Tal día como hoy de 1936 era martirizado en Peñaflor (Sevilla) Antonio Molle Lazo, torturado y mutilado por el odium fidei y la irracionalidad de las hordas rojas, que le cosían a bayonetazos, sacaban los ojos y cortaban las orejas exigiéndole que apostatara mientras Antonio, que se había quedado a defender de estas bestias a las Hermanas de la Cruz, se negaba a renunciar a Cristo Rey, al que a cada herida repetía sus Vivas.
Mientras le recordamos, la sangre de los mártires, que nunca ha dejado de manar, corre a borbotones por el mundo, particularmente por Irak, debido al odium fidei y la irracionalidad de las hordas islamistas.
Que la sangre de todos ellos sirva, primero, para borrar el odio de los corazones de sus asesinos y que nazca en ellos la conversión. Y después, que sirva como alimento a nuestras almas para que, si llega el momento de que seamos nosotros los que nos veamos llamados al martirio, sepamos, como Antonio y como tantos hermanos nuestros a lo largo de la Historia, mantenernos firmes y abrazar, si es necesario, la Palma Gloriosa.
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Amén
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