Se cumplen hoy 24 años desde que el 5 de julio de 1985 se firmara la ley del aborto española. Últimamente hay mucha gente empeñada en hablar del aborto sólo en cuanto a la ley que prepara la Ministra Aído por orden de Zapatero, pero no parecen tan interesados en hablar de ésta que cumple hoy años. Incluso el Sr. Rajoy, supuestamente máximo oponente a la ley Aído, manifiesta esa oposición defendiendo ardientemente la ley del 85 definiéndola como «buena», «equilibrada» y «de consenso».
Ya no se trata de que usted piense una cosa u otra sobre el aborto, Sr. Rajoy. Se trata de que usted MIENTE. Porque esa ley no fue de consenso. El primer recuerdo que tengo participando en una manifestación corresponde a los meses previos a aquella ley en la que cientos de miles de españoles nos echamos a las calles de toda España defendiendo la Vida.
Pero no quiero escribir sobre Rajoy, sino sobre el triste aniversario que «celebramos» hoy. Desde aquel fatídico día, se estima que la cifra de vidas humanas exterminadas con amparo legal en España se acercan a los dos millones.
Dos millones de vidas. Humanas, con el permiso de Aído. Y ante esta monstruosidad ¿qué reacción podemos observar? A nivel general… ninguna. Mucho paño caliente, mucha llamada a la progresía, y sobre todo mucho mirar para otro lado. Así que hora será de señalar culpas, sí, pero sin dejar de aceptar culpas propias. Culpas propias porque hemos dejado que el debate del aborto o sea un debate muy privado o que se centre en asuntos totalmente tangenciales como si la niña tiene 16 años. Culpas propias por que en determinados círculos y ante determinados públicos hemos renunciado a levantar la voz para evitar que nos marquen o señalen. Culpas propias porque como en tantos otros asuntos graves, nuestra heróica reacción consiste en gruñirle al telediario mientras repetimos postre. Culpables por omisión.
Porque el aborto no admite omisión. Siempre he dicho que entiendo mejor a un abortista radical que a un antiabortista en la teoría pero tibio en la práctica. Los partidarios del «yo no lo haría, pero…» Porque ante el aborto sólo hay dos maneras de posicionarse: O se admite que el sujeto eliminado es una vida humana, y por tanto hay que defenderla sin condiciones, o se niega que lo sea con lo que para qué vamos a marcar plazos ni supuestos. Podría haber una tercera: La del «sí, es una vida humana pero como no es la mía, que se joda».
Culpas ajenas, decía. Sí. Hay que dejar las buenas palabras y ponerlas todas juntas: Sr. Felipe González Márquez, como Presidente del Gobierno que desarrolló y aplicó esta ley, es usted culpable de casi dos millones de seres humanos muertos. Señores Ministros de sus sucesivos gobiernos, son ustedes culpables de casi dos millones de seres humanos muertos. Don Juan Carlos de Borbón, como Jefe del Estado que rubricó esa ley para que pudiera aplicarse, es usted culpable de casi dos millones de seres humanos muertos. Señores diputados y senadores que votaron a favor de aquella ley o se abstuvieron, son ustedes culpables de casi dos millones de seres humanos muertos. Señor Aznar López y todos sus ministros y diputados y senadores de su primera legislatura, por no intentar acabar con aquella ley son ustedes cómplices de casi dos millones de seres humanos muertos. Señor Aznar López y todos sus ministros, diputados y senadores de su segunda legislatura, son ustedes culpables, pues tuvieron la ocasión da cambiar la situación legal, de dos millones de seres humanos muertos. Sr. Rodríguez Zapatero, con todos sus ministros, diputados y senadores, son ustedes culpables de casi dos millones de seres humanos muertos.
Señores diputados y senadores de todos los partidos que desde hace 24 años no hayan presentado proposiciones para derogar la ley, tuvieran o no garantizado el respaldo para ello, son ustedes cómplices de casi dos millones de seres humanos muertos.
Señores votantes de cualquiera de todos esos diputados, senadores y gobernantes: Son ustedes colaboradores necesarios en la muerte de casi dos millones de seres humanos.
Y algunos tienen el agravante de pretender disimularlo posicionándose ahora contra el aborto sólo si le ley la hace Aído o la madre tiene 17 años. Porque para ellos parece que los casi dos millones de seres humanos muertos no tienen importancia. Porque sus madres eran mayores de edad y el ministro que diseñó su exterminio se apellidaba Lluch, y no Aído.
2 Comments
Completamente de acuerdo. Te copio estas frases que me han pasado y que relacionarlas me parece una buena intuición:
«Un judío, independientemente de su edad, claro que es un ser vivo; ahora bien no puede afirmarse que sea un ser humano, no hay base científica para ello».
(Adolf Hitler, 1939)
«Un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no se puede afirmar que sea un ser humano porque eso no tiene ninguna base científica».
(Bibiana Aido, 2009)
Lo más triste de eso, Jaime, es que demuestra cual ha sido la evolución de Occidente en los últimos 70 años.
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