Vamos tirando

– ¡Alfredo! Soy Antonio. ¿Qué Antonio va a ser? Tu jefe, coño. Oye, que te llamo para lo del callejero. Que hemos estado reunidos y hemos pensado que esta ciudad tiene que desligarse de su atávico atraso y encarar el futuro con la vista fija en el progreso y en la cultura. No, calla, Alfredo, no te líes, qué coño bibliotecas ni teatros. Escucha. Que lo he hablado con Lolo y dice que eres un cabrón que le dejaste solo, pero que no te guarda rencor. Eso sí, dice que o le haces caso en esto o no te vuelve a invitar a su cumple en una piscina de bolas. A lo que iba, que me disperso: Que hay que renovar Sevilla, Alfredo. Que no puede ser. Y hemos decidido que qué mejor manera de demostrar nuestra vocación artística y cultural que dedicando una calle al mayor exponente del arte y la cultura sevillana. Que no, coño, que ya sé que Bécquer y Velázquez tiene calle. Y Murillo, que sí. Y Anibal González. Que sí, Alfredo, que te calles y me escuches te digo o en los presupuestos te vas a cagar. Pilar Bardem. Como lo oyes, calle Pilar Bardem. ¿A que es magnífico? La envidia de España vamos a ser. Si es que no hay quien la merezca más. Dedicada al arte, cercana a toda la sociedad, se distingue por su sevillanía… Que sí, que nació en Sevilla, Alfredo, que me lo dijo la otra noche tomando una copa. Bueno, una. Tú me entiendes. ¿Cómo? ¿En las calles nuevas de dónde? Quita, Alfredo, tío, que cada día eres más facha. Hay que renovar lo carca. General Merry. A tomar por saco la calle esa. Si es que está a huevo, con la ley de Memoria Histórica no nos puede chistar nadie porque la calle del facha ese hay que quitarla. Que vaya tela que todavía queden calles de generalotes y espadones en la ciudad. Así que aprovechamos el viaje, y listo. Espera, que me llega un mensaje.

(…)

– Oye, Alfredo, que cuidado con los fachas estos que se creen los dueños de Sevilla, que ahora andan diciendo que la calle no es por Merry Gordon, sino por Merry Ponce de Leon. Que oye, aunque así fuera nos daría igual, porque me he enterado que hizo una guerra en Cuba. ¡En Cuba! ¡El muy facha! ¡En nuestra Cuba, oprimida por los yanquis y encima por un sevillano! A tomar por saco. Que se quita la calle y punto. Además por lo visto era marqués. Vamos, que oprimía al pueblo y mataba trabajadores. Espera, Alfredo, que me viene una de mis secretarias  a contarme algo. Dime, niña.

– Don Antonio, que…

– Te recuerdo, niña, que no soy un mindundi como un alcalde cualquiera. Que soy el líder de la ciudad del futuro.

– Perdone, tiene razón. Excelentísimo Señor Don Antonio, que han llamado de una comisión de vecinos, que se oponen al cambio de la calle de Doña Pilar Bardem.

– Yo me voy a cagar en todo lo que se menea… ya está la derechona arcaica intentando apropiarse de la ciudad. Como me toquen las narices les meto un carril bici por la acera y mando a traumatología a 15 viejas de la zona. Diles que estoy de viaje oficial y no puedo atenderles y que en aras del progreso de la ciudad, les vayan dando por culo.

– A sus órdenes, su Excelencia. ¿Ordena alguna cosa?

– Sí. Mas langostinos. Y rápido.

– Al momento, Excelencia.

– Alfredo… anda, manda a tu guardia a la zona. Que a estos fachas les vamos a freír a multas, por listos. ¡Viva la República! Alfredo… ¿Alfredo? ¡Alfredo! ya se ha vuelto a quedar dormido… si al final lo tengo que hacer todo yo…