Decía que continuaría con el tema hablando de los porqués de el bajo nivel de la Educación en España. Una de las caras de esa moneda la señala acertadamente Museros en su comentario a la entrega anterior: Los padres lo que quieren es un currículo que aparente, independientemente de la formación que en realidad reciban. Como le contestaba allí, siendo eso cierto, tiene la gravedad relativa de que es lo que un padre quiere para su hijo. Esta, digo, es una cara de la moneda. La menos importante, posiblemente, pero ¡ojo! sin la cual no existiría la otra. Esos padres juegan el papel no de principal autor pero sí de colaborador necesario. Y como tales merecen ser señalados, acusados y perseguidos.
Orisson también apuntaba en esa dirección, pero además con el ejemplo que pone (¿Recuerdas la peli «Memorias de África»? En esa peli, el jefe de una tribu se negaba a que los niños más altos que su cintura aprendiesen en el colegio. Y se negaba porque los más altos podrían quitarle su puesto de jefe), descubre en parte la otra cara de la moneda. Vamos a ella: ¿Por qué el Estado sistemáticamente rebaja el nivel y la exigencia? De todas las reformas educativas que yo he vivido, desde la de 1970 y la EGB, no ha habido ni tan siquiera una que mejore mínimamente lo anterior. Ni una.
Hay varias explicaciones posibles:
1.- Una clase política que sufre una degeneración galopante durante el último medio siglo -y lo que queda-, lo que hace que aunque estas reformas tuvieran intenciones reales de una justa regulación de la enseñanza, al final las leyes son reflejo de los legisladores y por tanto en aquellas recae y se evidencia la decadencia de éstos.Tan simple y tan triste como eso.
2.- Bajan el nivel intencionadamente porque confunden lo cualitativo y lo cuantitativo en los resultados académicos. Creen que lo importante no es saber, sino tener un certificado que dice que sabes. Evidentemente esto es un disparate: Consiguen que todo el mundo salga con buenas notas lo que deprecia sustancialmente al que tiene condiciones para sobresalir, y aborrega al que es capaz de más pero no encuentra sentido a esforzarse más si le van a dar lo mismo que al cenutrio del pupitre de al lado.
Además tiene una derivada tremendamente perversa: Al bajar tanto el nivel de la enseñanza primaria y media, cuando llegan a la Universidad lo hacen sin el nivel mínimo exigible para ello. Pero como hay que tener unos niveles escolares rimbombantes, y además no podemos saturar los primeros cursos a los que guiamos a chavales que en condiciones normales no estarían allí, acaban superando cursos -mediante presión estatal, en muchos casos, a profesores universitarios que intentan resistirse- y logrando que las facultades sean expendedoras de títulos inservibles.
Esta situación provoca que la Universidad Pública, que por su calidad había logrado la práctica eliminación de barreras clasistas en la formación de los jóvenes, pase a ser considerada «de segunda» por el mercado a la hora de evaluar un currículo, con lo que las familias que pueden y quieren permitírselo siempre tendrán el recurso de la privada, y quien no pueda permitírselo, que se jorobe.
Y 3.- Exactamente lo que cuenta Orisson del jefe de la tribu: Señores, hay que aborregar lo más posible a la masa para que nos mantengan el chiringuito. Una sociedad deficientemente formada es una sociedad que no tiene libertad. Es una manada de bueyes. Es una sociedad capada que seguirá indefinidamente a la zanahoria sin preguntarse si no sería más rentable pararse y quitarle el palo al arriero. Esta posibilidad muchos la creen propia de conspiranoicos. Yo creo que cuando un tonto actúa con buena intención, por probabilidades alguna vez hará algo bien. Que todos los gobernantes -últimos del franquismo, ucedistas, socialistas, peperos…- sin excepción lo hayan hecho tan rematadamente mal indica que tiene que haber una malvada intención en ello. Es su manera de encadenarnos al remo. Para siempre.
Volviendo al tema que da origen a todo: Si la Junta de Andalucía obliga a un colegio a poner la misma nota al que sólo conoce el Guadalquivir que al que conoce todos los ríos de España y los principales de Europa y América, acabará haciendo inútil el que ese Colegio pregunte por el Danubio o el Orinoco. Le obligará a no dar más formación a sus alumnos que la estrictamente indicada por el Estado. Salpimentemos luego con los mensajes y el ejemplo que los alumnos reciben de los medios y listo, el animal de tiro está listo para que se le muestre la zanahoria.
¿Debe, por tanto, elevarse el nivel exigible? Sí. Sin duda alguna. Pero, volvamos atrás, esa no es la única medida a adoptar. Porque no debemos contentarnos con subir el máximo exigible, sino el mínimo. Pero volveremos a dejarlo para una próxima entrada.
Antes, un apunte: Decía Ciudadano Amfortas en su comentario: «Exigencia, enseñanza, responsabilidad y excelencia. Señas que un día fueron los anhelos de la clase obrera y de la izquieda y que hoy yacen pisoteadas por pedagogos de mierda…» Es cierto. La muy secundable reivindicación que hacía -parece que de boquilla- la izquierda y a la que aspiraba sinceramente la clase obrera en este sentido era: «Por una escuela pública y de calidad». Hoy la han cambiado a «Por una escuela pública, laica y plural». ¿Captan ustedes la diferencia?
Lo dicho, seguiremos con ello.
5 Comments
Gracias por la mención, majo. Y que vivan los peristilos.
Un saludo
Estoy plenamente de acuerdo en las dos últimas entradas de tu blog. Pero yo diría que el actual sistema parece estar diseñado por los viejos capitalistas, oligarcas decimonónicos y por eso que se identifica con «la derechona», en vez de por un gobierno «de izquierdas», sea esto lo que fuere.
Está claro que si el nivel educativo es bajo en la escuela pública (y concertada, donde el Inspector también puede meter mano) la mayoría de la sociedad tendrá un nivel bajo, la universidad, por pura adaptación y supervivencia, hará lo propio y tendremos unos licenciados (seguramente ya es así) que no pueden competir en España, ni menos aun, en Europa, EEUU, etc.
Por contra, aquellos que puedan pagar para sus hijos un colegio donde se enseñen el Orinoco y los peristilos y luego una universidad donde estudien los afluentes del Orinoco y las variantes de los peristilos, tendrán una formación muy superior y por tanto una gran ventaja en el mercado de trabajo.
Conclusión: el actual sistema educativo es el más clasista posible que favorece sólo a los ricos y que va a perpetuar en el poder (al menos económico, si es que hay otro) a las familias ricas cercenando las posibilidades de los humildes con aspiraciones y capacidades para superarse y escalar, a base de codos, en la pirámide social.
En resumen, la LOGSE, y sus secuelas, parecen obra de los más estúpidos y abyectos caciques decimonónicos.
Gracias Abu.
La cuestión es que eso que dices de «los viejos capitalistas, oligarcas decimonónicos» es lo que en realidad son los partidos, llámense a sí mismos de izquierdas, de centro, o derechas -en el supuesto de que alguno se llame a si mismo de derechas-, sea eso lo que fuere.
Me quedo con los papás…
En vez de forzarle al hijo al trabajo, al esfuerzo personal, le enseñan al nene los atajos del sistema
Luego se quejarán, pero será de otras cosas, no de las que ellos puedan influirlas.
Yo generalmente nunca, nunca, culpo a los hijos. Ahora, hay padres para los que la cámara de gas no me parece suficientemente dolorosa
Efectivamente, así es. Esa es la gran perversión de nuestro sistema nominalmente democrático. Realmente es un sistema oligárquico que se renueva cada 4 años con la pantomuma de unas elecciones supuestamente libre (con listas cerradas y candidatos predeterminados).
En un sistema verdaderamente democrático esto, seguramente no sucedería, pero…
Un abrazo
Abu
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