Me gustaría que esta entrada llegara a gentes de tres grupos principales. El primero, liberales de barrio bien y misa dominical que asienten al mantra de la necesidad de bajar los sueldos para ser más competitivos (y dentro de ese grupo, particularmente a empleadores). El segundo, los que piensan que inventan la pólvora con sus medidas socialdemócratas para detener al liberalismo. Como añadido, un tercero que serían los que están en medio de ambos sosteniendo que es necesario un salario más alto simplemente para con él incentivar el consumo y seguir moviendo la rueda.
A todos, permítanme un sencillo copia-pega:
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33. Si el obrero percibe un salario lo suficientemente amplio para sustentarse a sí mismo, a su mujer y a sus hijos, dado que sea prudente, se inclinará fácilmente al ahorro y hará lo que parece aconsejar la misma naturaleza: reducir gastos, al objeto de que quede algo con que ir constituyendo un pequeño patrimonio. Pues ya vimos que la cuestión que tratamos no puede tener una solución eficaz si no es dando por sentado y aceptado que el derecho de propiedad debe considerarse inviolable. Por ello, las leyes deben favorecer este derecho y proveer, en la medida de lo posible, a que la mayor parte de la masa obrera tenga algo en propiedad. Con ello se obtendrían notables ventajas, y en primer lugar, sin duda alguna, una más equitativa distribución de las riquezas.
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Innovador, ¿verdad?
Es el punto 33 de la Carta Encíclica Rerum Novarum de Su Santidad León XIII, fechada el 15 de mayo de 1891.
Doctrina Social de la Iglesia. No hay más.
El resto de propuestas son humo. Porque el azufre suelta mucho humo.
7 Comments
Interesante defensa del derecho a la propiedad: defender que, quien nada tiene, pueda tener algo.
Pocas veces nos recuerdan que el derecho a la propiedad no consiste en que lo nuestro es nuestro, sino en que lo de otros es de otros. Y que para que los otros respeten lo nuestro, primero deben tener algo.
Efectivamente es así, sin paliativos, cualquier otra «propuesta» viene de donde viene ¿Que de dónde? Pues del Príncipe de las tinieblas, ni más ni menos.
Ni los trabajadores, que no poseén nada más que su trabajo, ya que todo lo demás les ha sido robado,deben estar obligados a entregar parte alguna de su escaso salario, ganado con el sudor de su frente, para sostener el bienestar escandaloso de los ricos, ni deben estar obligados a emplearlo en adquirir los innecesarios y escandalosamente caros artículos que de nuevo redundan sólo en beneficio de los ricos de este mundo.
El salario que un trabajador merece, el que se gana, su sagrado derecho, es el sostén de su familia, para hoy y, a ser posible, para mañana. Es su único presente y su único futuro posible. Sustraerselo, de un modo u otro, es sencillamente un crimen.
Muy interesante el texto. Defensa de la propiedad privada, de la familia y de la igualdad social en pocas líneas. Se puede decir más alto pero no más claro
Nada nuevo bajo el sol…
El texto lo suscribirían los sindicalistas y luego cuando supieran el autor… les saldrían un sarpullido.
Un abrazo
Empiezo por el final:
Efectivamente, Javier. Sobre todo lo del sarpullido, quizás en lo de generar patrimonio lo discutirían por el riesgo de crear un capitalista… 🙂
Jaime, efectivamente no se puede decir más claro pero sí deberíamos decirlo MUUUUUCHO más alto.
Alphonse, y cuando a alguno le hablas de que el salario debe ir, para ser justo, en función de las «cargas» (odio este término pero para entendernos) familiares del empleado, ya alguno rezuma azufre por arrobas.
Jose, interesante como toda la DSI.
A todos, aunque a alguno seguro que no hace falta, invitaros a acercaros a conocer el distributismo, propuesta social basada en la DSI y de la que fueron ardientes defensores Chesterton y Belloc (Hilaire, ¿eh?, no Juan Antonio).
Hola Gonzalo:
He tenido ocasión de decir en una emisora, y siempre lo mantengo en mis clases (soy profesor de derecho del trabajo en una universidad católica, así que, no puede ser de otra manera, o al menos así lo entiendo yo) que mientras los empresarios (sobre todo los bien intencionados) no entiendan que la empresa tiene otras funciones sociales diferentes de ganar dinero (que está bien, nadie dice que no) como dar la oportunidad de mantener y crear familias, la función socializadora, el proporcionar un cauce para que las personas se sientan mejor aportando su trabajo y su talento al bien común, mientras no se den cuenta de esto y los empresarios lo asuman y los gobiernos lo alienten, entonces iremos crisis tras crisis hasta el desastre final, porque las crisis son también (y sobre todo) de valores, de egoísmo y de codicia.
Un abrazo
Hombreeeee, Don Rafael, encantado de leerle por aquí. Sobre todo estando tan de acuerdo con lo que dices.
Un abrazo.
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