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Todos iguales

En mi función de padre carca, retrógrado y machista, le estaba lavando la cabeza a mi hija mayor. El pelo, quiero decir.

Mientras le extendía el champú, no sé a qué salió una charla intrascendente sobre novios. Ella bromea sobre cómo será el suyo, y yo bromeando le contesto que no, que ya le cambiaré a quien yo quiera por un rebaño de cabras. Los dos nos reímos. Ella pensando que qué cosas tan raras dice su padre. Entonces me pongo más serio, y me adentro en el tema que, sin tenerlo pensado, he abierto.

«¿Sabes que en algunos países eso que nos parece tan tonto sí ocurre?» Me mira incrédula y suelta un «sí, claro» pensando que le estoy tomando el pelo.

«Hay sitios en los que niñas como tú, con 10, 11 ó 12 años, son entregadas a un hombre mayor, al que ni conocen, para que sea su esposa. Y las entregan sus propios padres, a cambio de unas cabras, o de unos camellos, o de un dinero, o simplemente para no tener que seguir alimentando a una niña que no trabaja en el campo con el padre.»

Sus ojos incrédulos parecen ahora aterrados, sin poder comprender semejante disparate. Y yo sigo: «Y en algunos casos, será una de varias esposas, porque los hombres pueden tener varias esposas, pero las mujeres no. Así que no sólo tienen que estar toda la vida con un hombre al que no conocen ni quieren, sino que además tienen que compartirlo con otras niñas o mujeres». Decido que ya metido en harina, tengo que completar el pan. «Pero hay cosas todavía peores. En algunos sitios, o para algunas personas, el marido tiene derecho a pegarle a la mujer, porque es como si fuera un animal o un trasto de su propiedad, y si una mujer dice una cosa y un hombre otra, no importa lo que diga la mujer, porque su palabra no vale frente a la de un hombre».

Definitivamente lo que ahora asoma a sus ojos es miedo. «Pero papá, ¿eso dónde pasa?» Pienso mucho la respuesta. «Aquí, de momento, no. En otros países, en otras culturas, en donde tienen otras religiones… Esas culturas y esas religiones que hay quienes dicen que son iguales que la nuestra, y que no podemos decir que ellos son peores, y que quieren enseñar a los niños que aquellas gentes son tan buenas como cualquier otra.»

«Pero, papá, ¿Eso cómo va a ser? ¿Quién puede defender esas culturas y esas religiones que hacen esas cosas?»

«Pues hija, los mismos que no quieren que haya colegios de monjas o los que me dicen que yo no cuido bien de ti por no dejarte ir a Educación para la Ciudadanía precisamente para que no te cuenten que esos salvajes son tan buenos como nosotros y que somos todos iguales».

(Dedicado, con ‘cariño’, a los multiculturalistas ibéricos que tanto abundan.)

5 Comments

  1. Juanubis wrote:

    No sé por qué me ha venido a la cabeza la gran labor que podía hacer la super-ministra de Igualdad Bibiana Aido en una comunidad musulmana.

    No me digas que no es la mejor representante de «progre» iberica multicultural.

    Por cierto, una pregunta para la Bibiana ¿qué ocurriría si en el video de la «señora Gelli» (donde se incita a la corrupción de menores y a la pederastia) el adolescente del vídeo fuese una adolescente?.

    ¿se callaría cual pú? ¿demandaría a la consejería de sanidad de Cataluña?.

    ¡Qué preguntas tan tontas me hago!

    jueves, junio 24, 2010 at 12:57 | Permalink
  2. museros wrote:

    Gracias por esta entrada. Tomo nota, para los años venideros, de tu buen hacer.

    jueves, junio 24, 2010 at 15:24 | Permalink
  3. Gonzalo wrote:

    Supongo que te refieres a tomar nota de las cosas que hay que transmitirles a la tropa.

    Desde luego no soy ningún ejemplo, pero hay cosas por las que no paso. ¿Qué coño es eso de que todos somos iguales? ¿Qué es eso de que es lo mismo el «ve y somete al infiel» al «ama a tu prójimo» o al «id y pregonad»?

    ¿Qué es esa estupidez de que toda opinión es respetable? ¿Es tan respetable el odio al negro por ser negro como el respeto al negro por ser humano?

    Esas cosas, envueltas en discursos buenistas y giliprogres, es lo que les meten a presión bajo el disfraz de «valores y tolerancia».

    ¿Tolerancia? Vale, pero ¿hacia qué? ¿Hacia el jihadismo, hacia el nazismo, hacia el capitalismo salvaje? Los cojones tolerancia.

    La presión ambiental es brutal, al menos que oigan en casa decir que no, que no es lo mismo.

    jueves, junio 24, 2010 at 15:44 | Permalink
  4. Javier wrote:

    Es bueno, aunque es un poco duro, que comiencen a saber la verdad sobre muchas cosas, para cuando les «intenten vender la moto» no les pille de sorpresa y sepan qué contestar.
    Una lección de la cultura y la sociedad mientras le lavas el pelo (menos mal que has rectificado, jejeje)

    Un abrazo

    jueves, junio 24, 2010 at 19:08 | Permalink
  5. Lecciones de moral, donde deben darse: en casa, lavando el pelo, que no la cabeza, para evitar que les laven la cabeza, que no el pelo, el pelo se lo toman, fuera de ella.

    Haciendo el trabajo de padre moderno, que no consiste sólo en lavar el pelo (compartiendo las labores del hogar) sino en educar…para la ciudadanía.

    lunes, julio 5, 2010 at 4:40 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on jueves, junio 24, 2010 at 2:15

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: En mi función de padre carca, retrógrado y machista, le estaba lavando la cabeza a mi hija mayor. El pelo, quiero decir. Mientras le extendía el champú, no sé a qué salió una charla intrascendente sobre novios. Ella brom…

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