Se me ha ocurrido una comparación que entiendo, cuanto menos, curiosa. El Ayuntamiento de Sevilla*, ya saben, retiró la concesión de un Centro Cívico para un acto cultural porque una comunista de esas con chalé y piscina pensó que a lo mejor podrían llegar a hablar bien de algún valor que pudiera identificarse con el franquismo, lo cual podría entenderse como ilegal en el marco de la ley de Memez Histérica Memoria Histórica. En castellano neutro: Censura preventiva.
En la misma semana, en la misma ciudad, en el mismo barrio, se convoca un macrobotellón. El Ayuntamiento de Sevilla* es el encargado de hacer cumplir una ley que dice que no se pueden celebrar botellones ni beber en la calle. ¿Su actuación? En el momento, ninguna. A los dos días mandar al servicio de limpieza a desinfectar los portales de la zona en donde miles de representantes de la juventud mejor preparada de nuestra historia depositaron sus micciones, deposiciones, regurgitaciones y quién sabe qué otros compuestos orgánicos expulsados de sus cuerpos. En el futuro, gastar unos cientos de miles de euros para que los jóvenes puedan incumplir la ley a gusto construyéndoles un recinto expresamente dedicado a tal fin.
Por el camino, los asistentes al muy subversivo acto del martes escucharon hablar de literatura, departieron con dos prestigiosos escritores y marcharon a sus casas por el mismo camino que habían venido sin molestar a nadie. Los asistentes al desfogue juvenil del jueves, unos acabaron en el hospital, otros desparramados por alguna esquina, otros poniendo en serio peligro su vida y las de los demás al coger su vehículo en condiciones poco apropiadas… y un buen número de menores de edad se meterían en el cuerpo unos buenos pelotazos, inclumpliendo así doblemente la ley. Eso sí, con la señora Josefa Medrano cuidando que no vinieran unos fachas trasnochados a hablarles de literatura.
Sevilla tiene un color especial.
* El título de Excelentísimo que tiene el Ayuntamiento de Sevilla se me cae literalmente de las teclas al referirme a esta panda de golfos que lo okupan. Y la «k» es plenamente intencionada.
3 Comments
Hay que aprender a vender las cosas. A la concejala Medrano le tendríais que haber dicho que íbais a hablar de Foxá. Pero en lugar de pronunciar a la manera castellana, es decir, con «ks» lo podríais haber pronunciado con «sh», a la manera andaluza. Y estoy convencido que la concejala Medrano no había tenido ningún inconveniente en autorizar vuestra reunión, pues de hacerlo, estaría atentando contra la libertad sexual (una de las más importantes, por encima de la de expresión) de unos ciudadanos que sólo quieren disfrutar de un pequeño placer: el de reunirse «a foshá a gustín».
Joder, que chiste más malo.
No incumplían la ley porque estaban en la feria ;oP
Respecto a lo otro… mejor me callo que como suelte a la facha que llevo dentro :oD
😀
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