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Criando a nuestros hijos (III) – El gran engaño

Después de las dos entradas sobre la crianza de nuestros hijos, dos comentarios me llevan a seguir por el camino que quise tomar en un principio pero que no fui capaz de expresar con claridad. Los comentarios en cuestión son el de Kikas, muy interesante en su totalidad pero del que rescataré algunas frases sueltas:

«Pero es cierto que nos han engañado. Bueno, aprovechando que solo te leo yo, y, hasta que en la Junta de Andalucia me aprueben la operación de cambio de sexo gratis total, soy hombre o eso creo, realmente, a quienes les han engañado es a ellas.»

(…)

«Y las progres en la Tele hablando de las conquistas sociales de la mujer. Pues me descojono.
Y no creo que vivamos mucho mejor que antes, ni tampoco demasiado cómodos.»

(…)

«Porque el mundo lo manejan 4 y su método es tenerte siempre en el límite para que no se desmande el rebaño.»

(…)

«Todo bien aderezado con grandes dosis de consumismo para que la rueda no se pare y podamos consumir cada dia mas, ganar cada dia mas y vivir cada dia peor (Casi todos menos los que nos manejan)»

Siendo este un comentario que comparto plenamente, el que me parece de más alcance, el que hace todavía más grave esta situación, es el de Séneka:

«Sólo una observación de mi cuenta: esta forma de vida que estamos criticando la hemos «comprado» nosotros mismos, que no se nos olvide.»

Esa, sin duda, es la tragedia. Que todos hemos entrado encantados en la trampa. Que la mayoría no ve que es una trampa, cierto, o no lo quiere ver. Pero que los que lo vemos, encima, decimos así, entre colegas, que qué cabrones son los tramperos… pero seguimos poniendo el lomo para que nos marquen a hierro el emblema de la ganadería.

Nuestra sociedad es una mentira. Una mentira inmensa. Hemos vuelto la cara a nuestra historia, a nuestra verdadera manera de ser, para inventarnos un modo de vida que no es que sea una mierda. Es mucho peor: Es una mierda que nos parece un manjar.

Y encima, nos creemos libres. Más libres que en ningún pasaje de nuestra historia, dicen. ¡JA! Libres… sí. Mientras produzcamos, mientras hagamos girar la rueda, lo seremos… para algunas cosas. Para votar, para elegir nuestro guía socioespiritual entre Belén Esteban o Mercedes Milá… Sí, somos libres. Libérrimos, diría yo: No podemos elegir realmente a nuestros representantes públicos (pero podemos hacerlo entre pútridas estructuras de poder llamadas partidos), ni entre modelos educativos para nuestros hijos (eso sí, podemos elegir entre los tres colegios para los que tenemos puntos y que siguen una idéntica e inflexible «hoja de ruta», y ya se verá lo que sale en el sorteo), ni entre modelos sanitarios (pro eso sí, usted puede elegir entre el Doctor Pérez y el Doctor Jiménez, siempre que no tengan mucha lista de espera, en un alarde de lo que esta panda llama «libre elección» sanitaria)… ¡Libertad, libertad!

Pero no se preocupen, que ustedes pueden alcanzar el Cielo en la tierra… ¡¡produzcan, produzcan, produzcan…!! Y podrán optar a un precioso pareado con vistas a la tapia de enfrente tras una módica hipoteca de 40 años… ¡¡produzcan, produzcan, produzcan…!! Y su hijo (el singular es intencionado) tendrá disponibles innumerables actividades deportivas, educativas, culturales… todo ello para que usted no tenga que preocuparse de qué coño hacer con él durante la tarde y así… efectivamente: ¡¡produzcan, produzcan, produzcan…!! Para poder ponerle un ordenador en su cuarto con ADSL, así se buscará amigos por el mésenyer y no molestará ni nos obligará a compartir con él su tiempo libre, dejándonos que nosotros podamos consumir más y más. Y para ello… ¡¡Que produzcan, coño!!

Mientras tanto, somos taaaaan libres que podremos elegir desde qué cadena de televisión o radio nuestros jóvenes van adquiriendo la seguridad de que aquí de lo que se trata es de colmar nuestros deseos y llegado el caso, producir lo suficiente para ir superando etapas de consumo. Y les contarán, pagados con mi dinero -y el suyo- que los únicos problemas serios que hay que plantearse son aquellos que afecten a la productividad y al modelo de aprendizaje. Así, un niño podrá ser bombardeado por cualquier aberración, vivir en cualquier ambiente «antieducativo», pero ojo… Servicios sociales intervendrá sólo cuando no esté convenientemente escolarizado. Y digo convenientemente escolarizado y no correctamente educado. Aquellos que intenten buscar vías alternativas -tipo homeschooling- serán perseguidos por la sencilla razón de que ahí no podrán los mandamases de turno dirigir y controlar el contenido de lo que se inculque a los niños.

Para los adultos no será muy diferente.: Cualquiera podrá dedicarse a cualquier actividad que desee… pero los controles se ceñirán a que ésta rinda los correspondientes ingresos al chiringuito (vulgo Estado) y que no pongan en peligro la productividad y sus correspondientes ingresos al chiringuito.

¿Exagero? Tal vez. Tal vez sea el efecto de «la vuelta al cole». Pero hagan cuentas. ¿Acaso no está todo dirigido -desde el Estado, desde los grandes medios, desde las clases dirigentes- hacia maximizar la producción y el consumo y minimizar cualquier actividad que por un lado no produzca ingresos y por otro lleve a la persona a plantearse preguntas trascendentales? Y cuando digo trascendentales no me refiero necesariamente a religiosas, que por supuesto también. Me refiero a que parece que no haya nada que tenga importancia si ésta no se puede cuantificar materialmente.

Y, ¿saben qué es lo peor? Que no sólo nos lo hemos tragado, sino que además gritaremos, todos, en voz alta, que es la mayor delicia que hemos probado. Ahí está la mayor de las desgracias. Ahí es dónde, desgraciadamente, Séneka acierta plenamente en su comentario. Hemos comprado este modelo. Y para tranquilizar nuestras conciencias hacemos pequeñas críticas. Pero aquí seguimos.

Y seguiremos. Porque no tenemos huevos para darle dos patadas a todo. Y al final nos arrepentiremos, pero será tarde. Y una vez más, tendremos lo que nos merecemos.

6 Comments

  1. Embajador wrote:

    El chiste en tiempos de Franco era que España es Una porque si hubiera otra nos iríamos todos para allá; grande porque cabemos nosotros y los americanos; y libre porque uno puede ser del Real Madrid o del Barcelona.

    No hemos cambiado mucho desde entonces. Bueno si, ahora además de los americanos tenemos: marroquíes, rumanos, subsaharianos en general, amén de jubilados ingleses, alemanes, y suecos. Y por supuesto uno puede ser del PP o del PSOE.

    Que ironía.

    lunes, enero 11, 2010 at 17:51 | Permalink
  2. Seneka wrote:

    Yo, my friend, ya intenté darle la patada a todo hace pocos años. Pero ya era tarde. Quizá en un tiempo no lejano siga siendo una opción, pero entonces ya será DEMASIADO tarde. Y ya lo avisé, pero donde manda patrón no manda marinero.

    A estas alturas voy conformándome con hacer las cosas para tratar de evitar que mis hijos se conviertan en inútiles profesionales o tarados sin remedio. Y cuesta un huevo.

    Estoy muy de acuerdo con todo lo que dices en tu artículo, pero el problema es que en este momento de nuestras vidas, además de huevos, se necesitan ovarios. ¿O no?

    lunes, enero 11, 2010 at 21:33 | Permalink
  3. Gonzalo wrote:

    Querido Séneka, supongo que el «huevos» puede ser genérico neutro, huevos y huevas. Pero usé huevos porque hablo en primera persona. No es un reproche furioso a los demás, es tristeza por la constatación de un hecho propio.

    Supongo que ahora es tarde en el sentido de que tenemos el carro enganchado e implicamos a la tropa. Y eso acojona, evidentemente. Pero sigue siendo cuestión de atreverse a dar la patada, porque posibilidades hay, aunque quizá lo primero que hay que elegir es el país de destino, porque en este querido nuestro lo primero que tendríamos es al Consejero de Educación diciendo que el niño, a EpC pero ya.

    Yo lo avisé también hace años, muchos años. Y entonces ni me tomaron en serio ni yo empujé con más decisión. Hace unos pocos meses, mi santa esposa, entonces novia, lo recordaba, entendiendo que quizá no era tan descabellado aquello de repoblar pueblos abandonados…

    martes, enero 12, 2010 at 9:57 | Permalink
  4. Seneka wrote:

    Por ahí va la cosa, y ya sé que no se trata de un reproche furioso contra nadie en particular.

    Lo que yo quise decir es que para cuando yo lo ví con toda claridad ya estaba casado y el tiovivo multichurumbel ya estaba montado. Yo sólo ni puedo ni debo mover este circo completo. A estas alturas del filme mi mujer se da cuenta de que yo tenía razón, pero no es capaz de liarse la manta a la cabeza. Y a mi, cada día, me quedan menos fuerzas para hacerlo.

    martes, enero 12, 2010 at 14:41 | Permalink
  5. Sólo hacen falta, como decía Julio Ruiz de Alda:

    «Hombres nuevos, empapados de España, dispuestos a tomarlo todo, pero dándolo todo antes».

    Lecturas peligrosas, casi clandestinas en estos tiempos de libertad.

    En realidad, para ser libres, lo único que se necesita es tierra, energía y agua. Lo demás, viene por añadidura.

    Otro loco, que tomó la píldora equivocada.

    martes, enero 12, 2010 at 21:34 | Permalink
  6. Kikas wrote:

    No estoy de acuerdo (Ya vine en plan tocapelotas), en que esto lo hayamos comprado. Y para muestra tu post anterior. Una cosa es que la masa le regale a todas las Vanesas de la clase un telefono móvil y otra que si tu no lo haces tu hija se sienta una desgraciada.
    Los medios de comunicación nos adocenan, son parte del Sistema. La masa sin criterio se deja adocenar, pero los que lo tienen han de pelear contra eso.
    Lo he dicho muchas veces. Trabajando en el campo de la Tele durante muchos años, yo siempre he seguido al medio opositor cuando he podido elegir. Los que mandan ya se encargarán, cuando tu no te des cuenta, en el bar o en casa de un amigo, de colarte su mensaje. Por ello, en el coche, o en casa, elige lo contrario. Es una mera cuestión de equilibrio, no de ideología. (Bueno, con la COPE y Losantos solo pude un mes, cuando me di cuenta de que llegaba al trabajo con la vena del cuello hinchada me pasé a Herrera. No es lo mismo pero suficiente)
    Por último, tambien lo he dicho varias veces. Cuando viajas a sitios como la India o Bangladesh, y te das cuenta de la inmensa carencia de la gente, te apercibes de las necesidades que nosotros mismos nos creamos. A mí me pasaba, a la vuelta de uno de esos viajes, asistir a las reuniones de mi comunidad de vecinos y darme cuenta de por las chorradas que discutíamos.
    La conclusión, educar a nuestros hijos en nuestros valores y confiar en que adquieran el criterio que a otros les falta.
    (Creo que volví de América con menos ideas y más confusas que cuando me fui) 😉

    miércoles, enero 13, 2010 at 22:31 | Permalink

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  1. Bitacoras.com on lunes, enero 11, 2010 at 16:34

    Información Bitacoras.com…

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