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Llanto

Cumpliéndose lo esperado, los niños lloran y lloran llegada la despedida y la perspectiva de un nuevo camino, distinto, difícil… y con otros acompañantes. Quizá lo no tan esperado es la lágrima que asoma a más de un padre (y más de dos) con la mirada perdida en los pasillos, pronto vacíos.

Mientras tragando saliva miramos la escena y observamos la sucesión de abrazos y los últimos intercambios de teléfonos y direcciones electrónicas entre los que siguen siendo nuestros niños para nosotros aún tan pequeños, mamás jóvenes salen de secretaría, con inocentes mocosos de la manita, que miran pasillos y patios con los ojos muy abiertos mientras oyen «mira, aquí están las clases, y este es el patio donde vas a jugar en los recreos, y…»

Los mocosos escuchan, miran y remiran. Los patios les parecen grandes y las clases muy bonitas, pero desconfían de un sitio del que niños para ellos ya tan mayores salen con semejante sofocón.

Una monja lo observa todo desde el fondo. Y siente la mezcla de la pena por los llantos y la alegría por la nueva generación. No dice nada, porque esta escena es ya parte de su memoria. Y da gracias a Dios por la vida, que sigue su curso.

Dentro de nueve años, esos mocosos, que ya tendrán casi nuestra altura, también llorarán. Y futuros mocosos les mirarán desconfiados.

5 Comments

  1. Kikas wrote:

    Entiendo tu ausencia
    Recuperarse de estas escenas cuesta…
    😉

    miércoles, junio 22, 2011 at 20:34 | Permalink
  2. Yo he visto llorar inconsolablemente a las amigas de C.M. cuando les dijimos que nos ibamos a mudar a los Países Bajos.

    Y llorar de alegría cuando les dijimos que, de momento, nos quedamos un año más.

    Y a alguna profesora también, en ambas direcciones.

    sábado, junio 25, 2011 at 12:51 | Permalink
  3. Kikas wrote:

    Pero lo de la profesora fue al revés, ¿no?
    Cuando las amiguitas lloraban de pena ella de alegria y viceversa…

    sábado, junio 25, 2011 at 16:07 | Permalink
  4. Javier wrote:

    Así es la vida… y así somos nosotros.

    domingo, junio 26, 2011 at 1:31 | Permalink
  5. Por eso digo, Kikás, que fue en ambas direcciones. Las profesoras no sé si lloraban de la tristeza de que se fueran las niñas o de la alegría de que se fuera el padre. O al revés, que yo como no soy cotilla, no pregunto.

    domingo, junio 26, 2011 at 15:07 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on miércoles, junio 22, 2011 at 18:11

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Cumpliéndose lo esperado, los niños lloran y lloran llegada la despedida y la perspectiva de un nuevo camino, distinto, difícil… y con otros acompañantes. Quizá lo no tan esperado es la lágrima que asoma a más de un pa…

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