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18 de julio en Sevilla – Memoria histórica

Un puñado de desarrapados vuelve a dar la nota exigiendo a las hermandades que quieren quemar (como en el 36, dicen) que deben actuar como ellos digan. Los medios vuelven a darles todo el protagonismo hablando de debate social y de preocupación ciudadana.

La realidad es que no existe ese debate ni esa preocupación, y llevan años intentando crearlo. Los medios, los 20 desarrapados y cuatro ladrones de la Junta. De los que se gastan nuestro dinero en putas. Al final la gente se acaba creyendo que hay un problema en ese sentido y acepta un debate falso.

Para conseguirlo, van creciendo en su delirio. No sólo porque contabilizan como asesinados a milicianos dinamiteros abatidos en combate, sino porque empezaron hablando de 5.000 víctimas de la represión, han ido subiendo año a año y hoy ya hablan de 50.000. Yo creo que deberían hablar directamente de 50.000 millones y ya con eso no se notaría tanto el cambio año a año.

Durante décadas han hablado de que uno le contó que le dijo que decían que en las charlas por la radio decía tal. Usando frases sueltas y fuera de contexto. Ahora hay cientos de vídeos en youtube, todos con el mismo texto, cada uno con una voz, algunos -los menos- con la palabra «recreación» en la descripción, y lo esgrimen como prueba fundamental y definitiva. Y, no, decir por la radio el 23 de julio, cuando todavía apenas podía andar por la ciudad de Sevilla, que iban a caer a sangre y fuego sobre pueblos a 80 kms no era llamar al genocidio. Era engañar al enemigo para hacerle huir. Y huyó, porque cada uno es como es.

¿Lo que subyace en todo esto? Un odio infinito. A quien teniendo todo en contra se encontró con que las fuerzas marxistas de la ciudad, en lugar de pelear como hombres contra los alzados, se dividieron en dos grupos: Los que huyeron como conejos y los que se dedicaron a buscar curas para matar y monjas para violar. Pudieron haber acabado el mismo 18 de julio con el alzamiento. Pero…

Pero afortunadamente Queipo de Llano triunfó. Y liberó Sevilla del terror rojo que incendiaba, asesinaba y violaba por doquier. Y afortunadamente esto hizo que al fracaso inicial del golpe 18 de julio le siguiera un alzamiento nacional y popular de media España que, simplemente, no se resignaba a morir.

Muchos lucharon con valentía y honor. En ambos bandos. Muchos se sirvieron de la situación para su beneficio, de manera indigna, causando dolor y muerte. En ambos bandos. Muchos fueron víctimas inocentes. En ambos bandos. Pero al final el 18 de julio significó la salvación de muchas vidas, particularmente de las de los religiosos y de las hermandades, así como del patrimonio de éstas. Algunos deberían pensar si están, con mayor o menor crítica, con mayor o menor entusiasmo, con quien hizo posible la salvación de esas vidas y patrimonios o le conviene más seguir la corriente del poder. El mismo poder que, mientras se gasta nuestro dinero en putas, hubiera deseado que el 18 de julio de 1936 todo hubiera terminado entre llamas y cadáveres de religiosos.

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