Skip to content

Abandono (en materia) escolar

El día siguiente a la vuelta constituía ya una rutina. Pero éste era diferente. Más pesado. Y con menos ganas que nunca.

Los dos primeros destinos, el instituto de los inútiles -tiene en el pueblo fama de funcionar muy bien, pero a mí en pocas gestiones administrativas me han demostrado que con cuatro personas en la secretaría no son capaces de hacer en todo el verano lo que una monja de ochenta y tantos me ha resuelto siempre en 10 minutos- a ver si hay algún aviso a tener en cuanta, y luego a la librería a recoger los libros que quedaron encargados antes de la partida.

Mi esposa suspiraba un «…y al colegio, a ver si…» que suena más triste que esperanzado. El colegio religioso concertado donde no hemos encontrado plaza para la mayor y por lo que hemos tenido que rellenar la matrícula en el Instituto Público (al que en cuatro visitas ya tengo atravesado), nos dijo que si quedaban vacantes e iba corriendo el turno hasta el nuestro, nos avisaban enseguida. Que por poder, pudiera ser. Pero que eran muchos turnos a correr hasta el nuestro y muy pocas las vacantes que tenían previstas.

Desde la primavera, que sabíamos la situación, angustia por parte de mi esposa. Por la mía, total abandono. ¿Abandono? Sí. Esa es la palabra. Pero en su verdadero significado.

Salgo de la librería y estoy a punto de subir al coche. Suena el móvil. La jefa pregunta qué hago y le digo que voy de vuelta sin los libros porque faltaba uno y estarán por la tarde.

«¡¡No importa, no importa, no hacen falta, no hacen falta!!» La emoción es evidente y noto que si no está llorando, es porque acaba de dejar de hacerlo. Pregunto por preguntar, pero tengo claro lo que ha pasado. Acaban de llamar. ¿Siguen interesados? ¡¡SÍ, SÍ, GRACIAS, GRACIAS!! me cuenta que es lo único que ha sido capaz de responder.

El abandono ha resultado. Abandono no significa pasar del asunto y olvidarse. Al contrario. Hace varias semanas, en una de las recurrentes conversaciones familiares, la jefa, dale que te dale vueltas al coco, seguía con su angustia: «Si no nos llaman, si se pudiera, si a última hora…» Sonrío y le digo que no se preocupe tanto. Ella me pregunta «¿Ya te has hecho al cuerpo de que irá al Instituto o es que ya sabes que al final conseguiremos plaza?» Yo, confiado, le respondo que no sé si irá a uno u otro. Pero que sí estoy seguro de que irá al que tenga que ir y que será lo mejor.

Hace mucho que aprendí que no hay que pedir lo que uno quiere, sino presentar las posibilidades y pedir, humildemente, con fervor, que sea lo que más convenga. Pero teniendo claro que muy probablemente no es lo que nosotros queremos o creemos lo que más conviene. Así que es mucho mejor abandonarse por entero y con plena confianza.

Porque Él sabe mejor lo que conviene. No a nosotros, claro. A Su Gloria. Y parece que en este caso, era el colegio.

Todo es para bien.

4 Comments

  1. Me alegro de que las cosas que le convienen a Dios coincidan con las que te convienen a tí.

    No siempre pasa. El reto es aceptar con la misma alegría los reveses que aceptamos los «drives». Pues…¿no son todos acaso piezas de un mismo plan, destinadas a aprender una cierta lección que nos conviene tanto a nosotros como a Dios (si es que tal separación es posible fuera de nuestra imaginación)?

    Hala, después de esta parrafada ya me puedo acostar.

    Me alegro por tí, Gonzalo.

    viernes, septiembre 9, 2011 at 22:23 | Permalink
  2. Kikas wrote:

    Pues felicidades
    Aunque eso de abandonarse y que Otro decida por ti, ya te digo yo que no
    Aunque ese Otro no trabaje en la Junta…

    viernes, septiembre 9, 2011 at 22:55 | Permalink
  3. Gonzalo wrote:

    Gracias, chavales.

    Fuego, evidentemente el mérito está en aceptar cuando no coincide con lo que tú quieres. Por eso lo mejor es empezar aceptando, sin duda, que tú puedes no tener razón.

    Pero a la larga, uno se da cuenta de que determinadas situaciones, que en su momento se tomaron como reveses, no lo son y tenían su porqué.

    En términos más mundanos o romanticones, me gusta como lo dice Garth Brooks

    Kikas, eso de que dices que nadie decida por ti… no tienes webs de repetirlo delante de tu santa.

    Juas.

    sábado, septiembre 10, 2011 at 2:09 | Permalink
  4. Kikas wrote:

    Apuntaré a mi Santa en una oposición de la Junta que me han dicho que están baratas…
    Y así mi planteamiento seguirá siendo válido (Como de hecho y en puridad, es)

    sábado, septiembre 10, 2011 at 23:14 | Permalink

3 Trackbacks/Pingbacks

  1. Bitacoras.com on viernes, septiembre 9, 2011 at 21:34

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: El día siguiente a la vuelta constituía ya una rutina. Pero éste era diferente. Más pesado. Y con menos ganas que nunca. Los dos primeros destinos, el instituto de los inútiles -tiene en el pueblo fama de funcionar muy bie…

  2. Vamos tirando › De servicio y huchas on miércoles, octubre 26, 2011 at 14:49

    […] nuevo colegio de mi hija mayor todavía no conozco todo lo que quisiera. Pero de momento hay cosas que me gustan mucho y que son […]

  3. Vamos tirando › El último día on viernes, junio 22, 2012 at 11:11

    […] es inexorable, que si no es éste, será el próximo o como mucho el siguiente verano. Que en el nuevo le espera su hermana mayor y ya también el pequeño. Que allí conoce ya a otras niñas, que el ambiente es parecido, que la […]

Post a Comment

Your email is never published nor shared. Required fields are marked *
*
*