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Los Reyes como catequesis

Detesto a Papá Noel. Y no sólo por lo que tiene de imposición cultural, que también, sino por lo que implica en la celebración de la Navidad. Me hierve la sangre ver esas peliculillas en las que el orondo hombre anuncio de la Coca Cola es ensalzado como el símbolo o el espíritu de la navidad (y la minúscula es intencionada).

En Nochebuena no es que no deban mezclarse tradiciones culturales bárbaras -insisto, que tampoco- sino que no debe mezclarse nada que no sea la celebración exacta de la Navidad, de la Natividad del Señor, de la presencia real y verdadera en el mundo de Dios hecho Niño. Bien estará que los abuelos den un aguinaldo al los nietos o que esos días haya «concesiones especiales», pero siempre, como condición sine qua non, girando en torno al Nacimiento del Niño Dios.

Alguien dirá: «Bueno, eso para el creyente, para los demás, si quieren meter a Papá Noel…» Pues no. Los no creyentes lo que tienen que hacer es celebrar el Solsticio de Invierno o lo que les venga en gana, pero no utilizar una encarnación en la que no creen como excusa, y encima venir a cambiarnos la celebración a los que sí creemos. Y que les venga el gordo cocacolero, el Olentzero o el regalador enmascarado.

La venida de SSMM los Reyes Magos, además de su componente cultural a reivindicar, ensalzar y exaltar frente a los gordos de barbas, tiene un componente adicional. Es habitual leer y oír que el 6 de enero se celebra «la festividad de los Reyes Magos». Y bueno será insistir en que lo que celebramos ese día -que, evidentemente y sobre todo para los niños es eso, «el día de Reyes»- es la Epifanía del Señor. Esto es, la manifestación de Dios a los hombres, particularmente a los gentiles (a los no judíos). Se nos ha revelado la venida del Mesías. Se nos ha hecho partícipes, a todos los hombres, de la Salvación. Y recordamos con las ofrendas que a Él se le ofrecieron en nuestro nombre y con los regalos que encontraremos por la mañana en nuestros zapatos de aquellos que nos representaron en tan grande ocasión, la grandeza del mayor regalo que hemos podido obtener.

Debo terminar. Oigo pezuñas de cabalgaduras alrededor de mi casa y me llega el dulce olor de la mirra. Un año más correré a arremolinarme bajo la manta, sosteniendo y sofocando el impulso de irrumpir corriendo en el salón para volver a encontrarme cara a cara con Baltasar, abrazarle, y explicarle lo mucho que deseaba verle después de aquella ya lejana visita que una noche de diciembre del setenta y tantos me hizo en mi habitación y de la que aún hoy recuerdo al detalle exacto su expresión, su cara, su sonrisa y su mirada.

Pero no debo. Sé que no debo. Así que aguardaré a que llegue la mañana, a que mis hijos me tiren de la cama, y me arrastren hasta el salón, y seguiré disimulando, como cada año, como si ellos estuvieran más emocionados que yo.

2 Comments

  1. Socretino wrote:

    Bueno, ayer me reprendí a mi mismo porque, a las 7 de la tarde, me acordé de que no había ido a misa que es lo fundamental de las fiestas cristianas.

    Estoy de acuerdo contigo que celebrar la espiritualidad es una gilipollez, si no tienes espiritualidad. Por eso se buscan sustitutos como el gordo infecto este.

    Lo más gracioso del tema es que se trata de una deformación de San Nicolas, grandísimo santo católico que repartió todas sus posesiones entre los pobres.

    En fin, que mala es la ignorancia.

    Feliz Año Nuevo.

    viernes, enero 7, 2011 at 12:34 | Permalink
  2. Kikas wrote:

    He estado viendo piedras con mis hijos unos días…y no entré a tiempo.
    Sabes que soy, como mucho, agnóstico. Lo cual no quiere decir que abjure de la cultura y la educación recibida.
    En mi casa, aunque no he educado activamente a mis hijos en la fé católica, los juguetes los traen los Reyes Magos. (Espero que no te moleste) 😉
    Y perdona, celebro las Navidades y canto Villancicos porque me sale de la punta de las pelópidas (Espero no molestar tampoco)
    Otro día hablamos de la coherencia…
    Las únicas ocasiones en las que a mi casa ha llegado un señor vestido de rojo que anuncia una bebida negra con burbujas que sirve para desatrancar cañerias es cuando han pasado las Navidades con nosotros mis catoliquísimos suegros, ante me absoluto disgusto. Por cierto, como en Madrid en Diciembre hace frio, hace años que ya no sucede
    Y es que una cosa son las creencias, y otras cosas las de comer, y con eso no se juega
    Que luego el rojo peligroso y el que quiere que todo cambie en este pais es un servidor…y tengo que tragar con el tópico una comida familiar tras otra

    sábado, enero 8, 2011 at 20:45 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on jueves, enero 6, 2011 at 12:50

    Información Bitacoras.com…

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