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En defensa de la vida humana. Sin condiciones.

En estos días parece que se ha conseguido romper un tabú que duraba varias décadas. El aborto es tema de debate y discusión. En marcha, diferentes campañas de oposición al mismo, enfocadas en el anteproyecto de ley que maneja el gobierno y particularmente la indocumentada Aído. Los progres, como siempre que se les lleva la contraria, indignados porque la Iglesia opine o porque «sectores conservadores impongan su visión», mientras la campaña del niño y el lince les saca de quicio e intentan tapar que el último manifiesto en defensa de la vida no viene, como algunos pretenden, de ancianas monjas de clausura y cardenales octogenarios sino de prestigiosos pediatras, ginecólogos, biólogos, etc.

Es bueno, sin duda, el mantener estas campañas en pie, y no me cansaré de citar al personal a las concentraciones del próximo fin de semana (en Sevilla, el viernes 27 a las 19 horas en la Plaza Nueva; en Madrid, el domingo 29 a las 12 desde el Ministerio de Igual-dá hasta el Congreso). Es bueno defender siempre el derecho a la vida del inocente, contra quien haga falta, sin complejos ni vergüenzas. Sin embargo en las últimas campañas me parece que algo desafina.

Estamos centrandonos en que si una ley de plazos no es constitucional, que si las menores de 16 años deben tener el consentimiento paterno y que es falso lo que argumenta la Ministra Aído en ese sentido, que este proyecto parte de una falta absoluta de consenso… Y siendo todo eso válido, no es ni mucho menos lo fundamental.

La lucha fundamental ha sido siempre en el Movimiento Pro-Vida, y debe seguir siéndolo pase lo que pase, en defensa de la Vida Humana y contra el aborto, sea este por plazos o por supuestos, en mayores o en menores, con consenso o sin él. El aborto es el asesinato de un ser humano inocente y por tanto es siempre, siempre, siempre intolerable. Éste, y no otro, es el mensaje que nos mueve y que no debemos olvidar. Otra cosa sería equivocar el objetivo y podría desembocar en que, una posible victoria en esta batalla contra el actual anteproyecto de ley se transforme en una dolorosísima derrota puesto que no faltaría quien presentaría ese hecho (una posible paralización del proyecto de nueva ley) como la vuelta a una situación anterior, constitucional y de consenso, que por eso se nos presentara como buena.

Recordemos que algunos de los que en estos días braman contra Aído mantienen desde hace años que la actual ley del aborto «está bien como está, porque es una ley de consenso». Sí, la ley que permite la muerte de más de 100.000 seres humanos inocentes al año sólo en España, la que ha permitido una cifra cercana al millón y cuarto de niños descuartizados, abrasados y tirados al cubo de la basura o al triturador desde su aprobación; esta ley, decía, les parece pistonuda a algunos que dicen estar contra el proyecto de Aído.

No perdamos de vista el objetivo. Pero tampoco dejemos de vigilar al que por puro interés político se nos pone de nuestro lado en esta ocasión, porque puede darnos una puñalada a traición.

No al aborto. Nunca. Con ninguna excusa. Ni con plazos ni con supuestos. Por la defensa de la vida humana inocente. Siempre.

3 Comments

  1. jaime salado wrote:

    Yo siempre digo que quien quiera abortar primero tenga al niño y cuando nazca le corte el pescuezo. Y me responden ¡Pero eso es una barbaridad! Como si el aborto no lo fuera…

    martes, marzo 24, 2009 at 19:32 | Permalink
  2. Pitufa wrote:

    Pero la campaña de la Iglesia y de DAV son en contra del aborto en general, o eso entiendo yo ¿no?

    miércoles, marzo 25, 2009 at 0:17 | Permalink
  3. Gonzalo wrote:

    Sí, pitu. Las campañas son contra el aborto y en defensa de la vida. Me refiero a la «corriente» que las rodea.

    miércoles, marzo 25, 2009 at 0:37 | Permalink

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