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Información

Se escapa la tarde del sábado. En casa de mi hermana, hemos celebrado el cumpleaños de una sobrina. Los padres de un par de niñas se hacen esperar y mi cuñado intenta recuperar la tranquilidad del hogar, el sofá y el mando de la tele. La pone en busca de informativos, y va pasando canales hasta que encuentra unos. A los pocos segundos, reacciona y cambia. Prefiere poner anuncios o el final de una malísima película de clase zeta minúscula. «Noticias en La Sexta ya me parece excesivo, son ganas de cabrearse con esa panda». Mi santa asiente, pero yo discrepo. Hay quien disfruta saltando de los puentes y yo, en mínimas dosis, eso sí, le encuentro la gracia al asunto.

Al día siguiente la cadena de Milikito me ofrece la oportunidad de demostrar mi teoría. En el informativo de la sobremesa, para avisar de que unas presas de una compañía hidroeléctrica mantienen al Miño y otros ríos por debajo de su caudal mínimo ecológico, un intrépido luchador por la democracia llamado Xurxo Sánchez, armado con su arrojo y un micrófono, desde la mismísima orilla de un río casi seco, encuadrando una gran presa, con voz grave ante la desgracia que amenaza el equilibrio natural de toda Galicia, lanza su denuncia al mundo: «Este es el legado que nos dejó Franco«.

Mi santa interviene y evita que me ahogue con la comida. Ay. Qué risa. Así se derroca una dictadura. Juas, juas, juas.

Avisando

Salta la noticia de que nuestra nunca suficientemente valorada Junta de Andalucía ha publicado una (otra) guía sobre sexualidad, para ser repartida entre alumnos de secundaria (desde 11 años). No es exacto. La guía es del año 2007, pero está «en activo».

Para variar, la guía anima a los niños a «descubir» su sexualidad, probar distintas posibilidades sexuales, recuerdan que es tan normal que te guste la carne como el pescao o un refrito de ambos, les recuerda que tienen la píldora del día después «y que no tienen que pedir permiso a un mayor» para los sustos todas las veces que quieran («no hay un número máximo», dicen…), representa gráficamente distintas posturas sexuales…

Se me ocurren muchas cosas que decir, pero no me gustaría perderme en explicaciones ni en consideraciones superfluas. Me parece perfectas la educación e información sobre la sexualidad, pero no que terceros le digan a mis hijos a mis espaldas lo que es bueno y lo que no. Ya hay por ahí organizaciones de padres queriendo meter mano judicialmente a la Junta, y espero que lo consigan.

Pero miren, para ser claros: Yo en la Justicia confío ciegamente. Pero en la administración española de justicia confío lo mismo que en Belén Esteban como Jefa de Protocolo de la Casa Real. Así que reconociendo que con la entrega de esta guía a un niño de 11 años el Estado puede estar incurriendo en un delito que por la vía judicial éste puede ser sancionado penalmente, dejo esa puerta para quien confíe en esos medios, que contará con mi aplauso.

Yo, si llega el momento, actuaré como padre. Y si alguien actúa para corromper a mis hijos, haré lo que haría cualquier padre que se viera en esa situación, y que intentaré explicar de la manera más concisa y detallada posible: Partirle la cara al corruptor, y tirando por elevación, no parar hasta cortarle los huevos al responsable y metérselos después en la boca. O su equivalencia, Doña María Jesús, que es una frase hecha y usted, supongo, no tiene de eso.

Digo todo esto para entendernos y que luego no haya sorpresas. En esta bitácora están disponibles mi nombre y apellidos. Si algún responsable de este circo quiere tomar nota para ir denunciándome por amenazas, ahí los tiene. Y ya de paso, dirigiré este mismo texto a los interesados, para que vayan marcándose la línea de puntos en el escroto. O donde corresponda, Doña María Jesús, usted ya me entiende.

Que como dicen algunos, el que avisa, no es traidor. Es… avisador.

Me declaro no abusado

Recojo encantado el guante que tiende Orisson y aquí vengo a declarar ante quien sea necesario: Declaro que he conocido y tratado a curas, monjas y otros religiosos desde mi infancia. Declaro que siendo menor de edad he estado con sacerdotes a solas en sus despachos. Y declaro, solemnemente, que jamás he sufrido ningún tipo no ya de abuso, acoso ni de insinuación, sino de cualquier actuación que se alejara en lo más mínimo de su labor pastoral.

La charla con muchos de ellos en ocasiones llegaba a ser altamente gratificante e instructiva. Nunca, jamás, ni remotamente, ni en reuniones con otros niños, ni en largas charlas a solas en sus despachos, he recibido, insisto, ningún tipo de abuso, acoso ni insinuación. Igualmente declaro que ninguno de mis amigos de aquella feliz niñez y adolescencia recibió jamás ni abusos, ni acosos ni insinuaciones. Mantengo firmemente que el trato que he tenido en los años posteriores con sacerdotes, por desgracia menos habitual del que yo desearía, ha sido siempre correcto e igualmente acorde con su misión pastoral, tanto conmigo como con mi familia, con mis hijos y otros niños.

Declaro igualmente que he tratado personalmente a sacerdotes que me han parecido simpáticos, otros antipáticos o de trato incómodo y otros realmente divertidos.

Especial recuerdo quiero tener para mis muy queridos Don Antonio y Don Joaquín.

Dicho todo esto, quiero también reflejar la profunda extrañeza que me causa la severidad con que juzgan a la generalidad de los religiosos todos aquellos que según mi impresión han tenido mucho menor trato con ellos que yo.

Como Orisson animo a todos aquellos que hemos tratado en nuestra niñez y juventud con sacerdotes y religiosos, y seguimos tratando con la máxima confianza a nuestros pastores, a dar testimonio de nuestra experiencia. Y como él, termino esta entrada declarando: Yo SÍ me fío de los curas.

El accidente

Cuando el sábado me enteré de la noticia del avión presidencial polaco, simplemente pensé en la desgracia de aquel país y recé brevemente por el alma de los fallecidos. Fue al día siguiente cuando se me levantaron las orejas. En las noticias dijeron: «Vladimir Putin anuncia que él personalmente se encargará de la investigación de los hechos».

Buf.

Luego he leído a Fray Fanatic y a Museros.

Sigo pensando que es un desgraciado accidente, pero… Buf.

Avances

Aunque suelo seguir a Ignacio a diario, esta entrada se me debió pasar. El Embajador, en una de sus recopilaciones de Virutas de la Blogosfera, extrae el párrafo y la demoledora pregunta:

«Cualquiera que tenga entre 40 y 50 años tiene un test claro delante: su padre más o menos trabajó, pago una casa, la vida de una familia, seguramente dio estudios a sus hijos y su mujer no trabajó nunca y aunque hubo malos momentos vivieron bien: ahora, con dos sueldos nadie llega a nada por su propio trabajo: ¿donde está el avance?»

Ignacio, en Este lado de la galaxia.

Yo, salvo invitar a responder y si acaso añadir «por cuenta ajena y de manera remunerada» al «no trabajó nunca», no tengo más que añadir.

Tras lo de Seseña

Los días van pasando, y asistimos a lo de siempre. Los que demandan que leyes infames se mejoren encontrarán la consabida respuesta: No se debe legislar en caliente. Los mismos que así se desentienden de su responsabilidad -porque la capacidad de legislar es responsabilidad de hacerlo sirviendo al bien común y no privilegio de hacerlo a su antojo- cambiarán el discurso en unos meses, y seguirán negándose a cambiar nada, pero entonces dirán que es porque no hay demanda social. Será cuando los que ahora se escandalizan se olviden del asunto y sólo quede la angustia, el llanto y la desolación de unos padres ante una habitación para siempre vacía.

Ya nos lo sabemos. Ya lo hemos vivido. Han sido tantos los casos… El tesón de algunos padres venciendo la tentación de echarse a esperar la muerte tras serles arrancada la vida consiguen, de vez en cuando, mantener el eco de la demanda en la calle. Pero perdiendo fuerza conforme se alejan los meses, conforme las televisiones dejan de vender morbo. Quien sabe, quizá la de Cristina sirva esta vez para cambiar algo.

Cuando unos y otros dejen de mercadear con su sangre, quizá se acometa alguna reforma, se mejore alguna ley, se consiga un compromiso. Que servirá para que la próxima alimaña pague más por su crimen. Pero que no evitará que venga esa próxima alimaña.

Porque cuando alguien se decida a poner, negro sobre blanco y con sello oficial, que un Rafita cualquiera debe pagar por lo que hace y no escaparse de la justicia escupiéndonos a todos a la cara, muchos se alegrarán por ello. Y yo también. Pero seguirá habiendo madres sumidas en el llanto contemplando, durante años, camas vacías.

Porque ¿quién cambiará el rumbo de los tiempos? ¿Quien será capaz de hacer germinar en la juventud que hay valores superiores al «porque yo lo valgo»? ¿Quien inculcará en ellos valores sagrados de respeto, amor y obediencia? ¿Quién les explicará que para disfrutar de derechos antes, siempre antes, nunca después, deben atenderse unos deberes? ¿Quién cuidará de que no sean bombardeados por una eficacísima máquina de propaganda que hará de ellos impulsivos consumidores hedonistas?

¿Quién está dispuesto a afrontar eso? ¿Bajo qué amparo? ¿Bajo el de los mismos jueces que condenan a una madre por azotar al hijo que antes le tiró un zapato? ¿Bajo el de los políticos que consagrarán como una conquista indiscutible que niños de 13 años puedan -y deban- experimentar cualquier antojo sexual que se les ocurra? ¿Bajo el de un sistema político consistente en obtener el poder a toda costa y con él tener más cauces de corrupción disponibles? ¿Bajo el de las inmundas mafias que controlan ese sistema, auténticas máquinas de robar, sin principios, sin moral, sin escrúpulos, llamadas partidos políticos y presentados como sagrados? ¿Bajo el de los medios de comunicación que facturan decenas de millones de euros gracias a la publicidad de las mafias de explotación sexual? ¿Bajo el de esos medios dispuestos a lo que sea con tal de meter como modelo su zafiedad y mal gusto etiquetado como sociología juvenil? ¿Bajo el de tantos padres que han abdicado de su sagrado deber de tutelar a sus hijos y que les permiten y consienten todo con tal de que no molesten? ¿Bajo el de una sociedad que vende, desde todos sus estamentos, que cada uno vale según lo que tenga y según su imagen física?

¿Quién, que dé en paso al frente, liderará un cambio social que lleve a que los niños sigan siendo niños y no cuotas de mercado, a que los padres y profesores ejerzan su deber de aplicar la autoridad, de que la corrupción de menores no sea ejercida por el Estado, por los medios de comunicación, por tantos padres…?

Legislen lo que tengan que legislar, castiguen a tantos Rafitas, púdranse en la cácel los niñatos de 15 años que violan a niñas de 12. Que mañana vendrán más. Porque siendo necesaria esa legislación, eso es solo la expresión final del problema. La causa, esa es la que cuesta solucionar, porque ahí no sólo hay que exigir a los políticos. Ahí hay que dedicar esfuerzo propio. Y renunciar a supuestas comodidades. Y ejercer nuestros deberes. Y volver a definir una escala de valores digna. Y reconocer, sin disimulos, que nos dejamos engañar y que la hemos cagado.

Y eso ya es otro cantar.

Y mientras, más y más padres se unen cada año a la lista de los que necesitan cada mañana un sobrehumano esfuerzo para encontrarle sentido a seguir viviendo. Y más y más padres vemos a diario y con terror la sociedad en la que nuestros hijos, contra nuestra voluntad, están cada día más cerca de desembarcar. En el peor de los casos para unirse a ella. En el mejor para ser señalados como «distintos» o «raritos». Y sin lugar al que huir. Por piernas. Sin mirar atrás. Antes de que la mierda nos cubra la nariz.

De raseros y sistemas

Tertulia matutina de ayer, lunes de Pascua, en Canal Sur Radio. Tom Martín Benítez modera el cotarro. Se habla de los casos de corrupción, del Gürtel y de Matas. Lo pillo tarde y no sé quién ha sacado a colación la comparación con los casos Filesa y compañía. El moderador tercia, insistiendo machaconamente en que la cuantía de los pufos no tiene nada que ver y que los pufos peperos son inmensamente mayores.

Alguno de los presentes le dice que sí, pero que eso no hace que aquellos dejen de ser pufos. El moderador, moderado: Sí, sí, claro, si yo no los disculpo… pero vamos, que no se puede comparar. Esto es mucho peor.

El mismo interviniente insiste en que el problema de la corrupción, en mayor o menor medida, mancha a todos los partidos, y que hay un problema latente en la financiación de los partidos y en la podredumbre de toda la clase política, ya que casos ha habido en todos los partidos y a todos los niveles y afectando siempre a la propia estructura de los partidos, hasta arriba.

Amparo Rubiales, esa vieja (gloria) del socialismo sevillano que se arrastra de tertulia en tertulia y de tribuna en tribuna insistiendo en que sin las mujeres progresistas el mundo se acabaría, que la culpa de todo la tienen los hombres en general  y cuyo momento cumbre en política consistió en estar en medio de una barriobajera pelea entre Lopera y Luis Cuervas (q.e.p.d.) como presidentes futboleros, salta a la yugular. ¡No se puede demonizar al sistema! ¡Son casos aislados de individuos que se aprovechan del sistema! ¡El sistema no está enfermo, sino que hay enfermos que se intentan aprovechar de él! ¡Los partidos políticos no son corruptos, lo son algunos individuos! ¡No caigamos en el error gravísimo de desconfiar de nuestro sistema, de nuestra democracia, por culpa de contados indeseables!

Martín Benítez, hábilmente, asiente a la Rubiales mientras corta el amago de respuesta de el otro interviniente y saca el tema de la pederastia. Nuevamente la insigne ideóloga de la modernidad sentencia sin dejar resquicio a la duda: Dice que lo que no puede ser es que no hayan hecho (la Iglesia, se entiende) la más mínima autocrítica, perdiendo así el derecho a opinar en ningún asunto moral en adelante. Es lo que tiene ser femiprogre, que tus palabras son inapelables aunque no sepas leer ni de qué estás hablando.

Otra voz interviene y, con el ridículo engolamiento propio de esta panda, afirma «si ha habido casos en varios continentes, lo que está claro es que no se trata de casos aislados, sino del propio sistema. La Iglesia es responsable por mantener ese estado de cosas». La feminazi asiente entusiasta. Como todos. Fin de la discusión. La sentencia está dictada.

Varas de medir, se llaman. Paja en el ojo ajeno. Viga en el propio. Este es nivel. Formadores de opinión. Y luego nos sorprendemos del ganado que tenemos.

Beeee. Beeee. Beeee.

Nota: Lean a Jesús sobre el tema de la pederastia. Merece la pena.

El escudo

¿Qué es más significativo? ¿Que el equipo de gobierno municipal de una capital de provincia española retire un escudo de los Reyes Católicos de un monumento a Colón por «anticonstitucional y franquista», o que cuando a la alcaldesa -Carmen Heras, se llama, que todo el mundo conozca el nombre de esta imbécil- se le ha descojonado todo el mundo en la cara haya necesitado un informe de expertos heráldicos para admitir que va a consultar al Ministerio de Cultura a ver qué dictaminan sobre dicho escudo?

Pues eso.

Esta es la élite dirigente del país, representante legítima de la generación mejor preparada de nuestra historia. No le busquen más explicaciones. Simplemente, no olviden meter su papelito en la caja sagrada cuando vuelvan a llamarles para seguir manteniendo a esta chusma velando por nuestro bienestar.

Otros estaremos buscando un destino para exiliarnos. Por pura vergüenza.

Uso compartido y otras gaitas

A la luz de la noticia sobre la detención de varios individuos en la Catedral de Córdoba por liarse a tortas con los vigilantes de seguridad que les pidieron que abandonaran su actitud de rezar según su rito, me resultaba enternecedor ver a uno de los portavoces de la Junta Islámica venir a decir que la culpa de todo la tiene la no aceptación por parte de la Diócesis de Córdoba el uso compartido del templo entre católicos y musulmanes.

Supongo que este pollo pedirá con el mismo ímpetu el uso compartido de las mezquitas de Arabia Saudí, para que un católico pueda ir allí a rezar siquiera un misterio del Santo Rosario sin que por ello le detengan, azoten o decapiten.

También hablan estos pájaros de que deberíamos -los cristianos- tomar ejemplo de ellos, que cuando pudieron sí permitieron el uso compartido del templo. Supongo que se refieren al permiso otorgado durante unos pocos años a los cristianos que no fueron asesinados ni se decidieron a abandonar su tierra cuando los invasores sarracenos asolaron la península en el siglo VIII. Permiso que consistía en que los cristianos pudieron usar una parte de la Basílica de San Vicente para sus ritos, condicionado al pago de unos tributos y que duró lo que tardó en entrarles las ganas de destruir el mencionado templo visigodo para construir su mezquita en el mismo recinto, después recuperado por San Fernando (III).

Porque esa es otra, claro, es que ellos dicen que al fin y al cabo eso era de ellos, era un templo musulmán y por tanto tienen un derecho histórico… Derecho que no se aplicaría a ese preexistente templo visigodo, ni a la Mezquita de Estambul ni a tantos y tantos templos cristianos que sus antepasados destruyeron siglos ha.

Alrededor, paños calientes y buenrollismo. Pero autoridades civiles que mande a estos cuentacuentos a ordeñar camellas al desierto, ni una.

Dicho todo esto, y a la espera de que cualquiera de ustedes me denuncie por racismo o xenofobia, les diré que el gilipollas que decía todas esas tonterías era español y blanco, así que ni lo uno ni lo otro. Y si de lo que me van a acusar es de islamofobia u otros odios religiosos, les diré que no estoy criticando el credo islámico, sino las supuestas reivindicaciones históricas de una asociación. ¿Despreciar yo el credo islámico? Ni hablar. Para eso ya hay imanes que hablan en público.

Su primera Semana Santa

Todo es nuevo para ti. Recorres cada rincón que aparece ante tus pequeños ojillos. Te paseo, en brazos, por cada rincón del majestuoso templo.

Catedral de Sevilla. La que se hizo para que tomáramos por locos a los que la pensaron y ejecutaron. En estos días, destino de todas y cada una de las Cofradías de Nazarenos que a ella realizan Estación de Penitencia. Hay un murmullo contenido, de nazarenos cansados descansando del aturdimiento de la multitud de la Carrera Oficial, de los pocos -pero más ruidosos de lo que debiéramos- espectadores que seguimos los desfiles procesionales bajo las increíbles nervaduras de las colosales bóvedas, del personal sanitario que va y viene pendientes de todo…

Muchas cosas para poder fijar tu atención en una sola, ¿verdad, hijo? De más allá de nuestra vista nos llegan los ecos de una banda tocando el Himno Nacional, y tras él, el racheo de cuarenta y tantos pares de pies y la voz del capataz poniendo ojos a todos ellos. El murmullo crece con el ruido de la gente levantándose y de repente se apaga, respetuoso, conforme se acerca el paso.

Tú sigues cambiando la mirada de aquí para allá, entre luces, rincones en semipenumbra por el que asoman desconocidas figuras y niños correteando desoyendo las llamadas al orden de sus padres. Eres tan pequeño que no voy a intentar guiar tu mirada ni explicarte lo que sucede ante ella. Sí le hago comentarios a tus hermanas, fíjate en este detalle, ojo a la mirada del Señor, rezadle ahora que lo veis tan cerca…

Y tú, mirando aquí y allá, jugueteando con las pelusas de mi chaleco, buscando mi medalla de la Virgen Milagrosa para intentar morderla con esos poquillos dientes que tienes… hasta que, de repente, abriendo mucho los ojos, soltando mi medalla y mis pelusas, fijas la vista allá, en los ojos del Nazareno, y sin dejar de hacerlo hasta que desaparece, van asomando sonrisas a tu cara, y en medio de una de ellas haces un chasquido parecido a un beso. Tu madre y tu tía se ríen, tú dices adiós con la manita mirando al paso alejarse y mientras alguien comenta que hay que ver lo que te ha llamado la atención el paso, yo te miro y sé que has escuchado con atención a tu Ángel guardián y custodio presentándote a Nuestro Señor, al que sonríes y lanzas tus besos agradeciéndole su entrega por ti.