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La ignorante y mentirosa Josefa Medrano Ortíz

Recordarán que el otoño pasado, la Concejal Delegada de Participación ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla se cargó, porque ella lo valía, un acto de homenaje literario a Agustín de Foxá. Aquí comentamos el tema una y dos veces y en los medios de comunicación sonó bastante.

El caso es que la tipa en cuestión, Josefa Medrano Ortíz, cargo público carga pública comunista y entonces -ahora lo ignoro- concubina del dirigente también muy comunista Felipe Alcaraz y ambos residentes en un nada modesto ni barato chalé de la localidad de Espartinas -que ya hay que ser masoca para estando instalando el paraíso del progreso en la capital irse a vivir a un pueblo donde manda la derechona caciquil, y además pagando un pastón por ello- ha tenido que declarar como imputada ante el juzgado por su actuación presuntamente prevaricadora.

Y aquí viene lo bueno. Resulta que la miembra suelta, con toda su pachorra y sin morirse de la vergüenza, tres cosas fundamentales para justificar su actuación y que recojo de la prensa.

La primera es que Medrano desconocía que Foxá «fuera novelista, dramaturgo o poeta». Es decir, reconoce tomar decisiones sobre lo que desconoce.

La segunda, asegura que desconocía que el homenaje tuviera carácter cultural y que fuera literario. Cuando en toda la documentación aportada en la solicitud del centro y en la cartelería que en propio centro había titulaba «Homenaje Literario a Agustín de Foxá». Es decir, es indiscutible que Medrano miente, puesto que niega la evidencia.

La tercera a mi juicio es, con mucho, la más grave y la que mejor retrata a esta chusma. Dice la tiparraca esta a la que le pagamos un buen sueldo para decidir sobre lo que desconoce y mentir a boca llena, que lo hizo para «evitar altercados». Vaya, en su día dijo que era por aplicación de la Memez Histérica, ya hemos cambiado de argumento. Resulta que según el testimonio de doña Josefa, había recibido llamadas y correos electrónicos protestando por la celebración del acto y que unos días antes del mismo se presentó «un grupo de personas de la coordinadora antifascista» a decir que ese acto no se podía celebrar. A raíz de esa ¿petición? es cuando Medrano dice querer «evitar altercados».

Esto, en español, significa que una panda de guarros amenazaron con reventar un acto cultural y esta carga pública en lugar de proteger al amenazado y actuar contra el amenazante, lo que hace es cargarse al amenazado.

Este es el nivel, este es el estilo, este es el modus operandi. No es la primera vez. Ya un año antes Alfredito Buena Gente se cargó el acto oficial del 12 de octubre porque a los guarros no les gustaba.

Aquí no passssa nada, no se echa a nadie a patadas, nadie se muere de la vergüenza, nadie admite que no está capacitado para desempeñar ese -ni casi ningún otro- trabajo…

Ya saben, si algo en Sevilla no les gusta, preséntense en el Ayuntamiento, digan que son una plataforma antifascista, progresista o feminista, y que si ese algo se celebra igual tienen que tocarle la cara a alguien o reventar algún coche de la organización. Y nuestros próceres municipales lo desmantelarán, manteniéndoles a ustedes su correspondiente subvención.

Qué razon tiene el dicho: Es mejor dar que recibir. Porque darle a esta chusma tiene que ser un gustazo…

La semana del estrés

La pasada fue la del estrés. Toda la prensa económica estaba pendiente de los resultados de las pruebas realizadas a la banca europea. Por supuesto, toda la población se pasó el final de la semana comentando la importancia de esas pruebas, como perfectos entendidos y conocedores de la cuestión, nos ha j… fastidiado. Y el fin de semana, no había tertulia de bar en la que alguien no sacara el asunto.

– «Pues a mí que Raúl se vaya a Alemania y Guti a Turquía…»

-«Hombre, hay que tener en cuenta que con estos resultados la solvencia de nuestro sistema bancario…»

Un servidor, como muestra de su talante reaccionario, asocial y hostil, he decidido que le pueden ir dando por ahí a las pruebas, a los bancos, a quien encargó las pruebas y a quien nos cuenta mil historias con sus resultados.

Ni voy a preguntar quién se las ha creído, ni si en esas pruebas han incluido como activos los agujeros de los bancos en pisos que no son convertibles a líquido de ninguna manera o si se ha evaluado como fiable el otro gran agujero, el de deuda pública comprada por los bancos. Ni siquiera voy a pedir explicaciones al que con la misma cara decía hace 3 meses que las cajas necesitan imperiosamente fusionarse para garantizar su solvencia  y ahora nos dice que a la luz de los resultados la solvencia en caso de situación extrema está plenamente garantizada, y el cabrón ni se va a su puñetera casa, ni se tapa un poquito ni se pone colorado.

No. La semana pasada el mejor estrés test lo realizó nuestra amiga y vecina. Charla que te charla con mi santa se ponen mutuamente al día de todo lo que no se han contado en los últimos días. En un momento, preguntada por una tercera persona, nos cuenta: «Sí, es que tiene ¿cómo se dice? la enfermedad esa que no hay en mi tierra y sólo tienen acá».

Tras un amago de sorpresa, entendemos y mi santa le dice «¿Estrés?» Asiente. «Eso, niña, eso. El estrés. En mi tierra no tenemos esa enfermedad. No nos la podemos permitir».

Santiago Apóstol, ruega por nosotros

«La devoción jacobea es camino y es piedad,
es batalla y reconquista, es martirio,
es María, es España y es Hispanidad.»

Que el glorioso Apóstol Santiago, Señor de las Espadas, Santo Patrón de España, interceda por nosotros en estos tiempos oscuros. Que los españoles sepan recobrar el orgullo de invocar al Hijo del Trueno para, mediante su intercesión, encontrar el valor y coraje que en otros tiempos fuimos capaces de llevar a todo el Orbe.

Feliz día del Santo Patrón de España.

Sobre las oraciones pedidas

Aunque esta tarde espero tener nuevas noticias, no quiero dejar pasar más tiempo sin informar al menos mínimamente: Anteayer hablé con la madre de las criaturas. Está bastante más tranquila y los niños han pasado de la UCI a «Intermedios». Su siguiente paso será la unidad de neonatología y de ahí a coger peso y a casita. Las noticias, por tanto, son buenas en principio.

Digo en principio, ya que quedan pendientes muchas pruebas para ver la evolución y posibles secuelas que hayan quedado por los problemas ocurridos en el nacimiento, así que seguro que agradecerán algunos recuerdos más en nuestras oraciones.

Muchas gracias a todos.

Como tantas veces en esta vida, la niña está mejor que el niño y evoluciona más deprisa.

Por lo demás, aprovecho para justificar mi silencio, porque estoy bajo mínimos ya que estoy disfrutando de una de las más típicas bondades del verano.

Concretamente la conocidísima gastroenteritis familiar completa.

Petición de oraciones

No daré detalles porque no sé si debo, pero aprovechando los buenos lectores que sé que de vez en cuando pasáis por aquí, quisiera pediros que encomendéis un ratito de oración por una pareja de recién nacidos prematuros que están ahora mismo en una situación bastante delicada.

Y otro por sus padres.

Gracias a todos.

8 siglos sin burka

Cuando surgen los debates y las normas locales para impedir que las mujeres vistan burka en lugares públicos, o que sean obligadas a hacerlo por los hombres de su familia, sería bueno recordar que tal día como hoy 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen, de hace 798 años, se dio un paso fundamental para evitar que nuestras mujeres de hoy no fueran dignas de exhibir su rostro en público, o de que su testimonio valiera la mitad que el nuestro, o que hoy disfrutáramos de una civilización que nos hiciera cambiar a nuestras hijas por camellos.

En definitiva, un paso fundamental para la libertad de España y de todo Occidente.

Casi 8 siglos después, los yihadistas almohades son recordados como parte de nuestro legado y se reniega de los héroes de aquella jornada gloriosa de la batalla de Las Navas de Tolosa, los reyes Alfonso de Castilla, Sancho de Navarra y Pedro de Aragón, que con sus lugartenientes y generales, especialmente el señor de Vizcaya Diego López de Haro, al mando de sus tropas y las venidas de Portugal y de países ultramontanos, acompañados de caballeros de las distintas órdenes militares vencieron hasta la desintegración a un ejército muy superior en número que tenía el firme propósito de exterminar cualquier vestigio de cristianismo en la Península y llevar su yihad hacia Europa, tan lejos como pudieran.

La derrota del califa Miramamolín Al-Nasir frustraba las pretensiones de recuperación del Islam en España y encaminaba la Reconquista hacia su parte final, aunque hicieron falta 280 años más para terminar de librar a España del yugo islámico.

Los modernos pueden rasgarse las vestiduras todo lo que quieran en invocar al falaz mito de la convivencia de las tres culturas o al llamado legado andalusí. Yo prefiero celebrar, a la salud de nuestros antepasados, que su sangre significara nuestra libertad.


Sancho VII de Navarra rompe la última línea de defensa de
Al-Nasir, la «Guardia Negra», encadenados al palenque del
Califa con el juramento de resistir hasta morir.

Tócate las cajas

El Monte de Piedad y  Caja de Ahorros de Huelva, Jerez y Sevilla (Cajasol), resultado de sucesivas funsiones, anuncia en su publicidad que está celebrando su 175 aniversario, por la fecha de la fundación de la más antigua de las que iniciaron los primeros procesos de fusión, la Caja de Jerez. Se trata, además, de la referencia más antigua de todas las cajas españolas.

Tomando esas referencias de fechas, y descartando los últimos 25 años -por hacer el número redondo, y luego explicaré por qué-, tenemos siglo y medio de funcionamiento de las Cajas de Ahorro y los Montes de Piedad. Unas instituciones que surgieron impulsadas por un ánimo social de acercar el crédito al pueblo, de democratizar, en suma, las herramientas financieras.

Durante ese siglo y medio, han existido pequeñas cajas, muchas de ámbito meramente local en ciudades pequeñas, que han superado competencias de potentes bancos, crisis e incluso guerras, y se han mantenido prestando su servicio social y desarrollando su negocio. Han sobrevivido y progresado contando billetes a mano y llevando la contabilidad a mano en libros de papel.

Decía que iba a descontar los últimos 25 años. Debería hacerlo con algunos más, pero por redondear. Hemos quedado en que durante siglo y medio las cajas han funcionado razonablemente bien, han acercado los productos financieros a la gente que confiaba en ellas antes que en los grandes banqueros y han desarrollado una importante tarea de obra social y cultural.

Pero hete aquí que en esos últimos 25 (30, 35, 40…) años se han visto obligadas a irse fusionando para «ganar competitividad», «asegurar su peso financiero», «consolidar su posición financiera» y otros muchos absurdos y vacíos motivos que nos han contado.

El caso es que en la época en que las transacciones financieras se realizan a la velocidad de la luz (o al menos del adsl y del proceso informático) y en la que los libros se cuadran pulsando dos teclas, y los operarios de ventanilla de caja cuentan los billetes metiéndolos en una ranura, en cuestión de segundos y sin errores, esto se ha puesto difícil de la leche.

Y llega el Banco de España y dice a las cajas que para que una entidad sea solvente tiene que tener unos volúmenes de negocios muy altos. Ojo al dato. No que el balance de pérdidas y ganancias, la cuenta de resultados, sea positiva. No. Sino que el volumen de negocio sea muy alto. Así, para el Banco de España es más solvente una caja que obtiene un 2% de beneficios con un volumen de negocio 10 que una con un 20% con un volumen de negocio 7. Y las cajas empiezan a olvidarse de la libreta, el préstamo y la hipoteca y empiezan a copiar productos financieros hasta entonces exclusivos de los bancos. Y llegan las cuentas de alta rentabilidad, luego los fondos de inversión, después los depósitos estructurados… y en suma todos los flamantes inventos de la ingeniería financiera cuyos resultados son los que todos conocemos.

Mientras tanto, sus cúpulas directivas se deciden en comités regionales de los partidos políticos, en sedes sindicales y en trapicheos políticos. Y a la vez, van apareciendo suculentos créditos a los partidos políticos que han diseñado esas cúpulas directivas, o a los medios afines. Aparecen financiaciones suicidas a proyectos políticos y brutales inyecciones de financiación a los proyectos urbanísticos de los ayuntamientos que han terminado como han terminado, con los ayuntamientos en absoluta quiebra y decenas o cientos de miles de viviendas engordando de manera falsa y artificial el activo de las entidades.

Llegados a esta situación, el Banco de España toca a rebato y pone miles de millones de euros de dinero público -ese que alguna carga pública decía que no es de nadie pero que es de usted y mío- para que las cajas salten a una cama redonda en la que cada una se empareje con quien pueda y el último que se quede con la fea. Las cúpulas directivas saltan al olor del dinero fresco robado al contribuyente y se desnudan y emparejan rápidamente.

Ahora se anuncian dos novedades legales principales -con el aplauso de los dos grandes partidos- respecto a las cajas: Se limitarán los cargos políticos y se permitirá la entrada de capital privado.

La primera pudiera parecer una buena noticia. Pero cuando una casta entera ha arruinado un sector clave en nuestro sistema financiero, se ha servido de él, ha mangoneado a manos llenas y encima tapa sus agujeros con dinero nuevamente robado al contribuyente… ¿es una buena noticia que se vaya a «limitar» el número de sus representantes?¿No se va a investigar, a depurar responsabilidades, a mandar a la cárcel de una puñetera vez a los políticos verdaderamente ladrones, que son los que se sirven de esas instituciones, mucho más que los choricetes que se recalifican cuatro fincas? Claro que no. Porque eso lo tendrían que hacer los mismos que se benefician de esos robos, que son los partidos políticos y sindicatos mayoritarios.

La segunda supone la definitiva desaparición de las Cajas de Ahorro, que hasta ahora, al ser organismos de iniciativa pública y/o social, no buscaban el beneficio sino el servicio y la obra social. Al menos en teoría, ya me entienden. A partir de ahora, parece lógico que el que meta sus millones en tal caja, quiera un beneficio a cambio.

Vale, acepto que en la práctica las Cajas no funcionaban con tales y cada vez eran más bancos. Pero cuando algo se tuerce lo que hay que hacer es enderezarlo, no aceptar y fomentar que se siga torciendo.

El caso es, y vuelvo al inicio, que las pequeñas, pequeñísimas entidades que sobrevivieron prestando un importantísimo servicio social durante siglo y medio no han sido capaces de aguantar apenas 25 años la devastadora mano del régimen.

Y ante la demostración de que lo modesto, sencillo y social, si no se le mete la mano en la caja y no se juega al monopoly funciona, lo que se hace es terminar de rematarlo para convertirlo en entidades financieras «normalizadas». Con sus despidos, con sus exigencias de beneficios a toda costa, su total desprecio hacia lo «social» y con su ingeniería financiera.

Lo modenno, vamos. Lo progresista. Acorde con los tiempos.

Álvaro del Bosque

De todas las caras que el mismo domingo se fueron asomando a la pantalla de televisión celebrando el título mundial, una en particular me emocionó. Se trataba de Álvaro del Bosque, el hijo de Don Vicente, exclamando pleno de felicidad que además de alegre por el título estaba radiante de orgullo por ser hijo de su padre.

Hubo gente que se sorprendió, porque desconocían que el seleccionador nacional tuviera un hijo con Síndrome de Down. La verdad es que yo me enteré de ello poco antes del Mundial de Sudáfrica. Luego he ido oyendo y leyendo otras cosas sobre él. Que se fue de safari con las familias de Llorente y Javi Martínez, se lo pasó pipa y luego no paraba de decirle a su padre que tenía que ponerlos de titulares (y por mi cuenta añado que sobre todo en el caso del delantero además hubiera sido de agradecer en algunos momentos), que Don Vicente dice de Álvaro que es «su ángel», que Álvaro le pedía a su padre conocer a sus ídolos, pero Don Vicente, hombre prudente hasta el extremo, no quería trato de favor por ser su hijo y que le acabó prometiendo que le llevaría en el autobús si ganaban el Mundial… Y llegó la celebración del lunes y ahí estaba el chaval, pletórico y exultante, levantando la copa y pasándoselo en grande.

Y cuando en Moncloa lo vi junto al presidente no pude evitar pensar lo mismo que pienso cada vez que veo una escena similar. ¿Qué pensará Zapatero viendo la sonrisa de Álvaro y la felicidad que en todo momento irradiaba? ¿Se planteará decirle a la cara «mira chaval, tú ya estás aquí pero yo personalmente creo que tu vida no es digna y por tanto hay que poner todos los medios posibles para que hubieras sido exterminado a tiempo»?

Hablo de Zapatero porque lo pensé viendo esa escena, pero me vale igual para cualquier otro político del arco parlamentario, empezando por Rajoy -«soy partidario de la ley del 85», dijo, que consagra la eugenesia de los afectados por el síndrome de Down o por cualquier otra supuesta dolencia, además de por el capricho «psíquico» de sus ejecutores- y pasando por todos y cada uno de los que sientan y han sentado sus posaderas en la Carrera de San Jerónimo. Y también, por supuesto, por todos aquellos que se ponen tan estupendos poniendo peros al aborto para al final salirte con un «hombre, en casos como ese, si el niño viene mal…». ¿Viene mal? ¿Como si fuera un tornillo doblado o una camisa mal cosida?

El nacimiento de niños con Síndrome de Down en España -y en el mundo- ha disminuido en un 85%. Y digo «el nacimiento», porque la incidencia sigue siendo la misma. No hay avance médico que haya solucionado ese trastorno genético. Lo único que hay es técnicas eugenésicas de diagnóstico y eliminación del niño. No son menos casos de Down. Son casos de Down matados «a tiempo» de no ser contabilizados.

Para alcanzar las escalofriantes cifras de exterminio a las que hemos llegado ha hecho falta, es cierto, una legislación que la ampare -bajo la denominación de «derecho» o de «despenalización», pero amparo en cualquier caso- sostenida y defendida por TODOS los partidos que han pisado el parlamento. Es cierto y por tanto debe darse a los representantes públicos que han diseñado, redactado, aprobado, sostenido, defendido y sancionado las leyes su muy importante parte de responsabilidad. Pero también es cierto que a las cifras que hemos llegado no se llega sólo con acción política sino por aquiescencia de una masa de toda procedencia ideológica, social y cultural.

A todos ellos, a toda esa hez de la Humanidad que ampara, alienta o justifica la exterminación sistemática del diferente y del supuestamente imperfecto, invocando la perfección de la raza -porque es exactamente lo mismo, sean judíos gaseados, negros azotados y desmembrados o «disminuidos» abrasados, descuartizados y aspirados- les pediría que tuvieran un rapto de valor, y mirando la abierta sonrisa y el orgullo filial de Álvaro, o los ojos y la esperanza de Izaskun, o los juegos y la alegría de Raulito, y les digan a la cara, a ellos y a sus padres, familiares, amigos y compañeros que sus vidas no son dignas y que encuentran plenamente justificado, defendible o cuanto menos comprensible que sus cuerpos hubieran sido abrasados, descuartizados, aspirados, triturados y tirados por un desagüe hace unos años.

Otros seguiremos mirando a Álvaro, a Izaskun, a Raulito y a tantos otros por un lado con normalidad, y por otro, con cariño y el reconocimiento que merecen por ser exponentes de que hay esperanzas de detener el exterminio.

Memoria histórica

Antes de empezar, me gustaría dejar clara una cosa. A escribir esta modesta entrada me mueve, por encima de cualquier otra circunstancia, la Ley de Memoria Histórica y toda la política de reescritura de la Historia de España puesta en marcha por nuestro gobierno y la giliprogrez imperante. En otras circunstancias, no lo haría. Escrita esta nota preliminar, empiezo:

13 de julio. Tal día como hoy, hace 74 años, un diputado en Cortes, José Calvo Sotelo, era asesinado de dos tiros en la nuca y su cuerpo abandonado en el Cementerio del Este, en Madrid. El autor material de los disparos se llamaba Luis Cuenca, y era escolta del socialista Indalecio Prieto. El jefe del grupo de asesinos fue Fernando Condés, capitán expulsado de la Guardia Civil por su participación en el golpe de estado orquestado por el PSOE en 1934 y reincorporado después del fraudulento triunfo electoral del Frente Popular en 1936 como jefe de la unidad motorizada, cuerpo que actuaba como guardia pretoriana de Indalecio Prieto. Como segundo en esta «misión», acompañaba a Condés José del Rey, escolta de la diputada socialista Margarita Nelken. La propia Nelken cobijó después en su casa a los asesinos.

Sobre esta «señora» sin duda han tenido ustedes información en los medios de comunicación ya que se le presenta como ejemplo de mujer progresista y una de las iniciadoras del feminismo en España. Fue, junto con Victoria Kent, una de las voces más radicales en contra del voto femenino, al entender que la mujer española no estaba preparada para ejercer el voto. Además, distinguía entre dos tipos de mujeres: Las feministas y las «hembras de los señoritos», que «debían ser exterminadas».

Días antes de este asesinato, el diputado del socialista Ángel Galarza, posterior creador de las checas de Madrid e instigador de la represión roja, le espetó en el mismísimo Congreso de los Diputados: «Pensando en Su Señoría encuentro justificado todo, incluso el atentado que le prive de la vida» mientras la diputada Dolores Ibárruri, asesina estalinista que cuenta con no menos de diez calles en España, jaleaba «Hay que arrastrarlos». La misma «Pasionaria» que un mes antes, tras una intervención de José Calvo Sotelo en el Congreso, exclamó «este hombre ha hablado por última vez», según relató después Josep Tarradellas.

El asesinato de Calvo Sotelo, al que no acompañó otro político derechista como Gil-Robles porque esa misma noche cuando fueron a buscarlo a su casa se encontraba en Francia, a manos del propio aparato del Estado e instigado y alentado por los propios dirigentes del país, aceleró una situación insostenible que llevó al Alzamiento -llámenle golpe, si quieren, que yo lo seguiré llamando así- del 18 de julio.

La tragedia de la guerra cayó sobre España. Pero desde luego, no para acabar con un modélico régimen de democracia y libertad que esa repugnante Ley de Memoria Histórica quiere presentarnos, sino como espita de escape de un insostenible régimen de terror y radicalismo impulsado por sus propios gobernantes.

¿Quieren memoria? Aquí les dejo una dosis. Es toda suya, Señor Presidente y Señor Ministro de Justicia:

«Decimos, señor Lerroux y señores diputados, desde aquí, al país entero, que, públicamente contrae el Partido Socialista el compromiso de desencadenar la Revolución»
Indalecio Prieto. PSOE.

«¿Programa de acción? Supresión de todas las personas que por su situación económica o por sus antecedentes puedan ser una rémora para la Revolución.»
Francisco Largo Caballero. PSOE.

Esta era la democracia de la II República y la de su democrático partido. Para salvaguardar su honorabilidad es para lo que cagaron redactaron su Ley de Memoria Histórica.

La final

El Mundial del que mayores recuerdos tengo es el de México 86. Era el segundo que seguía, ya que antes del de España en el 82 no recuerdo haber seguido nunca un partido de fútbol. La primera vez que fui a un estadio fue al Brasil – Nueva Zelanda en el Villamarín. Y la afición fue creciendo, aunque aquel mundial fuera un fiasco para nuestra Selección.

Recuerdo después los partidos de clasificación para la Eurocopa del 84, recuerdo los partidos de ese campeonato, el apagón sufrido en Sevilla que nos tuvo pegados a la radio para escuchar, cuando se escapaba la esperanza, que Maceda saltaba en plancha eliminando a Alemania y manteniéndonos vivos, y por supuesto aquella final, aquel gol que el grandioso Arconada se metió solo…

Durante años en mi juventud utilizaba como referencia temporal los campeonatos mundiales o europeos. Y vivía toda una fiesta cada partido de la selección -«el España», que decía alguno por aquí- en su sede fija de Sevilla.

Caras pintadas, ronqueras, pasión… y también decepciones y cansancios coronado por la horrible selección clementista que el pequeño de Baracaldo se llevó de aquí porque le gustábamos tan poco como él a nosotros.

Recuerdo el Mundial de Italia, el «me lo merezco» de Míchel y el llanto ante Yugoslavia, las paradas del argentino Goicoechea y el robo de la final con el piscinazo de Voller.

Recuerdo Estados Unidos, claro, el 94. El partido contra Alemania, a mi amigo J.L. gritando a la tele «ha sido la mano del Apóstol Santiago» en un paradón abajo de Zubi, los 3 a Suiza, el fallo -otro- de Salinas… y las lágrimas de Luis Enrique. Más que de la sangre me acuerdo de las lágrimas, de la impotencia, de la rabia… de Italia en estado puro.

98, Francia, cumbre del clementismo, vergüenza, ridículo y Zubi acusando la edad y la insistencia del seleccionador, mandándonos para casa.

Corea 2002, Los sudores de Camacho, Joaquín, el sufrimiento ante Irlanda, mi alegría porque Italia había sido eliminada por un robo arbitral contra Corea en octavos… y Corea. Al Gandour. Joaquín a Morientes. A casa.

Ciertamente del que menos recuerdos tengo es del anterior, de Alemania 2006. La edad, la pasión que se va perdiendo, las obligaciones… Supongo que un poco de todo. Y que una fase de grupos fácil e insulsa no era para recordar, y a la primera una Francia que se suponía en horas bajas nos mandó a casa para plantarse en la final.

Y ahora esto. Lo de esta noche.

Les decía que «mi mundial» era el del 86, pero no les he hablado de mis recuerdos de él. Mi recuerdo, ahora mismo, y sobre todo hasta esta noche, pase lo que pase en la final, es para un chaval que no había cumplido todavía los 17. Había gritado de rabia al ver que no le daban el gol a Míchel, había mordido los cojines del sofá por no poder gritar los cuatro primeros goles a Dinamarca en octavos, porque sus padres ya estaban acostados. Al quinto no le importó nada y saltó y gritó como loco. Lo tenía claro: Estaba ya en la final, seguro, sin duda.

Y un 22 de junio de aquel 86, tras el fallo de Eloy hundió la cabeza en el suelo, en un cojín, en casa de su amigo. Tras la última esperanza perdida, el gol de Van der Elst, tuvo un amago de llanto. No podía ser. Aquella banda belga le había robado su ilusión. Y allí quedó, con la cabeza hincada en el suelo, sin querer levantarse.

Con el tremendismo de los 16 años pasó de pensar que el próximo mundial era el nuestro, seguro, a pensar que ya nunca vería a su selección en una final. La deriva de los siguientes años, y sobre todo el clementismo le hicieron sepultar la esperanza de ver jamás a España en una final de un mundial.

Hoy, apaciguada -y mucho- la pasión, desencantado por la realidad del fútbol moderno, mosqueado porque hoy enarbola una rojigualda quien en ninguna otra ocasión lo haría, seguro de que el fútbol es una droga para la sociedad, indignado porque la gente es capaz de hacer o pagar por fútbol lo que no haría jamás por un hijo, triste por lo que mueve el fútbol y no mueven otras cosas que mejor nos harían…

Hoy, decía, hasta el final del partido, y pase lo que pase en él, me levantaré por fin del suelo de casa de mi amigo y hoy compadre, donde 4 chavales de 16 y 17 años gritamos hasta la ronquera aprovechando que no estaban sus padres, para después llorar la eliminación. Y levantaré la cara del cojín pensando que 24 años no es nada.

Ese chaval, que ahora es un cuarentón con más kilos, menos pelo y más canas, tiene dispuesta su bandera, sus gritos de ¡¡ESPAÑA, ESPAÑA, ESPAÑA!! y su ilusión por lo que llegó a creer la absurda esperanza de un adolescente.