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Padres y padras

Que digo yo, que la Excma. Sra. Ministra de Sanidad, alias Morritos Leire, aparte de cargarse cualquier resto de supuesto estado de desecho derecho que pudiera quedar en Estepaís con eso de que el simple encausamiento sin sentencia firme sea razón suficiente para tomar medidas legales definitivas… ¿por qué en esta ocasión es en la única que no ha hablado de «padres y madres»? Me temo que no ha sido por usar el genérico neutro…

Y ya puestos… ¿Tiene alguien noticia dónde estaba esta hija de González tránsfuga y todas su coro de zorras feminazis manifestándose por el atropello realizado sobre Asia Bibi? ¿Qué acción diplomática ha emprendido su colega la señorita Trini ante las noticias de que esa mujer, por su condición de cristiana, ha sido violada en la cárcel por los representantes del estado (civilizadamente aliado) pakistaní?

El oro del Banco de España

No, no voy a hablar del expolio realizado por el gobierno «huyente» de la II República, cuando Negrín saqueó las reservas para entregarlas a su jefe -y jefe de la muy democrática banda de fieles a la legalidad republicana- Stalin, sino de cómo en Estepaís se pueden tirar miles de millones de euros sin que se pida ni media responsabilidad.

Me he acordado al ver una noticia en la portada de papel del Diario de Sevilla, referente al aumento de los robos debido al desbocado crecimiento del precio del oro. Y me ha extrañado que nadie hable de algo que a mí me llamó mucho la atención hace pocos años.

Verán, para cualquier persona normal que no base si nivel de conocimiento en Belenes Estéban o Norias al uso es sabido que en tiempos de crisis financiera el refugio por antonomasia es el oro. Eso a pesar de ser abandonado como patrón de riqueza, cosa que daría para hablar mucho, pero no es el caso. Siempre, ante cualquier desastre o simple inestabilidad económica, las economías se refugian comprando oro, confiando en que éste siempre supone un valor seguro.

Hete aquí que esto, evidente hasta para un lego en economía como yo, debía obedecer a enrevesados principios para los responsables de la economía española y del Banco de España en 2007. Entonces se decidió reducir las reservas de oro en más de un 30%. Se vendieron para tener liquidez y que el Banco de España presentara un beneficio bastante importante. Alguien debió llamar a la razón y en verano dejó de venderse oro a tal velocidad, pero en apenas unos meses se vendieron unas cuatro millones de onzas de la reserva.

Desde entonces, el precio del oro prácticamente se ha doblado. De 500 a 1.000 euros la onza, en números redondos. Un valor que todos saben que es donde hay que refugiarse en las malas. Miles de millones de euros perdidos, por no hacer los deberes propios de primer curso de economía.

¿Y nadie lo recalca ni pide explicaciones?

Para que nadie se vaya sin lo suyo, tiraremos más atrás. Es grave que con la crisis a la vista para todos menos para uno se vendiera un tercio de las reservas de oro, pero… ¿por qué en el 2007 ya quedaba poco oro para vender? Pues porque otros iluminados decidieron que al entrar en el euro ya no hacía falta respaldo del oro para fortalecer nuestra moneda. ¿Recuerdan los grandes números en positivo de nuestra economía en aquellos años? Pues eso. Vendan ustedes todo lo vendible, desde las empresas públicas hasta el oro de la caja, y luego presuman. Si desde el 2007 se hubiera doblado, desde el 2000… mejor no hacemos cuentas que acabamos llorando.

A veces me alegro enormemente de no saber nada de economía ni seguir la prensa salmón, creo que me evito muchos sofocones.

Esto es lo que hay

La verdad es que no me ha sorprendido, ni lo más mínimo, la casi unánime corriente que han seguido los medios de todo el mundo en lo de la supuesta aceptación del uso del preservativo por parte del Papa. No hacía falta ni rascar, era evidente que esa noticia era falsa. Y esa falsedad queda meridianamente clara cuando se acude a la fuente.

No, el Papa no ha permitido el uso del condón.

No me ha sorprendido, como decía, que la casi totalidad de los medios se pasen la fuente por la entrepierna. Hace años que entendí que eso de «no dejes que la realidad te joda un bien titular» no es un chascarrillo, sino una evidencia que jamás se deja de cumplir. Los medios de comunicación masivos no son sino voceros del Ministerio de la Verdad, que repiten hasta el vómito las mismas consignas que su manual indica que deben repetir.

Es triste el llegar a no sorprenderse, pero es así.

En lo que sí tenía hace años una cierta esperanza es en que la gente, una porción significativa de la gente, mantuviera el nivel intelectual y la capacidad crítica suficiente para ser capaz de distinguir el grano de la paja, lo creíble de la mentira evidente. Y esto es incluso más triste, pero también hace años que no me sorprende.

No trato aquí y ahora de enjuiciar si el Papa debía haber dicho o dejado de decir, o si la Iglesia tiene que adoptar tal medida para que los ateos le den el certificado de calidad sin el que no puede subsistir ni un minuto más. Además es evidente mi postura. Esto simplemente me sirve de ejemplo al ver lo que unos publican y lo que otros aseveran sin dejar resquicio a la duda. Se trata, pura y simplemente, de que los medios mienten y la gente no sólo le compra la mercancía caducada y agusanada. Sino que además tienen los huevazos de discutirte e incluso insultarte si les dices que eso está podrido.

Cuando digo que éste es un país de gilipollas y borregos, no falta quien me acusa de falta de caridad y de soberbia. Bueno. De lo que sí admito la acusación es de chauvinismo. Porque no es sólo cuestión de los estepaisanos. Occidente en general es un corral de borregos y gilipollas. Borregos y gilipollas que, por supuesto, nos guían con paso firme y decidido hacia el progreso. Que para eso tienen razón porque son la inmensa mayoría y además lo dice la wikipedia.

¿Algún problema? Pues ajo y agua, que esto no para en la próxima. A no ser…

Certificación de Santa Calidad

En alguna ocasión he dejado caer por aquí el absoluto desprecio que siento ante los certificados de calidad de los co… lores. Y digo absoluto desprecio por ser generoso, porque lo que de verdad me pide el cuerpo es buscar la oficina de la empresa certificadora y comprobar la validez de su certificación anti derribo a martillazos con todos dentro.

Pero hay lo que hay y no damos para más. Entre carajotes que se creen de verdad que su trabajo es mejor en función de pagar un pastón por tener un certificado QUE NO CERTIFICA ABSOLUTAMENTE NADA y carajotes que exigen a sus proveedores que tengan el certificado que no certifica absolutamente nada porque si no no te contrata, y le importa una leche que tu trabajo sea bueno o malo porque sólo mira el sellito, la Q, la N y la madre que los echó.

Hace apenas unos días volvía a salir el tema cuando en la oficina alguien cogió el «plan de actuación de emergencia» que lleva años en una pared sin que nadie le haga ni puñetero caso, y nos reíamos viendo semejante estupidez, con las misiones asignadas a fulanito o menganita, simplemente porque alguien tiene que aparecer en ese papel para que un chufla nos ponga un sellito y ¡ea! ya somos la leche de seguros y por tanto las aplicaciones informáticas que picamos son a prueba de cuelgues y jamás generan un descuadre contable. No por cómo trabajamos sino porque hay un encargado de evacuaciones en caso de incendio y hacemos informes con colorines. Con un par.

En un arrebato dialéctico puse de sinvergüenza y ladrón a todos los certificadores, de mafioso a los directivos que exigen tales certificaciones, y de imbécil a todo el que se cree que semejantes gilipolleces sirven para algo. Dejo aparte a tanta pequeña empresa que tiene que tragar y acceder a la extorsión, como decía, porque si no, ni le leen la oferta que presente, aunque sea la mejor, la más barata, la que más garantía ofrece y la que está respaldada por más experiencia. No ISO, no contrato. Jódete.

Hoy me atormento pensando en si estaba equivocado y desde el Cielo me vienen a dar en la boca y a exigir mi conversión a la Santa Certificación.

En la mañana del jueves me dirigía a una reunión con un cliente y cruzaba la Plaza de San Francisco de Sevilla. Allí instalada, como cada año por estas fechas, la deliciosa Feria del Belén, cita obligada para tener siempre a punto cada detalle para colocarlo todo cuando llegue el día de la Inmaculada y con él la hora de montar el Belén.

Cosa rara en mí, iba bien de hora, con cinco minutitos de margen. Suficientes para, al menos, echar un ojo a alguno de los puestos. Insisto, esa feria es un lugar delicioso, y me sigue impresionando ver auténticas obras de arte, mezcladas con sencillas y pequeñas figuras de barro o de plástico pero que año tras año me descubren una nueva posibilidad, una nueva idea, un decorado hasta entonces impensable, o al menos impensado.

Esa arena azul que simula un río, esa construcción sencilla de cartón y yeso que, colocada en la debida posición ofrece la perspectiva de una larga y estrecha callejuela… Un vistazo, decía, era lo único que podía permitirme, así que no llegué a detenerme en ningún puesto, aunque sí me desvié de mi camino lógico para salir unos metros más allá. Y allí, en la última esquina antes de cruzar la calle y entrar en la oficina del cliente, lo vi.

Y al instante, entre la Gloria del Niño Dios, la dulzura de su Madre, el amor de la compañía angelical y el  calor procurado por las bestias, sentí la reprobación del Santo Patriarca Señor San José por mi poca consideración ante asuntos tan trascendentales.

Y ustedes dicen ahora «pero este tío ¿de qué está hablando…? ¿esto no iba de certificados ISO? ¿Ahora es que tiene visiones?»

A ver… o eso, o ya se ha vuelto tonto hasta el belenista. Juzguen ustedes, que para eso tengo un móvil ya de este siglo con su camarita…

Yo no he conseguido sobreponerme.

Martirio anunciado en Pakistán

«Prefiero morir cristiana», ha dicho en su celda pestilente cuando un juez le ofreció el perdón si se convertía al Islam. Es Asia Bibi, una pakistaní de 45 años y madre de cinco hijos que tras año y medio de prisión ha sido condenada a la horca.

¿Su delito? Que cuando sus compañeras de trabajo en el campo la insultaban por haber tocado el recipiente de agua con sus «impuras manos de cristiana», harta de aguantar atropellos les interpeló: «Jesús murió en la Cruz por los pecados del mundo… ¿qué ha hecho Mahoma por vosotras?»

Como decía al principio, los mismos que le condenan le piden que abrace el Islam para salvar su vida. Su marido está refugiado porque las turbas acosaban su casa amenazándole de muerte si no obtenían su conversión y la de sus hijos. «Si me condenan por amar a Dios, estaré orgullosa de entregar mi vida por Él».

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Cuántas preguntas, cuántas dudas…

Las primeras, a mí mismo, a nosotros mismos… ¿Cuántos de nosotros, valientes y convencidos a este lado de la raya, aceptaríamos con esa entereza y con esa determinación la condena? ¿Cuántos renunciaríamos a nuestro cónyuge, a nuestros hijos, a nuestra vida por Él? Por supuesto que aquí, en frío, yo digo que no tengo dudas y abrazaría el martirio… Pero ¿sería mi debilidad capaz de superar año y medio de vida como un despojo, tirado en un agujero pestilente y aún encarar a la muerte con entereza, dignidad, valentía y admirable fe? Asia Bibi sí está siendo capaz, y es por ella por quien debemos, primero, sentir orgullo, y segundo, exigir justicia.

Pero me surgen más y más dudas, más y más preguntas… ¿Cuántas veces hemos oído comentarios mucho más duros sobre Jesús que el emitido por Asia Bibi sobre Mahoma? Algunos habrán respondido exigiendo respeto, seguramente mientras en privado rezaban por el perdón del blasfemo. Otros habrán hecho oídos sordos para evitar polémicas, muchos habrán sonreído la gracia del blasfemo para no perder su favor o no señalarse… Nadie, claro está, habrá pedido la muerte del blasfemo ni intentado apalear hasta la muerte a su familia, ¿a que no?

Sin embargo ¿habrá pensado estas cosas el blasfemo y su coro de seguidores? ¿Habrá temido en algún momento no ya una condena a muerte ni un linchamiento, sino una simple llamada al respeto y a la educación? Hace unos días escuchaba de casualidad a Javier Sardá hablar sobre la visita del Papa a Barcelona. Ojo, a Javier Sardá. Criticaba muchas cosas de la visita, y muchas de sus críticas seguían esa estela de pedrada fácil y con argumentos tópicos. Pero, ojo, Javier Sardá, hacía una pausa y reconocía, en directo, a pecho descubierto que todos los que como él critican a la Iglesia Católica son unos cobardes porque no se atreven a ser ni la mitad de críticos con el Islam. Y lo decía en primera persona «Somos cobardes, no nos atrevemos, con las caricaturas nos rajamos».

Me gustaría, por un momento, entrar en la cabeza de esos blasfemos. De muchos que lo hacen porque es la manera de destacar, de quedar de graciosete, ya que no tienen talento para hacerlo de otra manera. O peor aún, de esos que teniendo talento de sobra, sin necesitarlo recurren al insulto y la blasfemia para medrar, o para quedar bien con alguien, o para seguir a la masa. ¿Pensarán, siquiera por un instante, en que esos católicos de los que se burlan, son los mismos que se apenan por tal burla y que recurren en tantas ocasiones al «perdónalos, Padre…»? Y, sobre todo, ¿pensarán en que en ese odio disfrazado de gracieta sobre el Papa o sobre el Cuerpo de Cristo está el desprecio de esa campesina madre de cinco hijos que si nada lo remedia regará la tierra con la sangre de su martirio?

¿Pensará el bobo que exige que se retire un crucifijo que es a los mártires a quien está queriendo quitar de su vista?

Hay otras preguntas evidentes. ¿Dónde estáis, valerosos defensores de la libertad y los derechos humanos? ¿Dónde, paladines de la firmeza de la democracia? ¿Dónde, cabritos repugnantes de las amnistías e intolerancias varias? Ante semejantes descuidos y faltas de coordinación, algún inocentón podría llegar a pensar, qué disparate, que a vosotros la Libertad y eso que llamáis Derechos Humanos os importa un carajo y que sólo os interesan si valen para atacar al que no os gusta.

Y para acabar, una última pregunta me haré hoy aquí: ¿Acaso no es esta legalidad pakistaní una expresión de una civilización y una cultura con la que hay -ay- que aliarse a cualquier precio? Y para eso… ¿quién da la vez?

Esperemos, confiemos y recemos para que se haga justicia. Pero en cualquier caso, pase lo que pase, no olvidemos su ejemplo. Ella dice que prefiere morir como cristiana que vivir como musulmana. «Antes mozárabe muerto que muladí victorioso», se decía aquí hace siglos.

Recibamos, insisto, su ejemplo. Y si ella es capaz de alzar su frente ante las armas y la brutalidad, ¿no seremos nosotros capaces de alzarla ante la grosería y zafiedad? No se equivoquen: Allí con la muerte, aquí con la burla. La mano que los mueve, el espíritu que los empuja, es el mismo. Odium fidei.

Asia Bibi, que Dios te acompañe, y si el odio te arranca la vida terrena, ruega por nosotros y danos constancia y fortaleza cuando recibas la corona de los santos mártires.

Así que pasen 7 años

La foto, que recojo de la red, muestra a la Srta. Trini en julio de 2003. 7 años después, dice que «Marruecos es un país democrático» y que por tanto no puede condenar sus crímenes en el Sáhara Occidental. Que nuestra prioridad es poner el culo llevarnos bien con el sultán asesino y sus sicarios, riéndole todas las gracias, no nos vayan a hacer pupita o se nos estropee algún negocio.

Efectivamente, llamar a esta tipeja «señorita» es un insulto. Para las señoritas. Y su jefe estos días me ha recordado a aquellos niñatos repugnantes del colegio, que chuleaban, siempre en la protección de la masa y cuando el despreciado no estaba delante, de lo valientes que eran con aquél que sabían que no desperdiciaría su tiempo en discutirles, mientras corría a darle su bocadillo al chulo matón, no fuera a ponerlo mirando… a La Meca.

El tesoro

Entre sus manos, todo lo que podía desear. Todas las riquezas -inmensas- acumuladas durante su existencia. Sentía que necesitaba de cada una de aquellas joyas. Rápidamente, evitando que alguien le descubriera, las guardaba, colocando cada cual en su lugar, sin olvidar nada. Pensaba en que era imposible que hubiera algo en el mundo más precioso que aquello. Cada pieza tenía una historia propia, y su dueña sentía que todas juntas construían su propia historia. Aquel tesoro, soñaba, le acompañaría toda su vida.

Ella esperaba que nadie descubriese su escondite para así mantener a salvo su gran tesoro, ignorando que en ese mismo momento, dos pares de ojos la observaban y hablaban de lo que veían:

– «¿Qué hace?»

– «Ahí, con la caja esa llena de chismes y porquerías que va guardando y que cada vez que voy a tirársela me arma una escena y me la esconde. Pero ya se la he encontrado y mañana, cuando esté en el cole, a la basura.»

Embajada Marroquí

Mientras escuchaba a un saharaui relatar la actuación de los sicarios del criminal Mohamed VI se me iba calentando la sangre, y se me ocurrió invitar a quien quiera oírme a pasarse por las delegaciones diplomáticas del sultanato a dejar nuestra opinión, a ser posible en forma sólida y contundente.

Aunque conozco de sobra la ubicación del consulado en Sevilla -ahora en el Camino de los Descubrimientos número 4 de la Isla de la Cartuja; en tiempos era el propio domicilio del cónsul, a 500 metros de mi casa-, he querido buscar la dirección de la embajada en Madrid para, repito, invitar al personal. Y me he encontrado con la web y ya directamente se me ha incendiado la sangre y me pide el cuerpo pasar del adoquín a la eurosúper.

Es evidente y conocida la presunción que estos hijos de puta -y me refiero al Estado Marroquí- tienen sobre nuestras ciudades del norte de África, pero… ¿que nos meen en la cara poniéndolo en la propia portada de la Embajada en España? El caso es que sobre la marcha les había escrito y enviado un correo electrónico, pero resulta que la propia dirección de correo que ponen en su web es errónea. Supongo que es mucho pedir que siquiera sepan poner una dirección que exista.

No me resisto a reproducirla aquí, animando al personal a pasar si tiene la ocasión por las cercanías de las guaridas de esta panda. El correo en cuestión:

Asunto: Mapa de Marruecos.

He acudido a su página web con la intención de localizar las delegaciones diplomáticas de su país en España a las que hacer llegar mi repulsa por la criminal actuación de los sicarios del Sultán Mohamed VI contra la población Saharaui y encuentro en la entrada principal de la web un supuesto mapa de Marruecos en el que no sólo incorporan el territorio del Sáhara Occidental, sino que incluso, en la propia web de la embajada en España, tienen el descaro de incluir Ceuta (Sebta) y Melilla.

La protesta y la contraposición de razonamientos sólo es útil con gente civilizada e inteligente, por lo que no voy a intentarlo con ustedes.

Simplemente tomo nota de cómo trata su cuerpo diplomático no ya al Sáhara sino a mi propio país, al propio país que les acoje, para obrar en consecuencia cuando tenga la oportunidad.

FUERA SICARIOS ASESINOS DEL SÁHARA.

Envío al menos el correo al consulado en Sevilla. Sírvanse.

Las mentiras del Gobierno sobre la situación del Valle de los Caídos

Como no tengo más que añadir, y con la venia, replico íntegramente la entrada de LFU en Arriba:

10 de noviembre de 2010

Las mentiras del Gobierno sobre la situación del Valle de los Caídos


Los hechos que se desprenden de la documentación existente son muy diferentes a las falsedades y ruedas de molino que se nos quieren hacer tragar a los españoles, creyentes o no, para justificar el cierre ilegal de un lugar de culto y religioso como es la Basílica Pontificia de la Santa Cruz, así como del recinto completo del Valle de los Caídos que también tiene la naturaleza de lugar de culto y religioso conforme viene a corroborar la misma Ley de la Memoria Histórica.

PRIMERA MENTIRA. En una primera fase, hace aproximadamente un año, se trató de justificar el entonces cierre unilateral de las instalaciones destinadas al culto y del conjunto del Valle de los Caídos, con el argumento falaz de la inseguridad supuestamente derivada de fallas en la estructura del interior de la Basílica, tal como se mencionó de forma expresa en carta firmada por el Subsecretario de la Presidencia y dirigida al Padre Abad, argumento que fue categórica y rigurosamente desmontado por los resultados del pormenorizado informe técnico que a petición del Padre Abad se realizó a los efectos, en el cual se concluyó que el tal supuesto riesgo es sencillamente nulo.

SEGUNDA MENTIRA. Ante la desfachatez del la primera mentira, intentaron una segunda. Ahora se trataba de unos supuestos indicios de que había riesgo de que se perpetrará un atentado terrorista en la Basílica. Alguien con un poco de sentido común en el Ministerio de la Presidencia debió poner el grito en el cielo, y pronto abandonaron tan peregrina como escandalosa idea.

TERCERA MENTIRA. Posteriormente , en escrito enviado ahora por Patrimonio Nacional, se vino a trasladar otro nuevo y supuesto riesgo a la escultura monumental denominada La Piedad, pieza religiosa de gran trascendencia para los católicos por su significado y por haber sido consagrada en su día y, por supuesto, para todas las personas de buena voluntad y sensibles al patrimonio histórico artístico de España.
De nuevo, diversos expertos en la materia, incluida la Fundación Juan de Ávalos, pusieron con toda la razón el grito en el cielo para denunciar esta nueva mentira y el destrozo que se pretendía hacer con dicha pieza escultórica religiosa.
Ese destrozo, evidente por las fotografías y al que se negaron algunos honestos técnicos del mismo Patrimonio, fue lo que de forma tan valiente como decidida impidió personalmente el Padre Abad, interponiéndose físicamente entre los operarios y la Piedad, de lo cual se guardó un audio completo de tal intervención.
Unos días antes, en una patética rueda de prensa dada por funcionarios de Patrimonio Nacional al pie de La Piedad, se trató de hacer creer a los medios de comunicación allí convocados que el Padre Abad y la Comunidad Benedictina habían dado su autorización para proceder a la supuesta restauración de la escultura.

CUARTA MENTIRA. Pero aún suponiendo sin conceder que fuera necesario reforzar la seguridad de La Piedad, jamás aceptó Patrimonio Nacional ni el Ministerio de la Presidencia, a quienes el Padre Abad lo solicitó por escrito en numerosas ocasiones, el aportar y consensuar con los técnicos que asesoran a la Comunidad Benedictina, ningún plan de actuaciones técnicas, plazos de ejecución de la obra, ni nada de lo que suele ser lo normal y procedente en estos casos.
Sencillamente sólo querían y quieren tener una excusa para mantener cerrado sine die el Valle de los Caídos.

El entonces Subsecretario adscrito al Ministerio de la Presidencia, trató de amedrentar al Padre Abad, -en uno de sus muchos y desesperados intentos porque cediera la posesión del Valle de los Caídos-, exigiéndole que dejará de resistirse y que comprendiera que los católicos han dejado de existir en España. Curiosamente ayer el ministro José Blanco le enmendaba la plana al Santo Padre y a la Iglesia Española arguyendo que cada vez tiene menos seguidores.

Ante tanto desvarío, desfachatez y mentiras por parte del gobierno que nos ha tocado sufrir, no cabe sino acudir como se está haciendo a los Tribunales para que se de cabal cumplimiento a la ley, a los medios de comunicación nacionales y extranjeros para exponer y documentar la verdad y, por último, los católicos a la Santa Misa a que hemos sido convocados todos los domingos a las 11:00 h. a las afueras del recinto del Valle de los Caídos, todo ello con todo el respeto a la legalidad vigente y a los Guardias Civiles que no son responsables del las órdenes que reciben, aunque debieran tener en cuenta la manifiesta ilegalidad de las mismas, pues ésta podría alcanzarles en su día sin poder alegar «obediencia debida».

Amor de madre

Rafa me reenvía un correo electrónico que no me resisto a traer aquí.

AMOR DE MADRE.

En el río…

En África…

En la India…

En el océano…

En el aparcamiento del Lidl…