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Cuando yo tenía seis años…

Cuando yo tenía 6 años, bajaba a jugar a la plaza con los amigos y mi madre me veía de vez en cuando desde la ventana.

Mi hija de 6 años no puede salir de casa sin compañía. Vamos, ni la de 9. ¿Estamos locos?

Cuando yo tenía 6 años, si alguien amenazaba con hacerme daño, el primer viandante que lo viera llamaba a la policía y si era menester, le daba dos bastonazos.

Si alguien amenazara con hacer daño a mi hija de 6 años, primero amenazaría a quien se opusiera a ello, si llegara la autoridad se resistiría a ella, y al cabo de unas semanas o unos días estaría en la misma calle esperando a quien le denunció. Y si es menor, además quien le interpele o el policía que le meta mano se puede buscar la ruina.

Cuando yo tenía 6 años, los programas que ponían en la tele para mí hablaban de la amistad, de la familia, de la felicidad… pero también del esfuerzo y del deber.

Hoy tenemos que cuidar qué hay puesto en la tele si mis hijas están delante porque en horario infantil es fácil que nos anuncien que dos concursantes de un “reality” están copulando en el altillo de un armario o que nos inviten a disfrutar en el siguiente programa de los detalles del crimen del siglo. En medio, igual alguna licenciada en falología por Harvard nos cuenta cómo se cepilló a un futbolista en el baño de una discoteca.

Cuando yo tenía 6 años, una persona mayor era una fuente de sabiduría y siempre era merecedora de un respeto escrupuloso.

Hoy, niños de 6 ó de 16 años llamarán de tú a cualquier persona mayor, jamás le cederán un sitio en un autobús y le increparán si les viene en gana.

Cuando yo tenía 6 años, si alguien estaba haciendo algo incorrecto que molestara a los demás, todos le llamaban la atención, venía la policía y se restablecía el orden.

Hoy, si alguno reúne el valor suficiente para llamarle la atención a algún vándalo lo más habitual es que éste convoque a su banda y nos manden al hospital o al tanatorio. La policía, mientras tanto, estará poniendo multas de la zona azul, oiga, no moleste.

Cuando yo tenía 6 años mi padre dejaba algo olvidado en el coche aparcado en la calle y lo recogía al día siguiente. O no lo olvidaba, sencillamente lo dejaba sobre el asiento, a la vista de todos, para no cargar con él.

Si yo dejo un peluche de mi hija de 6 años en el coche normalmente se llevarán el peluche y de paso el juego de triángulos, por las molestias.

Cuando yo tenía 6 años a mis padres les costaba un piso (y de 120 metros cuadrados) el equivalente a entre 10 y 15 pagas mensuales. Con un esfuerzo grande se pagaba un piso en 5 años.

Mi hija de 6 años llevará varios años trabajando cuando consiga dinero para la entrada de una VPO cuya hipoteca llegará casi hasta su jubilación.

Cuando yo tenía 6 años tenía una familia judía en el cole que no quería dar religión católica, no la daban y no pasaba nada.

Hoy tengo una hija de 6 años, y si declaro mi oposición a que asista a una asignatura adoctrinante se me amenaza y se publican datos personales por parte de las autoridades.

Cuando yo tenía 6 años existían colegios de pago y colegios públicos (nacionales, se llamaban). En cualquiera de los dos, la formación obtenida era de un nivel similar y los alumnos que llegaban a la Universidad (pública) lo hacían con una base firme que allí completaban con una preparación especializada y un prestigio por ser capaces de obtener esa titulación. No había diferencia de clases de origen.

Hoy, mi hija de 6 años se enfrenta a un sistema de enseñanza pública fracasado y expuesto en toda Europa como de los peores de todo occidente. Los jóvenes llegan a la Universidad sin saber escribir ni expresarse correctamente y salen convertidos en parados con título. El que quiere una mejor preparación tiene que poder permitirse universidades privadas o costosos masters.

Dicen ahora (entonces no, claro) que cuando yo tenía 6 años vivíamos muy mal, sin libertad. Cuando mi hija tiene seis años dicen que hay más libertad que nunca, que hemos progresado de manera increíble y que tenemos más posibilidades que nunca.

Ya. Y yo voy, y me lo creo.

2 Comments

  1. Pitufa wrote:

    Más razón que un santo.

    miércoles, noviembre 5, 2008 at 22:13 | Permalink
  2. David wrote:

    Me ha encantado leerlo.
    Totalmente de acuerdo. Yo no he nacido con el fascismo pero aquí hace falta mano dura, sin que se llegue al fascismo.

    lunes, diciembre 1, 2008 at 13:56 | Permalink

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