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Recuerdos navideños

En la homilía, el sacerdote hablaba de aquellos que repiten que la Navidad es una fiesta triste, frente a la alegría que debe representar su celebración para los cristianos. Versaban sus palabras sobre la visión de muchos, que lloran en los días que vienen a aquellos que ya no comparten turrón con nosotros.

Durante mi adolescencia también yo sentía tristeza en la Navidad. Sobre todo en Nochevieja, al comprobar que, efectivamente, había terminado el año y encarábamos otro. Al contrario del común de los adolescentes, que anhelaba sumar años y experiencia a su vida, hacerse mayor, el alejarme de manera cada vez más rápida de la niñez a mí me dolía en lo más profundo. Todos querían crecer. Yo quería volver atrás. Asocial y «don pacontraria» desde siempre, lo sé.

Las palabras del cura no hablaban de mi caso, por tanto. Pero me sirvieron para plantearme aquellas tristezas del pasado y las navidades del presente. En un momento me vi sentado a la mesa, en un remolino de primos, viendo como una de mis abuelas «reñía» a mi abuelo si hacía amago de pasarse con el turrón, o a la otra siempre pendiente del reloj en Nochebuena para recibir al Niño prendiendo las velas del nacimiento y empezando la oración. El pasillo de mis abuelos paternos era un desfilar de zambombas y panderetas, de niños ¿cantando? villancicos que seguro motivaron más de un dolor de cabeza en el vecindario. El cuarto del fondo de casa de mis abuelos maternos era capaz de albergar a casi dos decenas de primos jugando a la vez a las tinieblas, colgándonos de estanterías y escondiéndonos en armarios en los que hoy supongo no me cabría una pierna. El parque en Madrid, cayendo por las laderas haciendo la croqueta, abrigos y pasamontañas volando. El Espolón en Logroño, esperando que alguna señora resbalara en el hielo. La nieve en Piqueras. Misa del gallo en la pequeña capilla de las monjas de al lado, o en la fea y moderna parroquia de detrás de casa de la tía Mercedes. Monigotes de papel en la espalda de los transeúntes de la Gran Vía. Kilómetros y kilómetros de aquellas carreteras en unos pocos días.

La tristeza de algunos, referida en la homilía, lo es por los que estaban en esas navidades pasadas y hoy ya no están. Acertadamente, el sacerdote emplaza a no sentir esa tristeza, que significa no entender qué es la Navidad, y pone el foco en la alegría de la Natividad del Redentor, de Dios hecho Niño en el pesebre. De todas formas a mí me ha servido para percibir de nuevo el olor de aquellas casas, para oír nítidamente el crujir de aquel suelo de madera, para sentir aquel frío, cortante pero seco y agradable, en las partes de la cara que escapaban de la bufanda y el gorro o el pasamontañas. He vuelto a ver al abuelo Fernando disfrutar con el turrón y al abuelo Calixto repartiéndonos ositos de gominola a los primos.

Y no he sentido tristeza por ello. Al contrario. He sentido la inmensa alegría de tener para siempre todo aquello en lo más profundo, y a la vez -y sobre todo- recordar lo que aprendí en esas reuniones: que en medio de la familia, de la felicidad infantil, de los juegos y de las diversiones, todo giraba en la celebración principal, en saludar y festejar que el Verbo se hizo carne, y que habita entre nosotros. Porque desde entonces, cada vez que recito que nació de Santa María Siempre Virgen tengo presente que lo hizo, que lo hace cada año, al calor de la vela que la abuela Mercedes me enseñó a prender.

No, no es una fiesta triste, sino alegre. Y alegría debemos tener al recordar que tuvimos la suerte de compartirla con todos aquellos que hoy no están.

Recibamos con adoración al Niño y pidámosle que seamos capaces de transmitir a nuestros hijos siquiera una mínima porción de lo la Navidad, sin necesidad de luces callejeras, ni escaparates, ni fiestas vacías, siempre ha sido.

Feliz Navidad.

4 Comments

  1. Kikas wrote:

    Todos tenemos nuestros recuerdos, independientemente de nuestras creencias
    Y esas tradicciones, tambien independientemente de mis creencias, las procuro transmitir.
    A mí las Navidades me gustan..
    Y te deseo una muy feliz Navidad

    jueves, diciembre 20, 2012 at 14:14 | Permalink
  2. Gonzalo wrote:

    Gracias, don Kikas. Yo también a ti. Sí, incluso a ti.

    😛

    jueves, diciembre 20, 2012 at 14:34 | Permalink
  3. Jaime wrote:

    Precioso Gonzalo, y muy profundo. Feliz Navidad!

    jueves, diciembre 27, 2012 at 18:42 | Permalink
  4. Lfu wrote:

    Con algo de retraso, feliz Navidad y feliz año. Me ha encantado tu entrada. Un abrazo

    miércoles, enero 9, 2013 at 6:49 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on jueves, diciembre 20, 2012 at 13:58

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