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17-O: Hay que ir… hay que limpiar

Mañana es el día de la gran manifestación, de la gran cita. Desde esta humilde tribuna he apoyado e invitado a participar en lo que debe ser un grito desgarrado en defensa de la vida humana inocente amenazada por el SIEMPRE criminal aborto.

Seguiré haciéndolo en las 24 horas que quedan a pesar de no entender la inmensa torpeza de algunos de sus organizadores. Y digo torpeza porque si no es torpeza es el más maquiavélico plan de destrucción del movimiento provida en España que yo haya conocido.

Ya he expuesto aquí mi opinión sobre el acercamiento pepero a la marcha, que no puede ser entendido por nadie con dos dedos de frente más que como un acto partidista de enfrentamiento al Gobierno Zapatero, no de defensa de la Vida Humana. Voces de la organización que afean inmediatamente la aparición de un emblema o una bandera de partidos o movimientos minoritarios pero inequívocamente defensores de la vida humana y una intachable trayectoria de oposición firme e indiscutible al aborto, callan en el mejor de los casos, cuando no celebran sonoramente, el anuncio de decenas de diputados de un partido indudable y manifiestamente abortista en el acto.

Y ahora, además, vuelven a callar o celebrar que en esa marcha cuyo lema empieza con un «Por la vida» figuren dos siniestros personajes: El defensor a ultranza de una ley que lleva en sus alforjas la vida de dos millones de seres humanos exterminados, medio millón largo de los cuales son imputables a él como máximo responsable, y el mayor financiador de abortos del Reino. Me refiero a José María Aznar y a Juan José Güemes.

Si los organizadores quieren dejar claro que en las razones de su llamada a esta justísima movilización no está el partidismo, en lugar de perseguir cruces borgoñonas, boinas coloradas o siglas políticamente incorrectas, lo que deberían hacer es invitar amablemente a estos sujetos a no acudir a enmerdar tan noble acto. Y si acuden, repito mi invitación y ánimo a los asistentes que puedan disfrutar de su proximidad física: A esta gente hay que sacarlos de ahí, ya que no lo hacen por las buenas los que pueden, a patadas. Y de manera explícita y llamativa. Y quien prefiera unos cientos de miles de niños descuartizados a hacer ruido y pupita en el trasero de esta chusma, también debería ser tratada de la misma manera. No faltará de paso el que me acuse de incitar a la violencia. Y tendrá la poca vergüenza de hacerlo mientras silencia y pide a los demás que silencien con él, el exterminio de cientos de miles de vidas inocentes, por supuesto siempre que sean los responsables sean peperos. No hace falta que le indique por dónde puede introducirse la acusación.

Cuando en las noticias de la noche del sábado el españolito medio vea un siniestro bigote tras la pancarta que dice defender la vida, será tarde para convencerlo de que quienes nos oponemos al aborto no somos partidistas. Y entonces, vengan ustedes a Hacerse Oír para arreglar el desaguisado.

Qué pena. Qué escándalo. Qué vergüenza. Qué asco.

One Comment

  1. ¿Que tal la manifestación?

    domingo, octubre 18, 2009 at 11:18 | Permalink

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