Vamos tirando

Al finalizar el acto del 12 de octubre en la Plaza Virgen de los Reyes de Sevilla, mientras charlamos con Pepote, se nos acercan dos chavales. Piden firmas para avalar la candidatura de una de las Falanges. Dudo doblemente. Primero porque ellos dicen que es para esa candidatura, pero el papel que me sacan no lo pone, e igual estoy firmando para Güili y otros guarros. Segundo, porque ¿sólo puede quedar uno? Digo ¿sólo se puede firmar por uno? ¿Y si me lo pide la CTC, o AES, o FyV, o SAiN o algún partido defensor de los principios no negociables, únicos para los que es aceptable el voto…?

Me tranquilizo a mí mismo doblemente: Si me lo pide quien sea, firmaré igual, y si tengo que firmar por el partido de las alcaparras verdes, pues se firma. Y en el supuesto de que un funcionario del ministerio del interior dedique su jornada a puntear firma por firma y deeneí por deeneí con un plazo de un par de días y tiene que puntear cuatro veces mis datos para invalidar algo, que se joda. Y si al final resulta que sí, que en el ministerio del interior hay alguien dedicado a tan altos intereses, seguramente porque no los hay de mayor importancia, y lo detecta y las invalida, pues que le vayan dando a la fiesta de la democracia y que si hay menos papeles que meter en la piñata, pues qué se le va a hacer, si los que hay arden igual.

El caso es que charlo un momentillo con los chavales, y mientras ponemos a parir al PPSOE y al SOEPP me dice, como quien cuenta una confidencia: «Además, tenemos unos colegas militantes del pepé, y nos han confesado que tienen instrucciones expresas del partido, enviadas a toda su base de datos, de que no firmen avalando ninguna candidatura bajo ningún concepto».

Pues eso. Democracia real. ¡Ar!