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Feliz Navidad

En la ciudad de David os ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.

Además de ir tirando, desde este rinconcito vamos desando a ese público que tanto me quiere y al que tanto debo una muy Feliz y Santa Navidad.

Reciban el nacimiento del Niño Dios cantando villancicos alrededor del Belén y no olviden colocar sus cepos anti-reno.

FELIZ NAVIDAD.

La pastorcita que se fue

Se lo dije el lunes. «¿Tus amigas se van a vestir de pastorcitas o ya vais a decir que sois muy mayores? No me lo vayas a decir el jueves a las ocho de la tarde, dímelo con tiempo».

Soy un mal pensado. No fue a las ocho, sino a las siete y cuarto. Y además sin seguridad. «Pues el traje del año pasado ya te estaba justo, y a estas alturas no hay tiempo para buscar otro. Mira que te lo dije». Torció primero un poco el gesto pero luego no puso mayor interés. Esta mañana entraba en el cole de uniforme, con su falda de cuadros y sus leotardos. De sus amigas, las más grandotas iban igual y entre las otras, unas sí y otras no. Por primera vez en varios años un último día antes de vacaciones de Navidad no estábamos liados en casa con horquillas sujetando pañuelos, faldas de pastora ni bolsos de borreguito.

Un follón matutino menos, se piensa de primeras. Pero de segundas a uno se le escapa un suspiro recordando pastorcitas tocando la pandereta, con ese sentido particular del ritmo que si no eres padre te parece un ataque aéreo, esos llantos de susto viendo llegar al paje…

Y ahora no están. Una ya se había ido, y ahora se va la otra pastorcita. Camino, supongo, del Belén de los recuerdos que a estas alturas empezamos a formar cuando llegan estas fechas y cerramos un rato los ojos.

Qué rápido pasa la vida. Qué poco disfrutamos de sus regalos.

Nos queda Gonzalete. Volveremos a empezar. Gracias a Dios.

Calendario escolar

Me entero por Europa Press de una propuesta lanzada por «asociaciones de padres» entre las que aparece en primer lugar la católica CONCAPA, sobre un cambio «en el calendario escolar y laboral».

Como ya nos vamos conociendo, sólo con ver el titular ya intuyo a qué apunta esa propuesta. Y desgraciadamente, acierto: Muy buenas palabras preocupándose por los hábitos que pierden los niños durante el periodo de vacaciones, mucho estudio psicólógico, pero al cabo pidiendo lo acostumbrado: Que los niños tengan menos vacaciones.

Yo soy padre de hijos en edad escolar (y lo que me queda) y puedo entender peticiones sobre horarios y calendario escolar en uno u otro sentido. Lo que me fastidia (con «j») es que me tomen por tonto. Porque a todas las personas que he oído defender el acortamiento de vacaciones y el alargamiento de horarios, repiten lo que han leído por ahí sobre hábitos y demás historias, pero la realidad es que todos los casos que yo personalmente he conocido, sin excepción, tienen una única motivación: No saben que hacer con los niños en las vacaciones. Y con todos ellos, sin excepción, acabo discutiendo, porque defiendo a rajatabla que el curso no empiece antes del 15 de septiembre ni acabe después del 22 de junio.

Y de la última gilipollez (que EP incluye en la noticia pero que afortunadamente no he encontrado que la católica Concapa defienda, menos mal) sobre que las vacaciones de Navidad (al menos no pone de Invierno) acaben con el Año Nuevo, ya ni les cuento. Eso no merece discusión, sino corte de mangas. A quien la proponga, a quien la defienda, y a los soplagaitas defensores del  gordo cocacolero que inspiran semejante estupidez.

Bien, dicho esto, tengo que decir también que entiendo que hay muchas familias que tienen muchas dificultades para conciliar, como se dice ahora, vida familiar y laboral. Y hay que buscar soluciones, y darles oportunidades, y tener plazas de guarderías y actividades para niños en periodo no lectivo. Pero también es cierto que los esfuerzos se centran en pedir, simplemente, que el curso dure más, pero nunca en señalar la gran estafa que hemos sufrido y que además hemos aplaudido. Y esa estafa no es otra que el haber pasado de una generación -la de nuestros padres- que nos sacó adelante en la inmensa mayoría de los casos con un único sueldo y que nos atendió con toda la dedicación y entrega necesaria, incluso a tres, cuatro o cinco hermanos, mientras que ahora aceptamos y vemos normal que con dos sueldos necesitemos imperiosamente que los colegios abran todo el año y todo el día, porque si no «no se puede».

Bien, estudiemos ese «no se puede». ¿Y por qué no se puede? ¿No ha progresado enormemente nuestra sociedad? ¿No hemos crecido en bienestar? ¿No tenemos ahora más oportunidades, facilidades y medios que nunca en nuestra historia? Entonces, que alguien me explique: ¿Por qué hace 40 ó 50 años una familia con 2, 3 ó 4 hijos vivía con un único sueldo, pagaba su piso, daba estudios a sus hijos, que se convertían en licenciados convenientemente formados y encima ahora, cuando esos hijos pertenecen a la generación mejor preparada de la historia, les tienen que seguir ayudando económicamente?

Es cierto, hay muchas, muchísimas familias jóvenes que necesitan imperiosamente dos sueldos y además que los abuelos actúen de canguros forzados para poder soñar en pagar algún día su hipoteca, y esperar que el día de mañana puedan pillar alguna beca o subvención para intentar que sus hijos (o su único hijo, más bien) llegue a una universidad masificada e inútil de la que saldrán necesitando pagar unos estudios posteriores que les distingan del resto del rebaño. Familias jóvenes que ven como tienen prácticamente abandonados a sus hijos en periodos de vacaciones escolares. Si convenimos que la solución es abrir los colegios sin más, sin buscar razones ni culpas, estamos aceptando la estafa a la que nos han sometido.

Pero vamos a pisar algún charco más: ¿Cuántas familias analizan seriamente la opción de vivir con un sólo sueldo? No hablo de esas que irían en el caso anterior, para las que sería cuantitativamente imposible. Hablo de casos reales, que yo conozco y seguro que usted también. Parejas con relativamente buenos sueldos (no hablo tampoco de millonarios), que cambian de coche cada pocos años porque les gusta el nuevo modelo, aunque el suyo esté en buen uso, que disfrutan de vacaciones y viajes de placer en hoteles, que salen a cenar semana sí semana también, con los armarios surtidos de modelitos de marca y que no se privan de nada. De todo lo cual, yo me alegro enormemente. Pero que cuando sale el tema, salen con el consabido «es que no se puede». No se puede conciliar vacaciones, no se puede tener a los niños en casa. No se puede tener más de la parejita. No nos lo podemos permitir.

A ver, que todos me entiendan: Yo no le quiero decir a nadie lo que tiene que hacer con su dinero, con su tiempo de vacaciones, con sus hijos o con la junta de su trócola. Lo que no me gusta nada es que me tomen por tonto y pretendan que todos los niños, también los míos, tengan un mes más de curso por sus santos cojones. Y cuando ya dicen «huy, qué más quisiera, pero es que no se puede»… es que me tengo que morder las manos.

Tenemos, y termino, por tanto dos problemas bien diferenciados. El primero, que gran parte de una generación que está encadenada al remo de por vida, con unos salarios vergonzosamente bajos comparados con ese mismo entorno con el que nos comparan a la hora de subirnos precios y tasas, con tal de no salirse del manual del perfecto demócrata está dispuesto a seguir en pompa antes de denunciar la estafa a la que este régimen le ha sometido. Ha comprado la mercancía. Estamos de fruta madre. Todo va dabuten, que decía Glutamato. Mejor que nunca. Pobrecitos, mis padres.

El segundo, otra parte de esa generación entregada al signo de los tiempos del disfruta lo que puedas y no te compliques con esos seres tan molestos, déjaselos a tu madre y vámonos de parranda… y a ver si nos abren el cole en agosto que es que yo si no, no puedo vivir.

Y los autores de la estafa, descojonándose. Y una generación de chavales, con algo que técnicamente seguimos llamando infancia, aunque demasiadas veces no parezca tal.

Si esta sociedad tuviera conciencia, podría remorderle. Si tuviera. O tuviese.

Los rosarios del padre Higinio

Pensaba en la de cosas que hoy necesitamos -o mejor, que decimos que necesitamos- para acometer cualquier plan. Y en lo complicado que parece ser todo ahora, con lo sencillo que era hace unos años. En todos los ámbitos.

El niño no puede ir a una excursión sin que hayamos examinado cada milímetro del recorrido al menos desde el google maps, sin seguimiento gps y sin el móvil para que llame o le llamemos cada 45 minutos o menos. Y evidentemente, debe volver intacto o tiraremos de maquinaria legal. Ay, aquellas excursiones en tartanas, aquellas horas y horas ilocalizables, aquellas brechas y aquella mercromina que todo lo podía y curaba…

El trabajo no puede realizarse sin rellenar 500 documentos absurdos y reiterativos, cuando el cliente nos está pidiendo algo que en 30 minutos seríamos perfectamente capaces de darle.

Las parejas no pueden convivir si no se reservan un espacio propio y no mantienen sus «días de asuntos propios», en los que intentar parecer que siguen siendo adolescentes que salen de marcha con sus amigos, además de necesitar realizarse a través del éxito económico… ¿Qué será eso del contigo pan y cebolla que decían los de antes?

Recuerde: pare cada dos horas, dice el cartel. Y yo me pregunto si los de la DGT son imbéciles (disculpen la pregunta retórica) o si es que no salen a carretera. Si a nosotros se nos dormía el culo en aquellos viajes de 10 horas cruzando España, esta chusma ¿resistiría sin su sesión de Spa? Y nosotros llegábamos con ganas de comernos el mundo, y ahora sobre alfombras deslizantes hay que tomárselo con reservas…

¿Cómo, que no tienes todavía un hipermegacondensador de fluzo regulando la domótica interbiologizada del inversor de iones en casa? Pero ¿cómo podéis vivir así, en la prehistoria…?

En todas estas cosas, y muchas más, pensaba mientras observo uno de los rosarios que el páter nos entregó en un retiro el sábado pasado. Pienso en las monjas que los hacen, en la inmensa modestia de unos garbanzos, unos alambres y unas fundas de cable, y cómo con esa modestia y su sencillez ponen en nuestras manos semejante regalo.

Imagino a un capullo con corbata de flores intentando realizar una auditoría de calidad al convento, y levantando «no conformidades» por no cumplir sus estúpidos protocolos. Sin embargo, ni la mejor platería con la más puntera tecnología los haría mejores.

Y veo que, efectivamente, para hacer las cosas bien no se necesita el grado de gilipollez reinante. Sólo ganas y disposición. Y no seguir a tanto idiota. De verdad, no necesitamos más. No busquemos complicaciones, pero sobre todo, no pongamos excusas.

Tomemos ejemplo de las monjas y de los rosarios que nos trajo el páter. Unos garbanzos, unos alambres, unas fundas de cable… ¿de verdad necesitamos mucho más?

8 de diciembre

Hoy sí. Hoy sí celebra España nada menos que el día de su Patrona. Y siento chafarle a usted lo aprendido en la LOGSE, pero es que es así: La Santa Patrona de España (y de su infantería) es la Inmaculada Concepción. Aquí se defendió y casi diríamos que se proclamó el dogma concepcionista siglos antes de que la propia Roma lo dictara. Como ya se cantara en Sevilla 250 años antes de su publicación:

«TODO EL MUNDO EN GENERAL
A VOCES, REINA ESCOGIDA,
DIGA QUE SOIS CONCEBIDA
SIN PECADO ORIGINAL»

Así que, a las Inmaculadas, a las Concepciones  y a las Cochitas, pero también a toda España: ¡Felicidades!

6 de diciembre

Pues yo hoy no tengo nada que celebrar. Y pocas cosas me parecen más estúpidas que ese afán por poner al personal a leer artículos y apartados. Que hagan lo mismo con el código de circulación cuando sea su aniversario.

33 años. Y ahí tienen ustedes el resultado. ¿Todavía hay algún carajote que de verdad crea que es para celebrarlo?

Contágiate, contágiale… y disfruta

Me entero por la tele de la cafetería de que hoy es el día de la lucha contra el SIDA. Mientras el hielo enfría mi café escucho lo mismo de todos los años: miles de casos, miles de muertes, miles de vidas deshechas… miles de eruditos con cara de «si os lo estoy diciendo» soltando lo mismo que todos los años: «Se hace necesaria una mayor información sobre el sexo a los jóvenes, incluso a los niños, y facilitar el acceso a los preservativos».

En el camino miles de muertes, miles de enfermos, miles de vidas deshechas.

En algún rincón de la red aparece la nueva llamada del Papa a la castidad y fidelidad para evitarlo, y la denuncia de la promiscuidad como agente propagador de la enfermedad. La chusma, sobre la autoridad que le otorga su teclado, vomita espumarajos. Niega el sentido común, llama al «disfrute en libertad» del sexo y vuelve a reclamar más información para esos niños que saben más ya que sus padres (pero nada cierto y útil) y más condones para esos que ya los tienen por puñados.

¿Valores? Los de las empresas fabricantes que pagan las campañas. Y «un poquito para ti, un poquito para mí».

En el camino miles de muertes, miles de enfermos, miles de vidas deshechas.

Nuestra Galia

El Presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, actuando como jefe de su partido a nivel regional, afirmó ayer que «Andalucía será nuestra Galia» en referencia a que en las próximas elecciones autonómicas serán capaces de «resistir la ola azul» de triunfos del partido popular en toda España.

Yo comprendo que, conociendo la valía y formación del Sr. Griñán, pedirle que llegue mucho más allá de leer Astérix es pedirle peras al olmo. Y ojo, que si le tiene a los héroes galos la mitad de afición que yo, ya me sorprendería. Pero hombre, Don Josantonio,  diga usted que Andalucía será la aldea irreductible, no la Galia. Porque si no sólo mirara los dibujitos y leyera la entradilla, vería que Uderzo y Goscinny avisaban claramente: Toda la Galia está ocupada.

Parece una chorrada, lo sé. Que ni llegue a lapsus. Es posible. Pero aún así voy a ir más allá: Lo de Griñán puede ser un lapsus, puede ser ignorancia… y si no es ninguna de esas cosas, peor, porque entonces es complejo. Porque si quieres compararte con quien más y mejor resistió el avance de los estandartes del águila de Roma, leñe, no digas que serás la Galia. Di que serás Hispania. Porque la conquista de la Galia, pequeña aldea de Armórica al margen, le llevó a Roma 8 años. Y con eso, el amigo Julio se tiró el pisto reclamando la gloria de una campaña titánica. Pero para pacificar Hispania, Roma se tiró alrededor de dos siglos. Y claro, de lo que recibieron por estos lares prefirieron no hacer tanta propaganda.

Si Uderzo y Guoscinny hubieran sido españoles, Viriato sería un personaje de dimensión mundial. Desgraciadamente, mientras a la antigua Galia le tocaron dos genios como los padres de Astérix, a la antigua Hispania sólo nos tocó Antena 3. Y por eso ahora las caricaturas se ven como héroes, y los héroes, como caricaturas.

Transmitiendo la asignatura

Es un colegio público, en un pueblo vecino. Uno de los días de la semana, según el horario hay «Tutoría». Ya saben, el tutor o profesor encargado de ese curso imparte charlas orientativas a los alumnos, o escucha las inquietudes de los chavales, o les propone trabajos y actividades fuera del temario, o les pregunta por dudas, etc. Bueno, eso al menos es lo que se supone que se hace en la hora de «tutoría».

En el colegio del que les hablo, en una reunión de padres, varios exponen delante de más profesores y dirección que sus hijos les cuentan que, en esa hora, «el profe nos manda al patio a jugar». Y claro, dicen que si no se va a dar tutoría, que se aproveche, que se imparta alguna materia, refuerzo, adelanto de deberes…

A la semana siguiente, uno de los alumnos llega a su casa y su madre le tira de la lengua. El chaval cuenta lo sucedido.

«Profe, ¿hoy nos quedamos en la clase?»

«No, no, saliros al patio a jugar, pero por favor no lo contéis en casa, ¿vale?»

La madre, después de escuchar a su hijo, no está segura de qué es lo peor de ese profesor, si que incite a su hijo a mentir, o el que es evidentemente imbécil… ya que ella vive justo enfrente del colegio y por su ventana ve cuándo están los niños en el patio.

Y ahora, pregunta de examen:

¿Qué asignatura imparte el profe en cuestión?

Exacto: Educación para la ciudadanía.

Asalto a la República

Hace unos días salió a las librerías el primer tomo (se anuncian tres en total) de las memorias del Presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora. Por fin.

Y digo por fin porque la aventura de esas memorias y de los papeles que las conforman es digna de análisis. Someramente: En 1937 los papeles de Alcalá-Zamora son robados de una caja fuerte de Credit Lyonnais por, digamos que presuntamente, alguien cercano al asesino (ahí no pongo presunto, faltaría más) Santiago Carrillo. Entre estos papeles estaban tanto sus memorias manuscritas como los documentos que apoyaban sus versiones. Cuando empiezan a hacerse públicas algunas partes, Azaña, el que había depuesto y suplantado ilegalmente a Alcalá-Zamora, ordena el secuestro y ocultación de los papeles.

En Francia, Alcalá-Zamora reescribe sus memorias pero carece de los documentos que prueban sus palabras. Al final de la guerra, los papeles desaparecen, posiblemente robados por algún agente nacional.Y durante 70 años, nada más que la certeza en su familia de lo vivido y contado, pero nada de los papeles.

En 2008, el vaquero César Vidal y el historiador Jorge Fernández-Coppel reciben una llamada que les ofrece los papeles por 60.000 euros. Avisada la Guardia Civil, se detiene al vendedor y se intervienen los papeles. José Alcalá-Zamora Queipo de Llano, nieto del Presidente y académico de la historia pide repetidamente los papeles de su abuelo. Finalmente los guardias que intervinieron le confiesan que por orden «de arriba» los papeles se los queda el Ministerio de Cultura.

Durante años, la familia ve como se le niega el acceso a los papeles e incluso el Estado paga a quien ofertaba documentos históricos robados. Después de muchas excusas, el Gobierno se retrata negándose tanto a entregarlos a la familia como a hacerlos públicos (en el Archivo de Salamanca) porque el contenido de los papeles «podría causar crispación». La propia familia tenía temores fundados de que el mismísimo Ministerio de Cultura pudiera llegar a destruir o «distraer» documentos que se perdieran para siempre.

La razón era evidente y conocida. En plena vorágine del invento de le memez histérica o memoria histórica, no podían consentir que el propio Presidente Alcalá-Zamora viniera de la tumba a decir que el gobierno del Frente Popular era tan legítimo como mis decisiones sobre la fiscalidad de Taiwan.

Porque eso es lo que contienen los papeles: La declaración del Presidente de la ilegalidad de los comicios de febrero del 36, en los que no hubo recuentos y sí milicias armadas que proclamaban las candidaturas como vencedoras, mientras el gobierno previo se inhibía y quitaba de enmedio para que no les tocaran la cara.

Finalmente los papeles llegaron a sus dueños. Jorge Fernández-Coppel ha sido el encargado de ordenarlos, estructurarlos y publicarlos. José Alcalá-Zamora escribe el epílogo a esta primera entrega -«Asalto a la República (enero-abril de 1936)»- en la que deja de manifiesto la absoluta ilegitimidad de origen del gobierno del Frente Popular.

Dicho todo esto, y esperando tener el libro pronto, dos cosas:

La primera, que si aquellos que hemos sostenido esta ilegitimidad de origen hemos encontrado siempre el argumento de que como éramos unos fachas todo eso eran teorías conspiranoicas nuestras, no me cabe la menor duda de que las palabras de un Presidente de la República, exiliado en el franquismo también serán tildadas de «paranoias fascistas» por los «egregios» Gibson, Preston y demás chusma.

La segunda, que esta ilegitimidad de origen se suma a la ilegitimidad de actuación que adquirió ese gobierno con su criminal conducta. Pero que la de actuación por sí sola era más que suficiente para justificar, como para mí está plenamente justificado, el Alzamiento Nacional del 18 de Julio de 1936, producido no «contra la República», sino contra un gobierno doblemente ilegítimo y criminal.