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Lubricante

En los últimos días horas no han dejado de repetir los medios la noticia de que el Excmo. e Ilmo. Ayuntamiento de Sevilla ha comprado 7.000 monodosis de lubricante anal y vaginal para repartirlo entre alumnos de instituto, niños de 11 años en adelante. Me gustaría hacer, al respecto, tres apuntes:

El primero es también el primero que me brota, el de la reacción humana a la noticia. Reacción que muchos comentaristas públicos tienen pero callan por temor incluso a una acción penal en su contra. Esto (no el hecho concreto del lubricante, que casi es anécdota, sino los programas absolutamente repugnantes en que se encuadran) son pura y simplemente corrupción de menores, y sus responsables unos degenerados y depravados. Y como tienen al régimen y a la administración de justicia (en minúscula) de su parte, pues lo que nos brota es la necesidad de dejar paso a la Justicia (con mayúscula) que cualquier padre decente y sensato aplicaría a un depravado que urdiera un cuidadoso plan de corrupción hacia sus hijos menores (repito, de 11 años): Si el actor del acoso corruptor (director del instituto, profesor, monitor, director general de algo, alcalde, etc.) es varón, emasculándole y lanzando sus genitales al Guadalquivir. Si es mujer… bueno, si es mujer busquen la equivalencia, que no me apetece escribirla. Y no, no hablo de manera retórica: Es lo que yo haría y es lo que animo públicamente a hacer a los padres afectados.

El segundo es el de la indignación de los voceros interesados, a los que el hecho en sí le importa un carajo, salvo si sirve a sus bastardos intereses de bandería. Así, los medios peperos, entre ellos esos en los que los obispos pierden millones de euros para defender a un partido abortista y aberrosexualista, señalan como punto fundamental el gasto de dinero público del alcalde socialista en la cuestión. Y para ellos es fundamental porque siguen su escala de valores, que aunque sus dueños vayan con sotana y solideo o algunos de sus voceros presuman de militancia seglar, es un modelo de perro hereje calvinista, que es lo que admiran y proponen. Eso sí, señalan ese gasto dejando ahí al fondo, como cosa secundaria, que su antecesor pepero destinó el triple de pasta en la última edición de los «talleres» de acoso y corrupción de menores. Ah, oh.

El tercero sería que lo de que lo haga el muy devoto salesiano Juan Espadas, actual alcalde socialista, o el muy cínico y mentiroso Albondiguilla Zoido, anterior alcalde pepero, es lo de menos. Esto no viene del ayuntamiento ni de los distritos ni de la diputación… Esto viene de arriba. De mucho más arriba. De entidades no votadas ni elegidas por nadie pero que son las que en verdad gobiernan y deciden nuestra vida y futuro. Si mañana el ayuntamiento de Sevilla (o de Villaconejos del Monte) retira esos talleres de corrupción de menores vendrían desde el Consejo de Europa o desde la mayor organización criminal de la Historia de la Humanidad, llamada ONU, un aviso de posibles represalias y la orden de restaurar el orden impuesto a la mayor brevedad. Nadie lo dude. No es el PP. No es el PSOE. No es IU, Podemos, Ciudadanos ni sus respectivas madres o desconocidos padres. Es el régimen. Es el liberalismo. Es el Nuevo Orden Mundial. Es la democracia, que se sintetiza y basa en la corrupción. Empezando por la de menores.

Como apunte a todo lo dicho, una reflexión adicional: En el fondo hay que dar las gracias por el hecho concreto, aunque la manera de llevarlo a cabo no haya sido la correcta. El error ha sido limitarlo a los menores. Pero que el régimen, que el Nuevo Orden Mundial, que la democracia nos facilite lubricante anal en el fondo es casi de agradecer. Porque para convivir con ella, nos hará falta.

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  1. Bitacoras.com on domingo, octubre 18, 2015 at 14:26

    Información Bitacoras.com…

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