Por el festivo de San Fernando, Santo Rey, Patrón y Libertador de Sevilla, hoy es no laborable. Pero los niños si tienen cole por no estar en Sevilla capital (cuando San Fernando debería ser fiesta cuando menos a nivel regional, pero bueno).
Gonzalete anduvo pachucho ayer y no ha ido. Y los cuatro mandados que yo tenía que hacer se han convertido en tres horas de andar a 0,5 km/h, para a verlo todo, jugar con cada naranjita que caía de los árboles, explorar cada rincón del camino, analizar el color y modelo de cada coche que cruzaba o discernir qué bicho era bueno o malo según su pinta.
Todo esto después de un mes largo en mi nuevo trabajo con horario comercial sin poder estar con él (con ellos) más que a ratos.
Por la tarde intento poner cosas al día, en casa y en el jardín. Y me da tiempo de sentarme apenas un ratito con la mayor. El final de curso acecha y no tiene a un padre pesado al lado como el curso pasado. Y así la amenaza parece más grande. Tiene mala cara. Dice simplemente que se encuentra mal. Sin bata blanca ni fonendo le diagnostico al vuelo: un ataque de catorceañitis agudo, y una necesidad inmensa de mimo combinada con la necesidad de mantener su status de adolescente que gruñe siempre al ver acercarse a los padres. Difícil solución. El tratamiento de choque necesita de muchotiempil 500 y pacientol 750. Y de eso mi nuevo horario me deja sin existencias ni genéricos sustitutivos.
Algunas conclusiones:
Este horario es demencial. Y me replanteo desde ya varias cosas, si bien dejo como siempre en manos de la Providencia que vaya disponiendo.
Siendo difícil pero soportable la situación con uno de los padres (sea progenitor A o B) así pero el otro en casa, es inadmisible para los niños que ambos estuvieran igual. Inadmisible. Les estamos robando parte de su vida.
Si la situación y organización económica obliga a ello, entonces hay que cambiarla. Por las buenas o las malas.
Si la gente opina que la situación es buena, incluso mejor que otras pasadas, es que la estafa ha llegado hasta el límite, siendo éste (el límite) inalcanzable para la estupidez humana.
Corolario: Ay, Nomadelfia…
5 Comments
Traigo aquí un comentario a algo que me dicen en fb al respecto dándome la bienvenida al horario comercial. Mi buen amigo me habla de que sus hijos al fin y al cabo han crecido así y eso debe influir bastante en el acostumbrarse, a lo que le contesto:
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Muy querido Rafa, a nivel personal no dudo que me acostumbraría relativamente rápido. Tengo que decir que el trabajo me gusta más que el que sufría en los últimos años, pero además que que seguro que tiene que ver el que los niños hayan crecido así desde el principio, queda además la imposibilidad de atender a cosas que ahora veo que aunque me pesaban, me eran necesarias (colaboración en APA, reuniones y charlas políticas, intentos de organizar algo pastoral…)
¿De qué me sirve trabajar si no puedo apostolar, educar, formar… y por qué no, combatir, discutir, debatir…?
Estabas avisao …
Touché, querido Conrad. Aunque sigo pensando que si la Providencia me lo puso en el camino debe ser por algo.
Si, claro … como la ocasión para pecar, quillo. Dios nos pide discernimiento y hacer una nuestra voluntad con la suya, no perseguir la zanahoria pertinazmente.
Lo que no quiere decir que este no sea tu camino … no desactives el radar y ya está.
Por cierto, abrazo y besos a la familia.
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