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Igual da

Fue ayer, día oficialmente marcado como «De la Mujer» y celebrado con sonora pompa por la oficialidad. Pensé al principio del día dedicar una entrada a la celebración, con matices evidentes que diferencian lo que para mí debe ser un día dedicado a la mujer y lo que oficialmente dicen que es. Pero lo fui dejando pasar y se me escapó el día.

Ya había oscurecido, y yendo el en coche oía los resúmenes del día y la intervención espesa y redicha, como siempre, del Presidente, o la boba y hueca de la ministra del ramo (o la rama), Doña Leire. Oírle expresar, con tono triunfal, que van «a conseguir la paridad total en las empresas» me produjo la misma risa triste de siempre. El mismo pensamiento de siempre.

Imaginé a mi hermana, recibiendo una visita de los comisarios de paridad que le exigían que despidiera a dos trabajadoras, ya que en la empresa trabajan cuatro mujeres y ningún hombre. A la puta calle dos de ellas, y dos maromos p’acá. Imaginé la farmacia de Espartinas, en la que trabajan no menos de 6 u 8 farmacéuticas. Imaginé el hospital en que nacieron mis hijos, en el que el 90% del personal es femenino… ¡A la calle, a la calle, al menos la mitad de ellas! ¡Porque Leire lo vale!

En fin, conclusiones fáciles y demasiado evidentes, que pensé en venir aquí a plasmar a modo de pedorreta a las proclamas de esta chusma. Pero no. No puedo quedarme contento con eso. Ahí quedan apuntadas, a vuelapluma. Evidentemente son argumentos que no se pueden tomar en serio. No se puede decir que por decreto vamos a conseguir la igualdad. Pero no debemos quedarnos en eso. Son de chiste, sí, pero también son algo mucho más triste.

Sinceramente, que una tipa como la ministra Pajín o la secretaria Aído venga a hablarnos de dignidad de la mujer, del papel de la mujer, del peso de la mujer… ¿Es que nadie puede gritarles a la cara que precisamente son ellas el mayor insulto a la mujer? Ellas y miles como ellas, que son unas tipas ignorantes y sectarias cuyo único mérito presentado en su currículum para detentar sus cargos es su condición de hembra intocable. Cómo pueden pretender dignificar a la mujer si su mensaje real es «aunque sea una inútil y una ignorante, esta es mi entrepierna y nadie ose discutirme». Esas y otras muchas pájaras -feministas se llaman a ellas mismas- que pretenden, porque ellas lo valen, explicar a mujeres como nuestras madres o abuelas que la dignidad de la mujer consiste en su chulería, en su desprecio, en su sectarismo… Esas, esas que nos cuentan que gracias a ellas una mujer en España puede estudiar y trabajar -aunque mi madre sea licenciada y haya trabajado y cotizado hasta los 70 años, oh, y además en tiempos de Franco y sin problema ninguno- gracias a ellas, y nada más que a ellas.

A ellas, que sin saber hacer la O con un canuto se alzan en un púlpito desde el que atacan y etiquetan como «machista» a todo aquel que les critique. Porque ellas, al ser mujeres, no pueden ser criticadas y tienen derecho al púlpito y la poltrona. ¿Acaso no es eso un insulto a tantos millones de mujeres que con su esfuerzo y valía han peleado y alcanzado su posición sin que nadie les regalara nada? ¿Quiénes son estas tipejas para pretender ellas el mérito de otras? Si su único mérito ha sido repetir durante toda su vida que son hembras en la sede del partido. Quizá porque en algún caso la aclaración era necesaria para evitar confusiones, quién sabe.

Esas tipas, que tienen una parte alícuota de responsabilidad en haber engañado, mentido y envilecido a generaciones enteras de mujeres y hombres, relegando a un papel casi vergonzoso a aquellas mujeres que decidieron entregarse a su familia y ensalzando no a quienes reclaman una justísima equiparación de derechos entre personas sin distinción de sexos, sino a espantajos intelectuales que demonizan todo aquello que haga un hombre y divinizan todo lo que haga una mujer. No por su bondad o su maldad, sino por el simple hecho de que si una mujer no interviene es una obra machista y si lo realizado por una mujer está mal hecho, el denunciarlo supone un ataque inadmisible a la dignidad de la chapucera.

¿Cabe imaginar mayor ataque a la dignidad de una mujer que el de exigir que no puedan denunciarse sus errores? Sí, cabe. El movimiento que algunos llaman feminismo y que me niego a denominar de otra manera que «coñismo» (porque yo lo valgo en virtud de mi… eso) llega al extremo de despreciar una de las más maravillosas capacidades de la mujer. Es la propia Simone de Beauvoir, musa del moderno movimiento coñista sesentayochista -y dime a quien admiras y te diré cómo eres- la que declaraba que la maternidad era alienante, un obstáculo, una maldición, que hacía a la mujer «presa de la Especie» y a la que toda mujer debía renunciar por su realización y libertad.

Lo malo es que eso lo pensó ella y no su madre unos años antes.

Así que dicho queda. No quería dejar pasar la ocasión que me brindaba la estupidez y simpleza de nuestras miembras de cuota para, desde el homenaje profundo y sentido a la mujer -que decir mujer trabajadora me parece redundante- porque sí, por su grandeza, por su capacidad de esfuerzo, entrega y sufrimiento.

Todo ello desde dos convencimientos: Primero, que mujeres y hombres no son -afortunadamente- iguales y que quien lo pretenda no es ni feminista ni machista ni mediopensionista, sino un triste y simple imbécil. Y segundo, que si alguien insulta y ataca a la dignidad de las mujeres, es eso que llaman feminismo y que no tiene absolutamente nada que ver con las reivindicaciones por la igualdad de derechos de las trabajadoras o por el derecho al voto, sino con unos evidentes complejos absurdos causados por la no aceptación de su propia -y maravillosa- naturaleza.

Que viene a ser lo mismo que el no aceptar que el sol sale por el este.

Y ya puestos a aprovechar la efeméride, me permito firmar y secundar la entrada del Embajador al respecto, y de paso, enlazar también una puntualización a lo celebrado que hace mi primo J.

8 Comments

  1. Orisson wrote:

    Plas, plas, plas.

    Un saludo

    miércoles, marzo 9, 2011 at 19:12 | Permalink
  2. Kikas wrote:

    Y mira que me fastidia con j no poder llevarte la contaria…
    Espero que sea un hecho aislado
    Pero será porque soy hombre…
    (Alguna te aseguro que lo pensará)

    miércoles, marzo 9, 2011 at 23:05 | Permalink
  3. Javier wrote:

    Igualdad de derechos y oportunidades… Pero iguales, gracias a Dios, no lo somos.

    jueves, marzo 10, 2011 at 0:11 | Permalink
  4. Mi mujer se pone de los nervios con esta gentuza. Cuando les oye hablar de que por tener un par de tetas y coño tienen que poder acceder a un puesto cuando ella se ha partido la cara durante mucho tiempo para conseguirlo, o cuando hablan de cuotas y dan a entender que las mujeres que llegan a un cargo es porque son de cuota y no por su valía. Insultan a las mujeres de la peor manera.

    Por cierto, como la mayoría de los que nos desgobiernan, lucen una incultura soberbia, les recordaré que harían fenomenal en no hablar sobre igualdad porque se les nota demasiado su sentimiento de culpa. Si en este país las mujeres tienen derecho a voto no es precisamente por el partido de estos imbéciles, que se oponía a que las mujeres pudiesen votar en España.

    jueves, marzo 10, 2011 at 13:52 | Permalink
  5. Gonzalo wrote:

    Que sepáis que sois todos unos cerdos machistas.

    viernes, marzo 11, 2011 at 9:51 | Permalink
  6. Kikas wrote:

    Oye, oye
    Cerdo no te lo discuto…ahora…lo de machista no te lo perdona…

    viernes, marzo 11, 2011 at 12:11 | Permalink
  7. Embajador wrote:

    Gonzalo, muchas gracias por el enlace, y perdona que haya tardado un poco en pasarme por aquí para agradecértelo.

    sábado, marzo 12, 2011 at 11:33 | Permalink
  8. Gonzalo wrote:

    Solo faltaba, Embajador, que tuvieras que pedir perdón por eso. Prefiero que tardes menos en pasarte por tu propia embajada y mantenernos actualizados a todos.

    🙂

    lunes, marzo 14, 2011 at 9:51 | Permalink

2 Trackbacks/Pingbacks

  1. Bitacoras.com on miércoles, marzo 9, 2011 at 16:40

    Información Bitacoras.com…

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  2. Vamos tirando › Lleno, por favor on viernes, marzo 11, 2011 at 9:47

    […] en la entrada anterior que iba en el coche, ya oscuro, mientras oía a la Pajín y pensaba todas esas cosas tan bonitas […]

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