Vamos tirando

Se me ocurre que alguien podría proponer al Congreso la celebración de algunos referéndums para que el pueblo fije su postura sobre algunos temas. Sin ser demasiado exhaustivos, los temas podrían ser:

– La esclavitud. Y que el pueblo diga realmente si desterramos por siempre esa costumbre abominable o la convertimos en un derecho. Del amo, claro.

– El derecho de pernada: Que el pueblo se exprese y diga si, por ejemplo, el director general de la empresa tiene derecho a yacer con el cónyuge de sus empleados -o el delegado de gobierno con sus ciudadanos- en la prima note o por el contrario eso es un abuso inadmisible.

– La selección de niños sanos. Al estilo de Esparta, los débiles podrían ser sacrificados si a los pocos años o meses de vida no han demostrado su capacidad para mejorar la especie, librándonos así de individuos débiles que resulten una carga. Por el contrario, el pueblo podría votar concediendo a estos niños derechos como si fueran fuertes y sanos.

– Segregación racial: Es posible que el pueblo soberano desee que los espacios públicos estén debidamente acotados para impedir que en ellos pudieran llegar a mezclarse blancos, negros, gitanos o moros como si fueran iguales. Y si el pueblo lo que quiere es que todos tengamos los mismos derechos, pues que lo diga.

Evidentemente, tanto ustedes como yo coincidiremos por un lado en que las cuatro supuestas propuestas giran sobre hechos o posibilidades tan inhumanas que no sería ni medio decente el plantear un referéndum, aunque supiéramos que el 99% votaríamos contra semejantes atrocidades, ¿verdad?

Son cuestiones superiores, que no se pueden ni plantear al debate porque son impepinables. ¿Estamos de acuerdo? Bueno, pues algunos -quiero suponer y supongo que con buena intención, aunque con torpeza infinita- proponen como medida super mega maxi provida la celebración de un referéndum sobre el aborto. Con providas así, igual los promuerte no se necesitarían tantas Bibianas.