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La tele nueva

Recuerdo cuando era (más) joven, de soltero, en casa de mis padres, una discusión. Ya había televisiones autonómicas y privadas, y la tele del salón seguía siendo la misma en la que recordaba haber visto el entierro de Franco. En color, pero con sus doce botones para los canales, por supuesto sin mando a distancia, y con sintonizador manual a ruedecilla que había que afinar de vez en cuando.

Yo le insistía a mi padre en que a ver si renovaba ya la tele por una más moderna, con mando a distancia, con sintonizador pll para evitar «ruidos»… Y mi padre siempre, siempre, siempre contestaba con los mismos argumentos. ¡Pero si ésta se ve! ¿Es que en las nuevas salen otras cadenas?.

Aquella postura me desesperaba, y no fue hasta varios años después cuando los fallos del recordado sintonizador de ruedecilla acabaron por vencer la resistencia de mi padre y aceptar -pero porque ya también lo decía mi madre- comprar una tele nueva.

Hará unos diez días, conectándole unos cables del vídeo -sí, sí, del vídeo- a mi padre, me dijo que esa misma tele estaba haciendo algunas cosas raras. Por lo que me describió, deduje que el tubo de imagen está dando sus últimos servicios y le advertí que fuera pensando en una nueva. Abrió mucho los ojos y me contestó, con irónica y fingida sorpresa «¿Más nueva todavía que ésta?»

Recordé entonces mis jóvenes ganas de tener tele nueva en casa y cómo me desesperaba la absoluta indiferencia de mi padre hacia las bondades de los nuevos modelos. Y no pude evitar acordarme de una charla, hace apenas un par de semanas, en la oficina, en la que algunos compañeros hablaban de tal o cual modelo de ultramoderno televisor, y de la necesidad imperiosa de las tropecientas pulgadas por metro cuadrado de salón… En ese momento, alguien me preguntó por las medidas de mi salón y las de mi tele, a lo que yo contesté que los televisores que hay en mi casa son de tubo, que tienen entre 10 y 20 años, y que no tengo ninguna intención de cambiarlos salvo que casquen. Los dos compañeros más jóvenes me insistían en que debía cambiar por una tele LED y mucho más grande, a lo que yo había contestado «Pero si la mía se ve, y salen los mismos canales…»

12 Comments

  1. Seneka wrote:

    Pues la mía no se ve. Ni de coña.

    Lleva un tubo de rayos católicos y no es TDT compliant, asín que …

    Consejo: no cambies las que tienes aunque casquen, y si puedes ayudarlas a cascar … ¡mejor!

    martes, marzo 1, 2011 at 11:20 | Permalink
  2. Pitufa wrote:

    No falla. Al final todo lo que criticábamos a nuestros padres lo vamos haciendo igual…
    😉

    martes, marzo 1, 2011 at 12:12 | Permalink
  3. Kikas wrote:

    Cuanto más nueva, cascará antes…que todo está estudiado
    Muchas familias, entre ellas la mía, viven de los mantenimientos
    Y si las cosas no fallan, ¡a ver qué hacemos!

    martes, marzo 1, 2011 at 12:28 | Permalink
  4. Yo tenía una de tubo, la que compré cuando me casé, y no tenía ninguna intención de cambiarla. Cuando avisaban del “apagón analógico” pensé en un decodificador e incluso llegué a valorar la posibilidad de quedarme sin tele y utilizar el aparato sólo para ver películas en vídeo (sí, lo conservo y lo utilizo) o en dvd.

    No me apetecía quedarme sin tele porque a veces veo noticias o alguna serie medio pasable y mi hijo, igual que hacía yo hace años, soporta sin dormirse los documentales de la dos o de cualquier otra cadena. Así que la opción parecía ser el decodificador.

    Pero la tele cascó así como uno o dos meses antes del apagón. Menos mal que fue antes porque me hubiese comprado el decodificador y al final hubiese tenido que cambiar el televisor.

    Entonces fui a comprarla y me vi discutiendo con mi cuñado, con mi hijo, con el dependiente de la tienda y con todo el mundo excepto con mi mujer porque todos mantenían que debía comprar una tele de 50 pulgadas o más porque tengo un salón bastante amplio, y a mí no me daba la real gana de que lo más grande de mi salón fuese una tele, así que compré una de un tamaño suficiente para ver y que no “presidiese” el salón. No recuerdo si es de 20 o de 22 pulgadas, y me parece más que suficiente.

    martes, marzo 1, 2011 at 12:43 | Permalink
  5. Javier wrote:

    Será que ahora eres padre…
    Ahora entiendes al tuyo, no?

    Un abrazo Gonzalo

    martes, marzo 1, 2011 at 15:00 | Permalink
  6. Embajador wrote:

    Esperate a que tu mujer cambie de opinión…y luego hablamos.

    Lo digo por experiencia.

    Hace dos o tres meses la pequeña tiró la tele (la que teníamos desde que nos casamos) al suelo. Cayó desde una altura de medio metro pegándose la pantalla un señor golpe contra el suelo. Las cinco brujas se pusieron literalmente a bailar de alegría sobre la tumba de la tele (por fin) muerta. ¡Ilusas!. La tele no tenía ni un rasguño, pero si una franja de verde fosforescente en el lado izquierdo como de diez centímetros de ancha. Tres meses he resistido y al final he pasado por el aro. Eso si, sigue sin estar sintonizada. Porque la dueña no quiere que lo esté, no nos engañemos.

    martes, marzo 1, 2011 at 21:15 | Permalink
  7. Gonzalo wrote:

    Seneka, te advierto que aunque la tenga, para lo que la miro…

    Y no se yo si la jefa estará conforme en lo de desenchufarla o ayudarla a cascar…

    Pitufa, totalmente. Y algunas lo mismo que sus madres… 😛

    Por cierto, por ahí te están citando.

    Kikas, no me toques el tema… que eso de la obsolescencia programada está muy de moda y me toca mucho los mondongos.

    Interruptor, esa es otra. El personal se ha vuelto muy primario y ha vuelto al «a ver quien la tiene más grande». Hace poco un chaval de mi trabajo estaba «preparando» su casa y me contaba que ya tenía el salón y que esa tarde iba a por la tele. 40 pulgadas de vellón. Le dije que qué barbaridad y me dijo que había estado mirando «unas tablas» de medidas adecuadas para la tele en función a las dimensiones de la habitación. Entonces le dije que debía tener un pedazo de salón de escándalo, a lo que me respondió que no, que era pequeñito (me dijo las medidas, que no recuerdo, y venía a ser la mitad del mío) pero que eso era lo que ponía en aquella tabla.

    Supongo que la tabla la elaboran los fabricantes.

    Exacto, Javier.

    Embajador, creo que de momento mi santa es de la misma opinión. Sobre todo porque la vieja tele de tubo pesa 50 kilos y DE MOMENTO el enano no es capaz de tirarla, aunque lo intente. Una plana le duraría medio asalto.

    miércoles, marzo 2, 2011 at 10:30 | Permalink
  8. Pitufa wrote:

    Creo que viene al caso
    http://4.bp.blogspot.com/-9j28ky-OIbE/TWzkEWhke0I/AAAAAAAAApU/6RdLtJHl7ec/s1600/M%2526D-Feb2011.gif

    miércoles, marzo 2, 2011 at 14:21 | Permalink
  9. Gonzalo wrote:

    MUY al caso

    miércoles, marzo 2, 2011 at 14:23 | Permalink
  10. museros wrote:

    Las dos cosas, Gonzalo.

    Por un lado, tú te ves (ahora) soltando la misma frase que te decía tu padre, pero, en cambio, tu compañero (no dices la edad, pero podría ser incluso mayor que tú) habla y razona igual que tú cuando eras un adolescente.

    Esto de «a ver quién la tiene más grande y sofisticada» (la tele), ¿esconderá algún complejo freudiano?…

    miércoles, marzo 2, 2011 at 14:35 | Permalink
  11. museros wrote:

    Ah, que acabo de releer y eran más jóvenes…Todo explicado, pues…

    Pero de bastante más edad los he visto y oído yo con la misma monserga de jóum-sínema, las pulgadas (¿complejo freudiano, otra vez?), el plasma (¿eso no era donde nadaban los glóbulos rojos?), y demás…

    miércoles, marzo 2, 2011 at 14:37 | Permalink
  12. Gonzalo wrote:

    Bueno, Museros, con algunas salvedades.

    Primero, que yo lo que quería era que tuviera mando a distancia y que no se «des-sintonizara» sola, ya que el encargado de sintonizarla era yo.

    Segundo, que yo tendría 20 años y C., el de las 40 pulgadas, ni se acuerda de cuándo los cumplió.

    Y tercero, que no es cuestión de C. o de gente joven… es que la charla de la oficina de la que hablo originalmente, era gente incluso mayor que yo, casados, con hijos y tal los que hacen gala del complejo freudiano.

    Con la entrada quería reflexionar sobre dos cosas: Una, la evidente, cómo acabo diciendo lo mismo que decía mi padre. Dos, las sutiles diferencias entre mi postura juvenil y la tendencia actual generalizada, en todas las edades, de que hay que comprar sí o sí, y que hay que tirar lo viejo para comprar cosas nuevas… aunque lo «viejo» tenga un par de años y esté en perfecto estado.

    Ya en los comentarios sale la tercera, del ver quién la tiene más grande.

    miércoles, marzo 2, 2011 at 14:42 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on martes, marzo 1, 2011 at 10:22

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Recuerdo cuando era (más) joven, de soltero, en casa de mis padres, una discusión. Ya había televisiones autonómicas y privadas, y la tele del salón seguía siendo la misma en la que recordaba haber visto el entierro de Fr…

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