Las cosas se acaban explicando solas. Decíamos ayer que para móviles nuevos y estúpidas revisiones de textos oficiales sí hay dinero. ¿De dónde saldrá? Hoy recibo mi primera nómina del año: La retención de IRPF se me ha multiplicado por dos y pico con respecto a la del año pasado. Con dos… iPhones.
Cuando era (aún) más joven solía ser de los pocos que hacía encendidas defensas de la «honradez fiscal», reconociendo que es tarea de todos dotar a la cosa pública de fondos para que los servicios funcionen: Carreteras, hospitales, educación…
Con el tiempo, empieza a mosquearte que además estos mamones estén ahí llevándoselo crudo pero habrá que fastidiarse. Todo sea por el bien común.
Hace unos días, en una charla con un compañero al que conozco hace 17 años y con el que no hay día que no discuta -por lo que sea, el caso es llevarnos la contraria siempre-, criticaba él un caso particular y hablaba de «economía sumergida». Fue entonces cuando me salió de dentro el argumento:
«Mira, R., yo estaba en contra de la economía sumergida por principio de solidaridad, para entre todos mantener los servicios básicos: Colegios, carreteras, hospitales, etc. Pero coño… resulta que no puedo elegir el colegio que quiero, que si quiero otro modelo me lo tengo que pagar, y además me meten en el aula lo que me meten como obligatorio; las carreteras por las que paso siguen estando obsoletas 20 años después de que ya se mostraran insuficientes, seguimos esperando una inversión mínima para poner en marcha un transporte público medio presentable, y si hablamos de cobertura sanitaria acabo de pasar por caja dejándome una pasta porque 4 de los 5 miembros de la familia tenemos que usar gafas y nadie me pone un duro mientras que para exterminar niños o para ponerme unas tetas y darme un tajo en la entrepierna, voy a mesa puesta… ¿y encima pagarle todos los lujos y caprichos a esta panda de hijos de puta? Si puedo evitarlo, no les pongo un duro más. Ni una factura más. Que me cobren lo mismo que si llevara IVA, que no es por ahorrarme el dinero, pero para estos cabrones ni un duro más.»
Parece que se enteraron y van a ir haciendo caja antes de que la insurrección fiscal a la que espero que todos vayamos tendiendo les vaya cerrando grifos. Doble motivo. Si me van a quitar más por ahí, haremos lo posible para que no nos lo quiten de otro lado. Solidaridad y arrimar el hombro, sí. Hacer el capullo pagando GI-LI-PO-LLE-CES, si podemos evitarlo, no.
Nota para quisquillosos: Sí, estoy haciendo apología del delito de fraude fiscal. Vayan llamando al juez. Pero el abogado me lo buscan que no me haga factura, ¿eh?
6 Comments
Y por si fuera poco en julio tenemos el aumento del IVA. Así que, me apunto.
Lo siento, Gonzalo, que estemos rodeados de Golfos no implica que hagamos dejación de nuestras obligaciones
Y no olvides que si defraudas, los del 0,5% pillan menos (Sean los que sean esos) 😉
Vamos a ver, Kikás, en la teoría tienes razón y ya te digo que siempre he defendido esa opción.
La obligación de todos es cumplir con nuestras deberes fiscales, es cierto. Pero esas obligaciones no son con «Hacienda» en abstracto, sino con una comunidad. Los encargados de la administración de esa comunidad, es decir el Estado, es quien debe recoger nuestras aportaciones y con ese dinero común hacer lo que deba hacer.
Y ahí viene el problema. Si los contribuyentes tienen la obligación de apoquinar, la Administración tiene que cumplir también una serie de pautas.
El Estado tiene derecho a pedirnos que contribuyamos, pero no por que sí, sino para utilizar esos fondos en base tres principios fundamentales, que son 1) El bien común, 2) La solidaridad y 3) Acceso universal a los bienes.
Si el destino de lo recaudado no cumple esas tres premisas, el Estado no sólo está haciendo mal uso de nuestro dinero, sino que está en entredicho su derecho a recaudarlo.
Bueno, preguntaré a mis asesores fiscales…no me parece del todo desencaminado lo que dices
Pero recuerda lo del 0,5%, jejeje
Lo del 0,7 (se cambió, ya no es el 0,5 y como contrapartida no hay complemento) merece otra historia aparte.
Mi natural mala leche me apartan muy mucho del buen proceder como cristiano… por lo que en caso de tener potestad para ello, me plantearía renunciar a ese 0,7. Eso sí, a cambio le diría al Estado que esto es lo que me debe por la asistencia social que le prestan los religiosos, las casas de acogida, los comedores de las monjas, los hospitales, la visita a enfermos terminales…
Se podía ver un número cuando el Gran Timonel descubriera que esos curas que tanto detesta le ahorran miles de millones al año…
Gonzalo, si yo solo lo digo por joder, perdón, fornicar, que este es un blog respetable
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