A cuenta de los resultados de las recientes elecciones generales realizadas en Italia, desde los medios se lamenta histéricamente el auge del populismo y el negro futuro que todos tenemos si dejamos que llegue aquí también.
El DRAE define populista como «perteneciente o relativo al pueblo». En un sentido positivo, por tanto, poco habría que objetar a que un partido o un gobernante basara su obra en este criterio. Pero a lo que los medios y los políticos «oficiales» aluden es a un fantoche, apodado como populismo, pero al que le cabría mejor la definición de demagogia, en el sentido de su segunda acepción del DRAE:»Degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder».
Así, se rasgan las vestiduras por el buen resultado obtenido por personajes como Silvio Berlusconi o Giuseppe Grilo, a los que acusan (y no seré yo quien entre en esa discusión) de acudir a la política para servirse del poder. Pero resulta cuando menos curioso que lo malo sea que esos personajes (insisto, a los que no voy a juzgar aquí) vengan a «servirse del poder» y a corromperlo… y que la solución propuesta por los sesudos analistas sea que no se vote a «opciones pintorescas o populistas», quedándonos, claro está, con los partidos «oficiales». Y decir eso de Italia, a poco que uno observe el currículo de limpieza y honradez de los partidos democristiano y socialista de aquellos lares, nos queda la opción de reír o llorar, Pero pocas más. Vamos, que el problema de Italia no es que los partidos «normales» la hayan expoliado hasta el tuétano durante décadas… sino que la gente, asqueada, vote a otros.
El foco lo ponen ahora estos medios en el peligro que puede haber en España de que surjan candidatos similares, y en la ruina que esto supondría. Porque claro, puede venir alguien a halagar los sentimientos primarios de los electores para adueñarse del poder y ejercerlo mal. Y claro, uno se queda más tranquilo viendo tan noble preocupación en tan altas instancias.
Porque haciendo un repaso somero, podemos recordar:
A una UCD que halagó al pueblo con sus garantías de estabilidad y confianza, encaramando al mando de la Nación a un desastre con patas llamado Adolfo Suárez, político en el que lo único destacable era su injustificada egolatría, producto de diseño de los últimos mandamases del franquismo tecnócrata, que puso las bases de todos los desastres que vinieron después.
A un PSOE que anunció honradez, «nuevoizquierdismo» y empleo, estableciendo a cambio la más alta cota de corrupción hasta entonces conocida, el desmantelamiento absoluto de la industria en España, la venta de nuestro futuro poniendo las bases de la colonia de camareros que hoy estamos resignados a ser, el crimen de estado…
Vino después un señor con bigote que decía que iba a acabar con la corrupción, a sanear la economía para hacerla competitiva, y a recuperar la fortaleza de España, dedicándose después a vender TODO lo que le quedaba al país (engordando así unas cuentas más falsas que su sonrisa), asegurando en los nuevos chiringuitos a cuantos amigos pudo, además de entregar, por interés electoral, todas las transferencias que le solicitaban los partidos separatistas, por no hablar de sus ánimos enfervorecidos a cuanto españolito raso pasara por aquí de que se endeudara hasta las orejas, con el resultado que hoy disfrutamos.
Vino después el señorito del talante, que nos trajo eso, talante… y tatrás, con las más altas dosis de estupidez que la política mundial haya conocido jamás. Cabe decir en su defensa que este engañó poco, pues desde el primer día en que apareció por el congreso que le arreglaron se vio claro que su problema no sería de programa ni de política, sino de simple capacidad intelectual. Hubo quien se dejó engañar. Hay gente para todo.
Y ahora ha venido uno que iba a acabar en un pis pás con la deuda, con el paro y con la crisis. No me extiendo con él, que igual ya se hacen ustedes una idea. Ah, sí, algo tengo que decir: Y pone a llevar las cuentas justo al que animaba a endeudarse hasta las cejas. Con un par.
Así que claro, es normal que los políticos y los medios nos adviertan del peligro del populismo que puede venir. Es normal. Normal en los políticos, porque perderían la exclusividad del robo y la estafa. Y normal en los medios, como cómplices activos que son de todo el chiringuito partitocrático del 78.
Todos los partidos y todos sus medios satélites, todos, partícipes del robo y el expolio descrito.
Pero recuerden, no caigan en la tentación de votar a otras opciones… no vaya a ser que estropeen esto tan bueno, tan funcional, tan justo y tan fantástico que tenemos.
4 Comments
Partiendo de la base de que creo que la corrupción antes de que llegase Suarez era bastante mayor, pero que no salía en ningún medio…no me da ningun miedo a que vengan outsiders que no sean como Jesus Gil…
Este Pepe Grillo, en algunos ayuntamientos en los que gobierna (Y tengo datos de gente cercana que vive allí), ha tenido varias ideas que ya se le podrían haber ocurrido a otros….
Para hacer lo que dice Merkel me da lo mismo uno que otro…
Es la nueva versión del ¡que vienen los rojos!
http://asandolamanteca.blogspot.com.es/search?q=%22que+vienen+los+rojos%22
Querido Kikas, aunque niego la base de la que partes, no me entretendré en ello porque no viene al caso. Con citar esos ejemplos no excluyo a nadie, simplemente me ceñía al régimen actual.
Sobre lo de Jesús Gil, bueno, qué decir… que no creo que sea peor que un alto porcentaje de políticos «no outsiders». Eso sí, era mucho más estridente y por tanto más fácil de colocar como muñeco de feria.
Decir que Jesús Gil, o el G.I.L. en general ha robado en Andalucía sin señalar al aparato de corrupción que aquí reina es cuando menos sonrojante. Creo sinceramente que con un Gil en cada ayuntamiento y otro más en el gobierno autónomo, el expolio sería infinitamente menor que el que hay con partidos del régimen en los ayuntamientos y con el Movimiento Nacional Andaluz en el trono de San Telmo.
Y no creo que eso sea defender al GIL.
JJ (¿eres tú, Museros?), básicamente es lo mismo. El que vienen los rojos se dirige a un público concreto y el que viene el populismo es más general. Pero sí, viene a ser lo mismo.
“nuevoizquierdismo” je je je :))
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