Ayer por la mañana tuve ocasión de escuchar parte de una entrevista que realizaron al Capitán de Navío Don Juan Antonio Cornago, sobre la intervención que en septiembre realizó el buque Galicia de nuestra Armada, mandado por él, en la liberación de una rehén francesa y la detención de los 7 piratas que unos días atrás la habían secuestrado después de haber abordado su catamarán, asesinado y lanzado al mar a su marido. [1] [2] [3] [4]
Antes de la entrevista, el presentador -Carlos Herrera- señalaba la enorme diferencia en cómo se desarrolló esta misión y el vergonzante episodio del Alakrana. Me parece bien el señalar las evidentes diferencias. Si acaso echo en falta que no se profundizara mínimamente en ello para explicarlas. Que la actuación del Galicia fue acometida, organizada y autorizada por mandos militares. Que nuestros soldados vieron a los morenos disparando sus kalakas e hicieron lo que hay que hacer en esos casos: Devolver el plomo. Pum, pum. Cuatro delincuentes agujereados, barquichuela a pique. El jefe del equipo al agua, con chaleco incluido, a salvar a la rehén. Y una vez hecho todo esto, lo importante, a sacar piratas del agua y tenerlos bien encañonaditos esperando lo suyo.
¿Qué pasó en el caso del Alakrana? Pues que no había un mando militar diciendo lo que había que hacer, sino un mando político cogiéndosela con papel de fumar y pensando en que, ay, mira que si sale la foto de un soldado con un arma ¡y encima disparando! Por eso aquel gabinete se cagó, y no es que diera orden de no intervenir, sino que, peor aún, se hicieron los sordos dejando a nuestras tropas con los piratas a tiro pidiendo autorización para actuar. Alguno dirá: La Chacón, la de las piernas retorcidas, vaya tipa, cómo se rajó… Sí, sí, todo eso es cierto. Pero aquel día, al lado de la amiga de Rubianes había un tipo barbudo que hace tiempo que olvidó que su servicio es en interés y defensa de la Patria, y empeñó su uniforme azul al servicio particular de su amo político.Y él fue quien calló e hizo callar, dejando a su suerte a los soldados.
El JEMAD esta vez estaba en algún despacho peloteando políticos. No dando -o silenciando- órdenes. Y así las misiones sí pueden tener éxito.
Dicho esto: Gracias al Capitán de Navío Cornago, al Sargento tirador que inutilizó los motores de la lancha pirata, al Capitán que se lanzó al mar a salvar a la rehén, y a todo el personal del buque Galicia. Y gracias a los pocos medios que se hacen eco de noticias como esta para darles el mérito a nuestras tropas, que siempre, donde van, dejan patente su valía, valor y sacrificio. Siempre que no haya un político que la cague.
Soldados de España, honor y gloria a vosotros. Gracias.