Vamos tirando

Conforme aparecía anoche la noticia de que el Tribunal Pros Constitucional ha decidido permitir que se cumpla la estrategia diseñada por ETA y acordada con EA (según informes de la Guardia Civil) para presentar a sus peones a la «fiesta de la democracia» y acomodarles después en los sillones que usted y yo pagamos, me surgieron reflexiones sobre varios aspectos de la noticia.

Lo primero, y ya expuse mi opinión sobre la legalización o ilegalización de esta chusma como partido, es que el problema surge de las mariconadas legales, para entendernos. De cogérnosla con papel de fumar para ver cómo podemos regular sin que parezca que tal y sin que nos echen en cara que cual y sin molestar a pascual.

Lo segundo, tiene cojones que se haya reproducido punto por punto y coma por coma el guión (Supremo veta las listas con votos en contra, recurso al TC, empate en la sala, remisión al pleno y aceptación por mayoría de las listas) que tantísima gente venía repitiendo en cuando foro quisiera escucharle. Guión reiteradamente desmentido por determinados sujetos.

Lo tercero, que me parece con mucho lo más grave de todo, es una derivada de lo anterior: Todo el mundo sabía lo que iba a pasar en función no de la legalidad o ilegalidad, de la letra o del espíritu de la Ley… sino de la mafia judicial a la que cada magistrado debe obediencia. De la procedencia de su poltrona. De su adscripción política.

Lo cuarto, la reacción de los partidos políticos. Todos se escudan, en uno u otro sentido, en lo que dice uno u otro Tribunal y el necesario acatamiento de las leyes. Pero aquellos que tienen la potestad de evitar estos espectáculos transformando las leyes en normas claras sin posibles dobleces políticas en la interpretación -y esto incluye a la Constitución- y sobre todo de garantizar que los máximos representantes del poder judicial sean juristas de prestigio y no sectarios mamones (en el sentido literal del término, que su misión principal sea la mamandurria), prefieren mantener sus parcelitas, sus componendas y sus -otra vez- mamoneos.

Dice el pleno del TC que la Santísima por lo Civil (que diría Orisson) Constitución dice que toda persona que no haya sido privada de sus derechos tiene derecho a concurrir a unas elecciones. Y por tanto los independientes colocados por ETA en las listas de Bildu, al estar «límpios», no pueden ser vetados. Y eso lo dice con un informe de la Guardia Civil encima de la mesa que afirma que todo el chiringuito nace de un acuerdo -previo al «cese de violencia ofensiva»- de ETA y EA.

Pues a lo mejor el pleno del TC tiene razón y la Constitución dice eso y ante eso los informes importan un carajo. Pues puede ser. Y nos lo comemos. Y a nadie se le ocurre -será que no ha habido tiempo ni ocasión- no ya quemar la Consti (ojalá), sino simplemente adecuar esos párrafos para evitar semejante vergüenza.

Pero vuelvo a lo anterior: En España, las altas decisiones judiciales se toman en uno u otro sentido por motivos políticos. Me importa tres leches que sea en uno u otro sentido. Si la decisión del TC hubiera sido en sentido contrario diría lo mismo, porque no hubiera sido por aplicación o no aplicación más o menos estricta de la ley, sino porque la composición del pleno hubiera tenido otra distribución política.

Dice la teoría que la democracia se basa en la separación de poderes. En España cada cuatro años se echan unos papelitos marcados que hacen que se conforme el legislativo. Éste es el que luego de entre sus miembros nombra al ejecutivo. Y entre uno y otro nombran a dedo a los representantes del judicial.

Esto es así, y así está mayoritariamente admitido por el personal. Así que por mucho que nos joda que vaya a haber etarras en las listas hoy, en las urnas el 22 y en los cargos públicos pagados por usted y por mí a partir del día 23, no vale lamentar el hecho puntual, sino señalar la causa inequívoca de toda esta situación. Y eso supone señalar las pestilentes raíces de todo el sistema que nos hemos han dado a nosotros mismos. Porque quien acepte ese sistema debe ser coherente, y aceptar sus consecuencias. Esto no es una democracia. Es un régimen totalitario perfectamente diseñado para que sus sustentadores sigan mamando y mamoneando mientras nos dicen lo majos, buenos, modernos y sobre todo libres que somos.

Y no proteste tanto y meta usted el papelito, hombre, que esto es la fiesta de la democracia.