Hace meses que empecé a tener noticias sobre la película «Encontrarás dragones». Desde el globo de Don Enrique Monasterio, por ejemplo, y por parte de otra gente del Opus, se avisaba y se iba creando expectación sobre la película que iba a tratar sobre San José María Escrivá. Y lo que empezó creándome una curiosidad sana, por aquello de ver cómo encajaría alguno una película que hablara bien del santo por estos lares, al ir conociendo detalles me iba levantando las orejas y me iba poniendo en guardia. La prota femenina, una brigadista del este; el director, un ingles, con lo que a un inglés le gusta ensalzar a los de las BBII…
El caso es que la peli ya esta aquí, y entre la gente del Opus que sé que la ha visto, la opinión es bastante buena, porque parece reflejar varias de las virtudes del fundador. Ahora bien… ¿en qué escenario?
No he visto la película, así que cederé la palabra a quienes sí lo han hecho. En primer lugar, en el blog «No apto para progres» he encontrado la transcripción de la crítica que por radio hizo mi tocayo Gonzalo Altozano.
Enlazo con el principio de esa crítica, cuando dice que
La crítica más acabada a «Encontrarás dragones» la hizo una niña de colegio al salir del cine: «No me he enterado de nada. No se sabe quiénes son los malos y quiénes son los buenos»
no he podido evitar pensar en lo primero que dijo mi sobrino R., de 11 años, tras verla con su colegio: «Por la película da la impresión de que los comunistas, si no fuera porque mataron algún cura, eran muy buenos».
Y como tercera opinión, usaré la de mi padre. Debo empezar diciendo que mi padre debe haber ido al cine una o dos veces en los últimos 35 años. Mi hermana y mi madre le animaron a ir a verla, y se decidió porque se enteró de que en la película aparecía Isidoro Zorzano, compañero y amigo de mi abuelo y muy querido y recordado por mi padre. Al día siguiente le pregunté. Creo que la expresión utilizada fue la de «repugnante panfleto en defensa de la memoria histórica de Zapatero». Me comentó algunos aspectos de la película, insistiendo en que para hablar de las virtudes del santo no hacía falta cargarse todo lo de alrededor, y concluyó tajante: «Quien diga que lo que cuenta esta película está bien, por fuerza tiene que estar de acuerdo con el cuento de la memoria histórica de Zapatero».
Así que sintiendo mucho discrepar de gente muy respetada y querida, con estas tres críticas recabadas, ahí se queda la película y si acaso incumpliré gravemente los mandatos de la sgae para confirmar la opinión que me formo con ellas.
Nota final: Que un inglés haga un panfleto brigadista entra en lo esperable. Para pensar con más tranquilidad me dejo la posición en que queda el productor, español y del Opus, que ha puesto su dinero en todo esto con el fin probablemente de glosar a San José María. ¿El fin le ha justificado los medios? ¿Era el peaje necesario para retratar las virtudes del santo?
17 Comments
Tenía exactamente los mismos temores que usted desde que alguien del Opus Dei, de bastante prestigio, me informó de la existencia de la película. Mis temores quedan confirmados.
Yo tampoco acudo con demasiada frecuencia a las salas de cine, y en concreto a ver películas españolas, casi nunca.
La memoria, la de verdad, como todas las cosas auténticas que merecen la pena, se conservan en la familia. En la mía muchos combatieron en nuestras guerras civiles, las carlistas y la del 36, además de en la segunda guerra mundial (por supuesto también en África, en Cuba…) No todos lo hicieron en el mismo bando.
Su legado es demasiado profundo para reducirlo a un comentario sobre «buenos» y «malos», pero nadie ha tratado nunca de ocultar o negar los hechos, por dolorosos que fueran.
Al acabar las guerras, muchos no volvieron, otros retomaron sus vidas, algunos decidieron abandonar «el mundanal ruído» y encerrarse con Dios entre los muros de un convento…
Negarles la verdad a las nuevas generaciones, ofreciendo una versión edulcorada y fácil de episodios tan trágicos y sangrientos, donde cada hombre se vio obligado a enfrentarse con sus más profundas convicciones, poniendo su vida en juego por defenderlas, es un crimen que costará muy caro.
El comentario copiado y pegado de tu sobrino:
Vi ayer «Encontrarás dragones», me encantó la película, está muy bien hecha. Me sorprendió que los comunistas casi parecen los buenos, de no ser por el «detalle» totalmente real de asesinar sacerdotes.
Me temo que el productor del Opus no sólo conocía estos planteamientos históricos de la película sino que los ha promovido activamente. De esta película no cabía esperar otra cosa.
Yo también me lo temo, Realista. Y si malo sería que los conociera y promoviera porque esa fuera su visión de los hechos, muchísimo peor, y de ahí mi última pregunta, sería la otra opción: ¿Lo hace para hacerse perdonar el hablar bien del santo? ¿Es un peaje?
Alphonse, es un crimen de unos que pagaremos muy caro otros. Me temo.
Pitu, así me gusta, atenta y documentando. 😛
Pues siento discrepar.
He visto la película, que me esperaba más que flojilla y me ha sorprendido gratamente.
En lo que respecta a la ambientación en la guerra civil, no es que no aclare quienes son buenos y quienes malos, simplemente no se mete en consideraciones políticas. Si consideras que los malos fueron los milicianos, te parecerá que la película está hecha por un republicano, pero si consideras que esos eran los buenos, te parecerá que la película la ha hecho un fascista. Pero eso es absolutamente lógico por dos motivos:
El primero es que la película sólo utiliza la guerra para ambientar la historia, pero es una historia de perdón y redención, no es una historia ni sobre guerra ni sobre política.
El segundo, y más importante, es que San Josemaría (se escribe junto), además de ser el único en su propio entorno que no celebraba las victorias de ninguno de los bandos porque cada victoria suponía la muerte de personas, siempre ha tenido un empeño especial en recordar la doctrina de la Iglesia que dice que ninguna ideología tiene la exclusiva de la Verdad y que salvo las ideologías inspiradas por el propio demonio, todas pueden estar dentro de la Iglesia. Por ello la película se limita a condenar el asesinato sin meterse en ideologías.
Siento decirlo y no pretendo faltar a nadie, pero creo que quien no ha entendido nada no era sólo la niña, creo que tu padre tampoco entendió lo que se pretendía decir en la película.
Respecto a los del Opus, he oído a más de uno salir defraudado porque esperaban una película sobre la vida de San Josemaría, y resulta que es una película sobre el perdón y no sobre el santo, aunque cuente una parte importante de su vida.
La única pega que le encontré fue la lentitud, pero eso es algo bastante típico del director, que ya pecó de ello en casi todas sus películas anteriores.
Yo la he visto.
Yo soy del Opus Dei, por la gracia de Dios y a mucha honra.
Y no discrepo ni de R. ni del padre de Gonzalo.
Lo celebro, Enrique.
Interruptor, por suerte o por desgracia tengo perfectamente claro quienes eran los buenos y quienes los malos, si hablamos en general, de bandos. Pero es que yendo más al detalle, si quieres ser aséptico en cuanto a bandos, podría entenderlo, pero no si estamos rebajándonos al detalle de los milicianos y los brigadistas.
Lo que deduzco de lo que me dicen mi sobrino y mi padre es que se presenta a los milicianos y brigadistas, en general, como idealistas soñadores en defensa de la libertad y la democracia. Ojo, no el bando rojo (que así se llamaban ellos, con más gusto que «republicano») con sus muchos combatientes que sí creían en la democracia o en una determinada y muy digna visión de España y de la República, sino los milicianos y brigadistas.
Dejar a esa chusma, que enmarcan toda la historia, como algo aséptico, pero por contra seguir presentando (y es verdad, sigo hablando por referencias externas) al «otro bando» de manera tópica y grosera, no es «no querer entrar en buenos y malos» sino insistir en el discurso de la corrección política y la memoria histérica.
Quizá el que a mi padre, con un año y medio de edad, lo persiguieran esos milicianos que no eran ni buenos ni malos, para matarlo (insito, con año y medio de edad) y que sólo la decisión y coraje de mi abuela -y la pistola de un cónsul italiano- lo salvara hace que ahora, a los setenta y tantos alcanzados gracias a la derrota de aquellos que no eran ni buenos ni malos, no sea capaz de entender que de lo que se trata es de que no fueran buenos ni malos.
Si vamos a contar lo que le pasó a nuestros padres y abuelos es probable que con mi padre o con mi abuelo (patadas en la cara con 6 años el uno y fusilado por ir a misa el otro e invasión de su casa que fue utilizada a la fuerza como alojamiento y taller de milicianos) hiciesen aún más cafradas que con tu padre los puñeteros rojos. Por cierto, ambos son casi paisanos tuyos.
Pero no se trata de eso, es que ese no era el objetivo de la película. Estoy seguro de que a los defensores de la memoria histérica les parecerá tan malo, o peor que a tu padre, el tratamiento que se hace de los bandos en al guerra. Se trata de que eso no tiene absolutamente nada que ver con la historia que quiere contar la película. La historia con los milicianos es el entorno para hablar de la ira y la falta de fe del coprotagonista, no creo que Joffé tuviese el menor interés en hacer buenos o malos a ninguno de los bandos de una guerra que dudo que entienda y en un país que no es el suyo.
Pero es igual, creo que no nos vamos a poner de acuerdo en esto, así que lo dejo.
Yo también tengo claro quienes eran los buenos y quienes los malos, pero cuando la historia es otra no puedes distraer la atención sobre eso, no puedes contarla en términos de buenos y malos.
Pues siento discrepar, Interruptor, pero ni por un momento se me pasa por la cabeza que a un director inglés con tanta mili en el petate le falte «el menor interés en hacer buenos o malos a ninguno de los bandos de una guerra».
Vamos, que no tengo dudas de que para él los buenos eran los «defensores de la legalidad republicana», y dentro de los buenos, los excelsos eran los brigadistas internacionales.
Y sí que importa lo que rodea a la trama principal. Muchísimo. Pura lluvia fina
No he visto la película y, aunque tengo toda la intención de delinquir y verla aquí en mi ordenador, creo que se olvida algo muy importante que atañe no sólo a la parte técnica o artística de la peli, sino también al sentido de la vida de san Josemaría, que al fin y al cabo es de lo que trata la peli. Y me explico.
San Josemaría era un tío de los pies a la cabeza, generoso, caritativo, piadoso y todo lo demás que tú quieras. Y mientras en un bando se pretendía perseguir y conseguir las virtudes que él tenía (y otras muchas), en el otro simplemente se perseguía a Cristo (y, por tanto, a los cristianos). Olvidar eso no es no distraer la atención, es contar un cuento falso, una novela que nada tiene que ver con la vida del santo.
El santo tuvo que vivir escondido, asilado, agazapado y, al fin, tuvo que huir por la democrática acción de, precisamente, milicianos y brigadistas. No de Pepito de un pueblo de Sierra Morena o de Aragón que le tocó en uno u otro bando, sino de los cachorros anarquista o comunistas que convirtieron España en un matadero. Milicianos que fusilaron al Sagrado Corazón, brigadistas que se cepillaron a sus propios compañeros de fatigas y que eran la fuerza de maniobra preparada por la URSS para invadir Europa (como suena).
Quedarse en medias tintas es, además de una falsificación histórica que nada tiene que ver con la verdad ni con la Verdad, un error garrafal como ambientación de la peli: si ocurrió durante la Guerra Civil hay que presentar la Guerra Civil como fue. Si no, no se entiende nada.
San Josemaría no celebraría unas victorias de unos ni unas victorias de otros (¿las hubo?). Pero no te quepa duda de que se alegro, y mucho, de que ganasen la guerra los que la ganaron. Y aun más cuando se estableció en España un Estado confesional. Y no hace falta que me hagas caso a mi, vulgar pelotero, sino quizás al mismo san Josemaría (en el siguiente comentario).
Al Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado Español.
Excelencia,
No quiero dejar de unir a las muchas felicitaciones que habría recibido, con motivo de la promulgación de los Principios Fundamentales, la mía personal más sincera.
La obligada ausencia de la Patria en servicio de Dios y de las almas, lejos de debilitar mi amor a España, ha venido, si cabe, a acrecentarlo. Con la perspectiva que se adquiere en esta Roma Eterna he podido ver mejor que nunca la hermosura de esa hija predilecta de la Iglesia que es mi Patria, de la que el Señor se ha servido en tantas ocasiones como instrumento para la defensa y propagación de la Santa Fe Católica en el mundo.
Aunque apartado de toda actividad política, no he podido por menos de alegrarme, como sacerdote y como español, de que la voz autorizada del Jefe del Estado proclame que «la Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la conciencia nacional que inspirará su legislación». En la fidelidad a la tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina para las personas constituídas en autoridad, la mejor garantía de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera paz en el seno de la comunidad nacional.
Pido a Dios Nuestro Señor que colme a Vuestra Excelencia de toda suerte de venturas y le depare gracia abundante en el desempeño de la alta misión que tiene confiada.
Reciba, Excelencia, el testimonio de mi consideración personal más distinguida con la seguridad de mis oraciones para toda su familia.
De Vuestra Excelencia affmo. in Domino
Josemaría Escrivá de Balaguer
Roma, 23 de mayo de 1958.
«No se puede tolerar que nadie, ni aun con buen fin, falsee la historia o la vida. —Pero supone una gran equivocación levantar un pedestal a los enemigos de la Iglesia, que han gastado sus días en esa persecución. Convéncete: la verdad histórica no padece, porque un cristiano no colabore a construir un pedestal, que no debe existir: ¿desde cuándo el odio se ha colocado como modelo?» (punto 938 de Surco).
Me cuentan otro detalle «menor y secundario» de la peli. Al parecer, en ella San José María huye a Francia… y ahí lo deja.
No creo que sea inocente el ocultar que después de salir por la frontera francesa, su destino fue la capital del «otro bando», Burgos.
Con esto no quiero decir que la motivación de instalarse en Burgos fuera política, ni mucho menos.
Pero digo yo que debe apreciarse algo la diferencia entre ni buenos ni malos cuando sales de una zona escondido y perseguido para instalarte en otra, digamos, a cara descubierta.
Dicho esto, una reflexión general: Estoy seguro que esta película no miente ni la centésima parte de lo que lo haga un altísimo porcentaje de películas que se desarrollen durante la Guerra Civil Española. Lo que me toca las narices es que ésta se esté recomendando poco menos que como clase magistral por parte de quien se está recomendando. En las otras lo dabas por descontado de antemano.
Yo he visto la peli y no me parece que ponga de «buenos» a los comunistas. Si alguien no ha visto la peli, que no siga leyendo porque desvelo escenas de ella:
1. La tía es una guarra que se cepilla a toda la tropa, excepto al narrador. Menuda «santa» la brigadista…
2. El Oriol (soñador y tal y cual) sale en una escena luchando en un puente RODEADO de ahorcados por los comunistas.
3. Sale un asesinato a sangre fría de un cura (sólo por ser cura) y San Josemaría está a punto de recibir una pailza por ir con sotana en la zona republicana.
4. El padre del hijo de la guarra se suicida pegándose un tiro en la cabeza ¿esto es ser bueno?
Vale, hay un capitán republicano que da cobijo a San Josemaría, pero coño, mis padres y mis suegros me han contado historias de rojos protegiendo a amigos o conocidos (incluso a desconocidos, monjas que vestían e incluso maquillaban para que no las descubieran y matasen en Madrid). Jóder, no esta mal hacer una escena en la que la barbarie generalizada da paso a un poco de humanidad.
A mi me parece que estas escenas ya dicen bastante sobre la «bondad» de los republicanos. Que los actores que interpretan a los republicanos tengan cara de buenos y la tía esté como para mojar pan, pues no es óbice para considerar que parecen buenos.
A mi me gustó la peli, pero no el hilo argumental. Me parece que sobraban escenas que no aportaban nada a la peli más allá que la mera documentación histórica de la vida del santo (el regalo de los zapatos, por ejemplo).
Por otro lado, me esperaba más de Roland Joffé, director al que idolatro por fijarse en historias como la de Vatel o, sin ir más lejos, por La Misión.
Saludos salvajes.
¡¡¡ORISSON!!
¿Qué le ha pasado a tu blog?
Nada, nada, no te pongas histérico, fan mío: ya está en su sitio.
Un saludo
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