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Asalto a la República

Hace unos días salió a las librerías el primer tomo (se anuncian tres en total) de las memorias del Presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora. Por fin.

Y digo por fin porque la aventura de esas memorias y de los papeles que las conforman es digna de análisis. Someramente: En 1937 los papeles de Alcalá-Zamora son robados de una caja fuerte de Credit Lyonnais por, digamos que presuntamente, alguien cercano al asesino (ahí no pongo presunto, faltaría más) Santiago Carrillo. Entre estos papeles estaban tanto sus memorias manuscritas como los documentos que apoyaban sus versiones. Cuando empiezan a hacerse públicas algunas partes, Azaña, el que había depuesto y suplantado ilegalmente a Alcalá-Zamora, ordena el secuestro y ocultación de los papeles.

En Francia, Alcalá-Zamora reescribe sus memorias pero carece de los documentos que prueban sus palabras. Al final de la guerra, los papeles desaparecen, posiblemente robados por algún agente nacional.Y durante 70 años, nada más que la certeza en su familia de lo vivido y contado, pero nada de los papeles.

En 2008, el vaquero César Vidal y el historiador Jorge Fernández-Coppel reciben una llamada que les ofrece los papeles por 60.000 euros. Avisada la Guardia Civil, se detiene al vendedor y se intervienen los papeles. José Alcalá-Zamora Queipo de Llano, nieto del Presidente y académico de la historia pide repetidamente los papeles de su abuelo. Finalmente los guardias que intervinieron le confiesan que por orden «de arriba» los papeles se los queda el Ministerio de Cultura.

Durante años, la familia ve como se le niega el acceso a los papeles e incluso el Estado paga a quien ofertaba documentos históricos robados. Después de muchas excusas, el Gobierno se retrata negándose tanto a entregarlos a la familia como a hacerlos públicos (en el Archivo de Salamanca) porque el contenido de los papeles «podría causar crispación». La propia familia tenía temores fundados de que el mismísimo Ministerio de Cultura pudiera llegar a destruir o «distraer» documentos que se perdieran para siempre.

La razón era evidente y conocida. En plena vorágine del invento de le memez histérica o memoria histórica, no podían consentir que el propio Presidente Alcalá-Zamora viniera de la tumba a decir que el gobierno del Frente Popular era tan legítimo como mis decisiones sobre la fiscalidad de Taiwan.

Porque eso es lo que contienen los papeles: La declaración del Presidente de la ilegalidad de los comicios de febrero del 36, en los que no hubo recuentos y sí milicias armadas que proclamaban las candidaturas como vencedoras, mientras el gobierno previo se inhibía y quitaba de enmedio para que no les tocaran la cara.

Finalmente los papeles llegaron a sus dueños. Jorge Fernández-Coppel ha sido el encargado de ordenarlos, estructurarlos y publicarlos. José Alcalá-Zamora escribe el epílogo a esta primera entrega -«Asalto a la República (enero-abril de 1936)»- en la que deja de manifiesto la absoluta ilegitimidad de origen del gobierno del Frente Popular.

Dicho todo esto, y esperando tener el libro pronto, dos cosas:

La primera, que si aquellos que hemos sostenido esta ilegitimidad de origen hemos encontrado siempre el argumento de que como éramos unos fachas todo eso eran teorías conspiranoicas nuestras, no me cabe la menor duda de que las palabras de un Presidente de la República, exiliado en el franquismo también serán tildadas de «paranoias fascistas» por los «egregios» Gibson, Preston y demás chusma.

La segunda, que esta ilegitimidad de origen se suma a la ilegitimidad de actuación que adquirió ese gobierno con su criminal conducta. Pero que la de actuación por sí sola era más que suficiente para justificar, como para mí está plenamente justificado, el Alzamiento Nacional del 18 de Julio de 1936, producido no «contra la República», sino contra un gobierno doblemente ilegítimo y criminal.

19 Comments

  1. Ignacio wrote:

    Citado

    martes, noviembre 22, 2011 at 15:09 | Permalink
  2. Gonzalo wrote:

    Muchas gracias mi galáctico amigo.

    martes, noviembre 22, 2011 at 15:12 | Permalink
  3. Kikas wrote:

    Sé que soy el porculín de esta parroquia, y lo digo siempre, pero voy a abundar en ello
    No pretenderé impartir cátedra. Sin embargo, a mi modesto entender, aquello no fue una guerra de buenos contra malos (Cualquiera que sean los buenos o los malos), sino de malos contra malos
    Y me averguenzo de descender de aquello

    martes, noviembre 22, 2011 at 15:28 | Permalink
  4. Gonzalo wrote:

    No he hablado de la guerra sino del alzamiento. Hay una sutil diferencia.

    Pero si hay que ir más allá, yo sí tengo clarísimo que se trató de una guerra de malos (entre los que había gente buena) contra buenos (entre los que había gente mala). Y además tengo meridianamente claro quienes fueron los buenos y los malos.

    martes, noviembre 22, 2011 at 15:46 | Permalink
  5. Kikas wrote:

    Pues entonces los dos lo tenemos clarísimo.
    Lo que pasa es que lo que tenemos clarísimo es diferente
    ¿Esto nos da derecho a dirimirlo a tiros?

    martes, noviembre 22, 2011 at 20:07 | Permalink
  6. No, claro que no. Nadie tiene derecho a quemar iglesias ni a fusilar a curas, a monjas y a cualquiera por el mero hecho de ir a misa.
    Ni tampoco a robar las propiedades a sus legítimos propietarios.
    Lo que pasa es que cuando estas cosas suceden, lo que si es legítimo es el empleo de la violencia para impedirlo.
    ¿O no?

    martes, noviembre 22, 2011 at 22:01 | Permalink
  7. Kikas wrote:

    Ya;
    Ni tampoco a fusilar maestros por ser de izquierdas o a darle el Paseo a García Lorca por ser…no sé muy bien qué.
    Con lo cual me reafirmo;
    Malos contra malos
    Y me sigo avergonzando
    Claro, siempre es mucho emjor pensar que tú eres de un bando que eran los buenos.
    En este caso, me vais a disculpar, prefiero no ser de ninguno.
    Y como mis abuelos cayeron cada uno en un lado, no tengo que pedir disculpas ni exigírselas a nadie. Bastante tengo con lo mío

    martes, noviembre 22, 2011 at 22:57 | Permalink
  8. Gonzalo wrote:

    Como dije antes, entre los malos había buenos y entre los buenos malos.

    El problema es que la quema de iglesias, asesinatos de curas y monjas, expolios generalizados o tiro en la nuca a portavoces de la oposición se hacían ANTES de «empezar a dirimirlo a tiros» y por parte de la «legalidad republicana». Sí, por supuesto que eso da derecho a levantarse en armas.

    Evidentemente, no lo da a utilizar esa situación para ajustes de cuentas o atropellos de cualquier tipo que sí se produjeron.

    Por cierto, en el caso de Lorca algún día dejaremos de repetir tópicos y empezaremos a decir que Federico, el «poeta de la Revolución» según José Antonio, refugiado en casa de falangistas, fue asesinado por disputas de familias del lugar y de lindes de tierras. Pero queda mejor vestirlo de víctima de falangistas ortodoxos, repeinados y con bigotito, claro.

    martes, noviembre 22, 2011 at 23:48 | Permalink
  9. Javier wrote:

    Hay enfrentamientos enconados a lo largo de la historia que jamás se podrán remediar. Cada uno tiene «su verdad» y, además, cada uno de ellos afirmará que tiene pruebas irrefutables.
    Si de algo ocurrido ayer, algo que todos hayamos podido ver y oír, habrá mil versiones y verdades que podemos esperar de lo ocurrido hace más de 70 años.

    miércoles, noviembre 23, 2011 at 0:33 | Permalink
  10. Kikas wrote:

    Lo de G. Lorca lo he traido a propósito porque, efectivamente, eso fue un ajuste de cuentas de otro tipo.
    Y me reafirma
    Malos todos

    miércoles, noviembre 23, 2011 at 9:13 | Permalink
  11. Mi «resumen» de la guerra civil, como la mayoría de las cosas importantes de mi vida, es un resumen familiar:
    Mi abuelo paterno era oficial de requetés. Fue el único superviviente de catorce hermanos, varios de los cuales fallecieron combatiendo en las filas del ejército rojo, uno de ellos como jefe de un cuerpo de ejército, nada menos.
    Una hermana de su mujer era monja, y fue fusilada en Madrid por serlo y hace unos años elevada a los altares.
    Mi abuelo materno hizo nuestra guerra como legionario, fue luego a Rusia con la División Azul, y aunque murió muy joven, regresó de allí con vida.
    Uno de los hermanos de mi abuela materna combatió con la Falange, y al trerminar la guerra se hizo monje, monje de verdad, de los de clausura, hasta su muerte muchísimos años después. Siempre me ha hecho reflexionar ¿qué vería, haría o viviría en la guerra para tomar una determinación semejante de un modo tan radical?
    El cuñado de mi abuela pasó la guerra prisionero en una checa, y un día al sortear los nombres de los que serían fusilados esa jornada al azar, resultó que él y otro prisionero tenían el mismo nombre e iguales apellidos, así que se jugaron a suertes la vida.
    ¿Buenos y malos? No se trata de eso, ni mucho menos. Lo más cómodo es aquello de «yo no soy de ningún bando». Pero no es posible, ante una situación como la de 1936 en España, con todos los datos y elementos que unos y otros conocemos, y que resulta enriquecedor compartir y discutir, lo digo en serio, no es posible ser un mero espectador.
    Yo, por mi parte, sabiendo cuantos lobos acostumbran a vestirse con piel de cordero, cuando veo surgir la Cruz de Cisto, ya sé cuál es mi bando.

    miércoles, noviembre 23, 2011 at 9:33 | Permalink
  12. Gonzalo wrote:

    Javier, la cuestión de la entrada -no de los comentarios posteriores- es que no es una opinión 70 años después sino el relato de los hechos de la primera autoridad de aquel Estado, silenciada y secuestrada por los que pretenden presentar de otra manera aquello.

    Kikas, lo que te puede reafirmar es que hubo malos en todos lados, lo cual es evidente.

    Alphonse, nada que añadir. Salvo el episodio del sorteo, que me resulta familiar y no recuerdo a quién se lo he escuchado o leído.

    miércoles, noviembre 23, 2011 at 9:42 | Permalink
  13. Igual me lo habías oído a mí, ja, ja, ja.
    Te lo puedo asegurar, el cuñado de mi abuela se llamaba José Gómez López, y era militar de carrera. Le pilló julio del 36 en Madrid y se pasó tres años de checa en checa. Después mi abuelo intentó convencerle para irse juntos a Rusia, ya que todos sus compañeros de carrera tenían la hoja de servicios plagada de medallas de guerra y de este modo podría «salvar» la carrera. Pero a mi tío José, al que conocí bastante, sólo le quedaban ganas de pasar el resto de sus días con su mujer y sus hijos, y eso fue lo que hizo.

    miércoles, noviembre 23, 2011 at 11:15 | Permalink
  14. Kikas wrote:

    Bueno, pues brevemente para no cansar, todos los tios de mi madre, 9, murieron fusilados a los pocos días de comenzada la guerra. Su delito, supongo que envidias en el pueblo que estaba en zona republicana.
    En el otro bando, «solo» 2 hermanos de mi abuelo murieron en la guerra hecha desde el bando republicano.
    Muertos tenemos todos, algunos por ambos bandos.
    Y, efectivamente, de esos dos bandos, yo no soy de ninguno.
    (Lo mismo que si me preguntan si soy de Hitler o de Stalin)

    miércoles, noviembre 23, 2011 at 12:58 | Permalink
  15. Juan Español wrote:

    Independientemente de las opiniones que cada uno tengamos de la GC, lo que Gonzalo nos dice es que el libro a que se refiere, plasma la opinión del primer presidente de la segunda república española, y que, según él mismo dice, fué un fraude el resultado electoral que dió el triunfo a las izquierdas españolas.- Yo soy republicano, pero no seguidor de esa segunda república española que, a base de los desmanes que consintió, trajo como consecuencia la GC.- En cuanto a FGL, tengo entendido que murió años despues en un pueblo de Granada llamado Calicasas, donde vivió con nombre falso durante bastante tiempo, y lo digo ahora en vista de que donde se suponía que estaba, no lo han encontrado.

    jueves, noviembre 24, 2011 at 17:58 | Permalink
  16. Duque de Jaca wrote:

    No, Lorca no murió en Calicasas: se bajó de la cruz y se fue a vivir a la India con María Magdalena…
    El libro debe de ser una joya pendiente de un análisis muy crítico (y en este caso, me extraña que Pecharromán no arrope la edición). Sinceramente tengo muchas ganas de leerlo.
    ¿La Guerra Civil? Una consecuencia lógica de seis años de injusticia, de ilusiones frustradas, de torpezas políticas, de penosa propaganda del régimen… y por supuesto, España llevaba demasiados años sin una guerra civil (sesenta concretamente).
    Volviendo a Lorca, concuerdo con lo dicho por Gonzalo, aunque hay otro tipo de implicaciones («Le he metido un tiro por el culo, por maricón», por citar un ejemplo), no cabe duda.

    domingo, diciembre 4, 2011 at 5:41 | Permalink
  17. Enésimo wrote:

    Enésimo justificador del Alzamiento Nacional.

    El día que entiendan que por mucha basura que haya, jamás es legítimo dar un golpe de Estado, habremos avanzado en algo. Por no mencionar que si el Alzamiento sólo quería poner orden… habría que preguntarle a Su Excelencia el Alzado por qué no devolvió el país a los españoles y se quedó en la poltrona totalitaria durante 40 años.

    Paparruchas

    domingo, febrero 12, 2012 at 7:42 | Permalink
  18. Enésimo wrote:

    Por otra parte, me gustaría saber por qué siempre que hablan Ustedes de la muerte de monjas y curas se olvidan de los cientos de curas y monjas asesinados por las tropas sublevadas: monjas violadas por los temidos moros de Franco y curas asesinados en las zonas bajo control Nacional porque se negaban a delatar a sus parroquianos rojos, por aquello de que en el Seminario les habían imbuido de caridad cristiana DE VERDAD. En mi tierra, en un solo arciprestazgo, sin conflicto en ciernes, se fusiló a cuatro «curas rojos». Lo de «rojos» se lo pusieron porque no quisieron delatar a sus vecinos sindicalistas.

    Curiosamente esos curas asesinados por el bando ganador y esas monjas violadas por las tropas vencedoras no son Santos de la Iglesia. Y gente como ustedes, tan puntillosa para defender que la quema de iglesias es motivo para dar un golpe de Estado, se olvidan siempre de ellos.

    Pobres. Ellos que sí practicaban la enseñanza de Cristo, olvidados por los que presumen de hacerlo.

    domingo, febrero 12, 2012 at 7:49 | Permalink
  19. Gonzalo wrote:

    Algunas puntualizaciones para lectores poco aplicados:

    Yo no estoy utilizando las memorias de Alcalá Zamora para justificar el Alzamiento Nacional, porque aún sin ellas lo encuentro plena y absolutamente justificado. Digo, por si quedaba alguna duda y quiere usted denunciarme ante la autoridad democrática competente.

    No estoy de acuerdo con eso de «nunca es legítimo dar un golpe de estado». Es más, me parece una majadería. ¿No es lícito el levantamiento rumano contra Ceaucescu (el levantamiento, no el linchamiento del tirano)? ¿No es lícito el intento de levantamiento de Tiananmenn, aplastado por la dictadura roja china? Sí, claro que son legítimos.

    En cualquier caso, mi narizota me dice que capta el olor del que dice esa majadería pero sí aprueba los golpes de estado del 34 y de febrero del 36 sin que nadie puede discutirlos.

    ¡Qué coño! Seguro que ni considera golpe de estado el de abril del 31.

    Claro, legitimidad pura y dura.

    Para esos legitimadores es para los que hago referencia al propio presidente de su muy libre y legítima II República. Pero parece que ni ese caballero tiene más motivos de juicio que cualquier internauta moderno.

    Y para terminar, querido tecleador, una apreciación evidente para alguien con un mínimo de inteligencia. Los Santos de la Iglesia (o concretamente los Mártires, que supongo que es lo que usted quiere decir) no lo son porque los maten los rojos ni los verdeoscuros. Lo son porque son asesinados por razón de su fe.

    Esos crímenes de los que usted habla, puestos a concederle verosimilitud a sus palabras, ¿lo fueron por causa de la fe de los asesinados? En caso contrario, sin dudar de la maldad de los asesinos y de la bondad de los asesinados, desconozco sin en alguno de los casos se ha aportado algún testimonio o documento para abrir un proceso de beatificación, que sin duda sería atendido con la misma observancia por parte de la Iglesia que los abiertos por haber testimonios y documentos que atestiguan los crímenes habidos en una de las mayores persecuciones religiosas de la Historia, porque, querido escribiente, el Martirio es causa de apertura del proceso.

    Y para terminar, puestos a «puntillosear», yo no he dicho que la quema de iglesias fuera causa suficiente de justificación del Alzamiento. Eso no es más que una pequeña muestra de la persecución religiosa orquestada desde el poder en la desgraciadamente fracasada (por culpa de los que 80 años después se apropian de ella) II República Española.

    domingo, febrero 12, 2012 at 19:52 | Permalink

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  1. Bitacoras.com on martes, noviembre 22, 2011 at 15:12

    Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Hace unos días salió a las librerías el primer tomo (se anuncian tres en total) de las memorias del Presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora. Por fin. Y digo por fin porque la aventura de esas memorias y de los …

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