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Libélulas

Mi mujer odia los bichos. Todo lo que tenga más patas que ella, dice. A uno en particular -la cucaracha- de manera enfermiza y descontrolada. A otros, con bastante inquina pero más o menos controlada. Y a otros, al fin, con desprecio pero también parte de indiferencia. Yo tengo mis preferencias, pero en general y salvo la excepciones, si el bicho no pica, no tengo nada contra él. Y particularmente algunas especies me encantan y procuro que mis hijos -bueno, de momento mis hijas- aprendan a apreciarlas y respetarlas.

SEO AlicanteLa mariquita (la de seis patas, digo) me parece un bicho precioso, además de ser uno de los más benéficos para el jardín, porque es capaz de comerse cuarto y mitad de pulgones para merendar. Los grillos, intérpretes de una de las bandas sonoras más pegadizas de nuestras vidas. Decía que no tengo nada contra el bicho si no pica. Con alguna excepción: Benditas, curiosísimas y preciosas abejas, ¿dónde estáis que se os ve poco? Fuera de los insectos, soy capaz de tirarme un buen rato mirando una lagartija, que me parecen preciosas. Sus primas las salamanquesas tienen un par de milenios de evolución por delante para conseguir esa belleza, pero verlas cazando puede ser un espectáculo, además de mantener a raya polillas y otros bichos molestos.

Pero bueno, no era eso lo que yo iba a decir. Volviendo a los insectos, hay uno que desde que era niño me atraía mucho: La libélula. Esos ojos saltones, esa planta tan rara, que parece un piloto con su casco… y sobre todo, lo divertido que era siendo niños jugar a cogerlas y verlas aletear para escaparse… Siempre me han parecido unos bichos simpáticos, la verdad. Bueno, salvo la variante jurásica que había en el CIR de Campo Soto en San Fernando durante la mili, que medían una cuarta y llegaban a hacer daño si chocabas con ellas. El caso es que entre los bichos a los que mi amante y amada esposa tiene un asco especial están las libélulas. Ayer mismo me decía que había ido a tender la ropa y al encontrarse la cuerda llena de libélulas, se había ido a por el tendedero portátil «porque me dan mucho asco». Y pensaba yo anoche, mientras peleaba con un par de ellas que querían meterse en el salón, en qué hacía a aquellos bichos más asquerosos que otros, sin entenderlo. No pican. Normalmente no se te acercan ni revolotean la oreja. Se posan en alto y no «chupan» la comida si la dejas fuera. ¿Qué culpa tiene el bicho? Entonces caí. Y es que mi mujer -y todo el mundo por estas tierras y no sé si por otras- a la libélula no le llama Libélula. Le llama Zapatero. Y así, claro, el bicho tiene poco que hacer para resultar simpático. El de seis patas, digo.

One Comment

  1. Pitufa wrote:

    Pos va a ser por eso ;o)
    Lo de los zapateros es porque cuando éramos pequeñas e íbamos a la piscina de Abengoa, había niños que los cazaban y le daban un chorlito a la cabeza, quedando cabeza a tomar viento y el cuerpo en la mano. Pues esa imagen se me quedó y cada vez que veo uno pues me da no sé qué. Sé que hay gente que le encantan las libélulas y llevan broches, y dibujos y también las mariposas y yo no lo entiendo. Pero para gustos los colores… a mí me gusta Schwarzenegger ;oP

    miércoles, julio 29, 2009 at 14:26 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on miércoles, julio 29, 2009 at 10:11

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Mi mujer odia los bichos. Todo lo que tenga más patas que ella, dice. A uno en particular -la cucaracha- de manera enfermiza y descontrolada. A otros, con bastante inquina pero más o menos controlada. Y a otros, al fin, con d…

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