6. Voy a tener que darle a Kikás la razón, mal que me pese, porque luego se crece mucho. Pero si vivías en un pueblo de mil habitantes y tenías que casarte por narices con una chica de una familia de orden cuyos padres tuvieran tierras al lado de las tierras de tus padres, raro era el matrimonio que no tenía que pedir dispensa al Papa. La consecuencia, claro está, era la formación de familias con muchas tierras y mala salud.

    Y algunas cosas no las arregla ni la alopatía ni la homeopatía, ni la isopatia, ni usted es mi tía.

    domingo, noviembre 1, 2009 at 23:51 | Permalink
  7. Menos mal que de vez en cuando venía un chico guapete de fuera, pagaba el ataero, o lo tiraban al pilón y diversificaba un poco la genética. Que si no mi madre se habría casado con su primo el pescadero. ¡Con lo que huele el pescado!

    domingo, noviembre 1, 2009 at 23:57 | Permalink
  8. Gonzalo wrote:

    Yo iba a plantearle a Kikas que en el caso de que su argumento fuera cierto, cosa que me parece matizable -ojo, no incierto- eso significaría que una situación ocurre… pero eso no hace que no deba importarnos que ocurra en otras circunstancias.

    Pero bueno… su frase para demostrar la endogamia de «había tres o cuatro apellidos que se repetian en un número importante de habitantes», a mí, apellidándome García, me ha causado una depresión y ya no digo nada.

    lunes, noviembre 2, 2009 at 1:38 | Permalink
  9. Kikas wrote:

    Y cuando te diga que Garcia viene de Garzea, vasco, por cierto, la acabamos de fastidiar con j.
    Pero no me referia a los Garcias, Perez o Sanchez (Muy abundantes por no decir monopolisticos en Salamanca, por cierto)
    Por lo demás no creo que en el caso que refieres sea un asunto apreciable para tener en cuenta, aunque en lo de los pueblos sí que lo sea (Con toda modestia por mi afirmación)

    lunes, noviembre 2, 2009 at 14:05 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on jueves, octubre 29, 2009 at 11:10

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Con esta entrada tengo asumido que me meto en un charco. Pero a fin de cuentas son muchos años haciéndolo como para pensármelo ahora. Pretendo dejar negro sobre blanco una reflexión que me hago hace varios años. Hace unos …

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