Sin duda ninguna, la estupidez existe. Por toneladas.
Me entero hoy de una campaña que se inició en Londres y que en los próximos días tiene anunciada su llegada a España. La semana que viene, autobuses de Barcelona y posteriormente de otras ciudades españolas llevarán un anuncio en el que dice «Probablemente Dios no existe. Deja de Preocuparte y disfruta la vida» [1]. Mi primera reacción es de mosqueo porque intuyo que la mano que lo mueve (y por tanto el dinero que lo hace posible) es de todos los ciudadanos. Pero no. Oficialmente no hay ninguna Administración Pública detrás, sino una serie de asociaciones privadas entre las que aparecen “Ateos de Cataluña”, la “Unión de Ateos y Librepensadores “ y las asociaciones madrileña y valenciana de Ateos y Librepensadores (AMAL y AVALL). Pues vale.
Poniendo vendas antes de que salga ninguna herida, portavoces de estas asociaciones ya andan diciendo que cuidadito con criticarles, que aquí hay libertad de expresión y que ellos tienen derecho a decir lo que quieran.
Pues claro que sí, hombre. Claro que lo tienen. Cada uno es dueño de hacer el ridículo y tirar el dinero de la manera que quieran.
Sí, hacer el ridículo. Porque cada uno puede hacer publicidad, o en el caso religioso apostolado, de lo que quiera. Y pueden llenar Europa de carteles diciendo que la Mariposa Trenzada del Himalaya es un dios eterno y todopoderoso. Pues vale. Pero no es eso lo que hacen. Lo que hacen es clavadito a una rabieta infantil. Como por alguna causa desconocida les molesta que muchos creamos, pues ellos simplemente niegan la mayor. Y además, de rondón, te cuelan la mentira: “Deja de preocuparte y disfruta de la vida”.
No, hombre, no. Qué c..o voy a preocuparme yo por vuestras fobias, y mucho menos dejar de disfrutar de la vida por ellas. Al contrario. Yo sí disfruto de la vida, sois vosotros, pobres desgraciados, los que sentís la necesidad de tirar vuestro dinero gritando al mundo que yo me preocupo y no disfruto de la vida cuando, vaya por Dios -o por la Mariposa Trenzada del Himalaya- yo no sólo la disfruto, sino que además tengo, en la certeza absoluta de la existencia de Dios, más motivos que vosotros para hacerlo.
Lo siento, chavalines, pero vuestra rabieta es como todas: Cuando os canséis, o se os pase, u os quedéis sin dinero para tirar, o cuando os dé la gana, os calláis, os sorbéis los mocos, y nos dejáis en paz. So amargados.
Además, conociendo el paño, todavía están a tiempo de redoblar su ridículo. Porque éstos que apelan -con razón- a su libertad de expresión suelen ser los primeros que si alguno salimos a la calle a decir que Dios existe, nos quieran callar exigiendo respeto a su «laicidad». ¿Qué nos apostamos?
Aprovecho y aquí dejo mi anuncio, en el que no tiraré el dinero pero que sí merece la pena: Sin duda alguna Dios existe, y nos ha hecho tan, pero tan libres y es tanto lo que nos ama que hasta a sus hijos más tontos os acogerá encantado en su regazo cuando se os pase.
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