La mirada fija en el mar, controlando que todas las cabezas están fuera del agua. Más allá, el horizonte. Mientras mis hijos juegan delante de mi no hay problema, porque dirijo la vista hacia donde debo. Pero ¿y al volver a la orilla? ¿Cómo comportarme? Debo pensar rápido, porque a Antoñito, uno de los componentes de la pandilla, le castañean los dientes entre labios morados y no tardará mucho la retirada de todo el grupo. Tú, a lo tuyo, Gonzalo. Vista al frente y a lo tuyo.
Entonces, vuelta al campamento base, con complejo de caballo o mulo, siento como unas orejeras invisibles me impiden desviar la vista. En un momento dado, mi hija sale corriendo hacia la derecha. La vigilo siguiéndola con la mirada y, chas, allí está.
Rubia, estatura media, delgada, joven de ventipocos, de piel blanca tornándose rosa, con su parte baja del bikini floreada y sus pechos pequeños, redondeados, firmes y desnudos. No detengo la vista y sigo la trayectoria de mi hija, que llega al agua, enjuaga sus juguetes de playa y vuelve al campo base. Ahora por el otro lado. La sigo con la vista. Al pasar a mi lado se detiene, maldición, en la misma línea de visión que la otra vecina de playa.
Chaparrita, de unos 65 años, pelo teñido de un color imposible y toda su piel, desde la frente al dedo gordo del pie de un color uniforme parecido al chocolate con leche. La parte de debajo del bikini le llega casi al ombligo y a ambos lados de éste cuelgan sus pechos desnudos.
Y ahora pienso en cómo tendría que dirigirme con el debido respeto a una señora mayor o cómo mirar a los ojos azules y llenos de vida de una veinteañera.
Y es que lo que no puede ser, no puede ser.
6 Comments
La montaña. Es mucho mejor la montaña, tío.
¿También hay tías desnudas en la montaña?
Y lo que cuentas, Gonzalo, es hasta suave desde hace un par de años: ahora está de moda enseñar las porretas todas, incluidos los tíos.
Eso te endurece el corazón y el desnudo femenino va quedándose sin ese halo de misterio tan atractivo. Ahora las mujeres se vuelven trozos de carne.
No sabrán nunca cómo funciona la mente de un hombre, pero deberían sospecharlo.
Uns aludo
Séneka, eso ya lo se yo. Allí han sido todos los veraneos de mi infancia y juventud, pero… es lo que pasa cuando se tiene un padre malagueño con piso playero.
Eso sí, las vacaciones incluyen uno o dos días de escapada a la Sierra Blanca y una pechá de subir monte que me sienta estupendamente.
Orisson, estoy de acuerdo, aunque afortunadamente en las playas a las que voy no parecen ser tan moennnnnos.
Espero que por Málaga estuviera fresca el agua para refrigerarse si era necesario.
Tio, que no te enteras, que era una progre de Mayo del 68 (1868, aclaro) a quien no le importa lo más mínimo como funciona la mente de un hombre
Que es que te lo tengo que decir todo
¿Ella era feliz? ¡Pues eso!
Kikás, a mí tampoco me importa lo más mínimo cómo funciona la mente -si tiene- de una progre de 1868.
Pero no por eso me rasco los huevos o eructo a su lado.
Y seguramente yo estaría más feliz acabando con tan inoportuno picor o relajando la presión estomacal.
One Trackback/Pingback
Información Bitacoras.com…
Valora en Bitacoras.com: La mirada fija en el mar, controlando que todas las cabezas están fuera del agua. Más allá, el horizonte. Mientras mis hijos juegan delante de mi no hay problema, porque dirijo la vista hacia donde debo. Pero ¿y al volver a…
Post a Comment