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De las vacaciones: Tres eran tres.

A. es un tipo simpático. Hace dos o tres años, no recuerdo cómo, me sacó la filiación. Malagueño como mi padre, una amiga común -de su madre y de mi padre- ejerció como punto de unión. Y desde entonces, tenemos una extraña relación basada en que cada verano, al coincidir en las vacaciones, nos saludamos, nos contemplamos los niños respectivos y nos volvemos a recordar un “tú de quien eres” que parece propio de Los Chanclas.

A. tiene tres hijos. Los tres varones. El pequeño, de un año cumplido en el verano, un bebé simpático y guapetón. El mayor, un chaval guapetón y tímido. El mediano, viva imagen de su padre, un terremoto capaz de hacer temblar a la concurrencia en la piscina o en la zona de columpios..

Este año A. me ha presentado a su madre y al segundo día de coincidencia piscinera, a un amigo que, según A., es como si fuera su hermano. Mientras nos saludamos y aclaro que el apellido que A. me coloca realmente es mi tercer apellido, dado que era el de mi abuela -pero es el apellido de la familia por la que me conoce, y además yo me honro en que se me relacione con el mismo- intento sacar la cabeza de Gonzalete del agua, que por cuarta vez se empeña en probar el principio de Arquímedes, ignorando que el empuje del agua hacia afuera no tiene tanto que ver con la densidad de los cuerpos sumergidos más que cuando saben nadar o llevan manguitos.

Con Gonzalete recuperando el color, una de sus hermanas se me agarra a la carrera al bañador, estando a punto de brindar un espectáculo lamentable al vecindario, y se esconde detrás de mí, mientras la otra hermana viene persiguiéndola y aclarándome la última barrabasada terrible e imperdonable -tipo me ha mirado mal o me ha agarrado mientras buceaba o no me deja sus gafas- que ha sufrido. El recién presentado sonríe, señala a la tropa y exclama ¡tú también tienes tres! Asiento viéndole venir y preparando la finta. “Sí, estas dos señoritas y este kamikaze. ¿Y tú?” Pone cara de confidente, de quien encuentra a alguien que, como su “hermano” A. puede entenderle, y lacónicamente, concluye “yo también, yo también tengo tres. Creo que aquí todos hemos cometido el mismo error, ¿no?”

Yo también pongo cara de pena y contesto: “Sí, la verdad es que creo que es un error… pero tú lo tienes más fácil que yo el remediarlo, que pareces más joven”. A. adivina el golpe y empieza a reírse, retirándose de la escena. El recién presentado pone cara de póker, sin saber de qué le hablo. “Sí, tienes razón. Es un error, quedarnos sólo con tres”.

Descolocado absolutamente por mi “sólo con tres”, esboza una sonrisa floja ante mi firmeza indiscutible, busca el refugio de su “hermano”, apretón de manos y un protocolario “pues nada, encantado, ¿eh? Ya nos veremos…”

Algo me dice que no comparte mi criterio sobre “el error”.

6 Comments

  1. Kikas wrote:

    Yo no sabía que había tanto miembro del PNV en Málaga, Gonzalo… (Miembro, en fin, que espero que se entienda 😉 )

    lunes, septiembre 12, 2011 at 9:03 | Permalink
  2. Seneka wrote:

    Jejeje … sutil machetazo, si señor.

    ¡Adelante mis valientes, con las uñas, con los dientes!

    Abrazón.

    lunes, septiembre 12, 2011 at 12:10 | Permalink
  3. Javier wrote:

    Todo en esta vida es relativo Gonzalo…
    Si pones 10 segundos la mano en el fuego te parecerá una hora, si pasas una hora con Angelina Jolie te parecerán 10 segundos.

    Un abrazo

    lunes, septiembre 12, 2011 at 15:41 | Permalink
  4. Gonzalo wrote:

    A mí lo que me llama la atención es que te miren raro y te llamen de integrista para arriba si le insistes a alguien en que tenga niños, que se le pasa el arroz, o que no se quede en uno… pero sea comúnmente aceptado que te miren con cara de sorpresa o directamente te hagan chistes si llegas con más de dos niños. Ya si son de cuatro para arriba es como si vieran llegar a un fauno.

    Estas mismas vacaciones estaba yo en una gran superficie con mis dos hijas y con otra niña más. Vamos, nada del otro mundo. Y me dejaban pasar en las colas y comentaban «mira, mira, las tiene en escalera» al verlas pasar por orden de altura. Yo sonrío, no me importa, pero me pregunto qué pensaría esa pareja si yo les mirara y dijera en voz alta «mira, pobrecitos, sólo tienen un niño, qué pena».

    Oye, Seneka… te veo muy conectado, ¿no querrás perder el tiempo recuperado, no? (iba a poner recuperar el tiempo perdido, pero me parece mejor así)

    😉

    martes, septiembre 13, 2011 at 9:48 | Permalink
  5. Lo que dices me parece bien, siempre que no se exagere.

    http://www.20minutos.es/noticia/1162110/0/brasileno-90-ano/33-hijos/mujer-cunada-suegra/

    martes, septiembre 20, 2011 at 1:13 | Permalink
  6. Gonzalo wrote:

    Hombre, Fuego, reconozco que igual hace falta un esfuerzo pero podemos acordar un término medio…

    😛

    miércoles, septiembre 21, 2011 at 0:41 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on domingo, septiembre 11, 2011 at 23:54

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: A. es un tipo simpático. Hace dos o tres años, no recuerdo cómo, me sacó la filiación. Malagueño como mi padre, una amiga común -de su madre y de mi padre- ejerció como punto de unión. Y desde entonces, tenemos una ext…

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