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Aromas de híper

No me gustan las grandes superficies. No soy capaz de situarme, los responsables me cambian las secciones de una visita a otra, la gente anda despacio, deja el carro estorbando, hay cada vez más “gente fea” (en feliz expresión de mi santa, con la que yo recojo desde chonis de grandes aros orejiles, chusma achandalada, osos amorfos con pantalones pescarranas y maricobolsos, pasando por adefesios de gimnasio y demás fauna ibérica)… En menor cantidad, también hay “gente guapa”, que tampoco me gusta un pelo. Alguien que se viste y arregla así para ir a la compra, no es de fiar. Qué coño, y si no es para la compra y se arregla así a diario, tampoco.

En la cola más corta de las cajas rápidas hay una señora, como de mi edad, con una niña. Es del segundo grupo. O me lo parece, por sus tacones y sus vaqueros que tienen pinta de ser aún más caros que feos (a todo esto, sólo hay algo que me parezca más feo que un tacón, y es un tacón con vaqueros… fin de la discusión de moda). Y por su porte y su delgadez, artificial a nuestra edad (y su peinado, y su color de pelo, y…). Pero ya le toca y apenas lleva nada, así que me coloco tras de ella. Inmediatamente siento un olor intenso que se me agarra a la garganta. Hago ademán de irme a otra caja pero ya hay gente tras de mí y mucha cola en las otras. Aguanto la respiración. Espero que sea un momento.

La pija exclama “¡por favor, por favor, qué horror, qué mal huele!, ¿no?” Y pregunta a la cajera si se ha derramado algo. La joven cajera le dice que sí, que hace un par de clientes se ha salido una carne de su envoltorio, pero que ya lo habían limpiado todo y que la cinta estaba detenida con la parte afectada por abajo para que se secara bien.

Yo de vez en cuando me giro hacia otra caja, expulso el aire, meto la nariz en el jersey y vuelvo a llenar los pulmones, para un rato. Los ojos me pican y me empiezan a llorar.

La pija pone con cuidado las pocas cosas que lleva en el pequeño espacio entre la cinta y la caja. Una lata rueda y toca apenas de refilón el borde de la cinta. La cajera la coge para que no siga rodando y la pone en la cinta… o casi, porque la clienta exclama ¡no, por favor, no pongas nada en la cinta!” y con su mano derecha vuelve a ponerla en el pequeño soporte de acero mientras con la izquierda sujeta un pañuelo que le tapa nariz y boca. Todos sus movimientos los salpica con varios “qué horror, qué asco, qué peste”.

Antes de ponerme morado oscuro, vuelvo a girarme, a expeler aire y a volver a llenar las reservas. No puedo más. Me abrasan la nariz y los ojos.

La niña se acerca a la madre, a decirle algo. En un gesto natural hace ademán de apoyarse en la cinta. El grito repentino nos sobresalta a toda la fila “¡POR DIOS, NO PONGAS AHÍ LAS MANOS!”, mientras la aparta de un empujón y saca pañuelos y toallitas del bolso «¡LÍMPIATELAS! ¡QUÉ ASCO, POR FAVOR!»

Yo ya no sé qué hacer para coger aire, parece que no quede a mi alcance un soplo fresco, y ya debo estar de todos los colores. De verdad que esto es insoportable, un problema de salud pública.

Ella paga y se va a toda prisa, casi tirando de la niña. Me toca. Pongo las dos o tres cosas que llevo en la cinta y, mientras respiro hondo, lleno los pulmones, recupero el pulso, miro a los ojos a la cajera, doy las buenas tardes y ambos sonreímos. Celebro, y creo que no soy el único, que la clienta anterior ya se haya ido… con su perfume.

Ya no me pican ni lloran los ojos. Ya se puede respirar.

¿En la caja? Olía… pues a caja de hipermercado. A nada más. Palabrita. Buf, qué alivio.

7 Comments

  1. Kikas wrote:

    Lo que hubiera dado por estar contigo en la cola, Gonzalo…
    Te juro que nos hubiéramos reido pero bien…créeme
    Aunque sea muy rojo y muy masón….

    martes, octubre 30, 2012 at 18:35 | Permalink
  2. Nikiforof wrote:

    Pero, ¿qué dices, Gonzalo? ¿que no te gustan los tacones? ¡es el mejor invento del mundo para las mujeres!
    Les coloca el culo, estilizada las piernas y la figura y, a veces, es el único atractivo de una hembra.
    Por otro lado, es cierto que las cintas de un super dan mucho asquete pero la colonia barata echada a cascoporro lo da más.
    Saludos salvajes

    miércoles, octubre 31, 2012 at 10:25 | Permalink
  3. Gonzalo wrote:

    Pero tú, Kikas, serías del primer grupo… con chanclas, pantalón pirata, camiseta sin mangas y bolsito.

    Juas.

    miércoles, octubre 31, 2012 at 10:25 | Permalink
  4. Gonzalo wrote:

    Colega, dí la verdad que a ti los tacones te gustan por… bueno, dejémoslo.

    La colonia a cascoporro da asco sea barata o cara. Casi que cara, más, que debe llevar más aditivos del petróleo.

    miércoles, octubre 31, 2012 at 10:26 | Permalink
  5. Gonzalo wrote:

    Jojojo… no me había fijado… que a veces es el único atractivo…

    ¿Pero por dónde te mueves…?

    miércoles, octubre 31, 2012 at 10:26 | Permalink
  6. Kikas wrote:

    Y el Breviario, no se te olvide…
    😉

    miércoles, octubre 31, 2012 at 11:36 | Permalink
  7. Gonzalo wrote:

    Aquí lo tengo, eso lo llevo yo…

    😛

    miércoles, octubre 31, 2012 at 11:40 | Permalink

One Trackback/Pingback

  1. Bitacoras.com on martes, octubre 30, 2012 at 18:02

    Información Bitacoras.com…

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