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El suspendido

Dice Baltasar que lleva un año suspendido y lo que quiere es que lo juzguen. Se queja la estrellita judicial de que no tiene fundamento la acusación contra él, y se dedica a dar charlas sobre derechos humanos y seguir pavoneándose ante quien le quiera ver, haciéndose la víctima, el luchador por la libertad perseguido.

¿Qué pasa, Baltasar? Cuando hace veinte años tú tenías en la cárcel (no suspendido, encerrado) a alguien durante dos años y medio sin pruebas, no te ponías tan estupendo, ¿verdad? O sí te lo ponías, porque encima sacabas pecho. Es que tener a alguien en la cárcel perdiéndose la infancia de sus hijas sin una puta prueba era guay, era defender el estado de derecho. En la cárcel. Perdiéndose la infancia de sus hijas. Dos años y medio. Sin pruebas. En cambio ahora esto te hace pupita porque ya no puedes hacer y deshacer a tu antojo en la Audiencia.

Balti llora porque le tienen suspendido. Un año sin pasear la toga. Él, la superestrella. La Drag Queen de la Audiencia. El de los cursos pagados por Botín. El que quita los problemas judiciales a Botín. El que se pasa las leyes por los huevos cuando le conviene. El que tantos procesos ha arruinado por su ansia de «estrellazgo».

Él. Baltasar. El suspendido Baltasar.

Oh. Qué pena más grande. Ah.

El pueblo movilizado

Comentaba Javier a la entrada anterior que mientras en otros lugares se concentran para luchar por la libertad, aquí la aspiración es la borrachera mayor.

No le falta razón. Pensé al leerle lo que he hablado con mucha gente mil veces, que aquí la gente sólo se echa a la calle -aparte de para la botellona, quiero decir en plan reivindicativo- cuando hay un equipo de fútbol de por medio. Entonces, la enfervorecida masa clama justicia contra la sanción, o pide la lapidación de los responsables de sus males, o celebra y aclama a los héroes de sus grandes gestas. Decenas de miles de seguidores de la causa.

Creía que poco podía empeorar la cosa, pero anoche el informativo de la tele me escupió a la cara que todo es susceptible de empeorar. Incluso el panorama patrio. Mientras intentaba dar la cena a Gonzalete, Matías Prats hablaba del inicio de un juicio a una presunta trama dedicada a estafar a la Seguridad social «arreglando» bajas y pensiones. En la puerta del juzgado, centenares de personas increpaban a los encausados.

¡Cielos! La gente se echa a la calle a increpar a los corruptos. ¡No puede ser! ¡El aire empieza a correr, los pajaritos cantan las nubes se levantan…! Ah, espera, que no se trata de increpar o perseguir a quienes han saqueado al Estado, quienes han arruinado al país para varias generaciones, quienes tomaron la obra que con enorme esfuerzo y sacrificio levantaron nuestros padres durante décadas, dejando una roncha impagable para nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos…

¡Noooo! Es que una de las imputadas es la mujer de un torero. ¡Acabáramos! pienso mientras reflexiono sobre el morbo de la gente y que lo que en realidad quieren es ver a los famosos pasando por el aro, o simplemente acercarse a ver a la que sale en las revistas.

Ojalá. Mi santa esposa me hace ver que la cosa sigue superándose. «Esa gente son los admiradores de Belén Esteban, que van a insultar y abuchear a María José Campanario». «No puede ser», me digo en voz alta, mientras mi santa esboza media sonrisa y me mira como diciendo «si es que no te enteras de en qué planeta vives», y concluye «esto es lo que hay, así está el patio».

Así que, amigo Javier, completemos el diagnóstico: Mientras en otros lugares la gente se echa a la calle para luchar por su libertad o como en Islandia para encarcelar a los culpables de la corrupción y expolio, aquí la gente sale a la calle para:

a) Emborracharse y acabar entre navajazos y violaciones.

b) Celebrar que once millonarios ganan a otros once millonarios mientras las empresas que los hacen millonarios no pagan a Hacienda ni a la Seguridad Social sin que pase nada de nada.

c) Clamar porque entre quiebras, cierres de empresas, millones de parados, una educación infame, una o dos generaciones encadenadas al remo de la galera… sus once millonarios de cabecera no han sido capaces de hacer su trabajo pero siguen siendo millonarios.

d) Animar a la «Princesa de Vulgaria» insultando a la esposa del que fue su amante. No nos basta con la simple existencia de los seguidores de semejante individua, que ya daría para un estudio antropológico. Ya es que llegan a la manifestación ante los palacios de justicia…

Esto, no me negarán, tiene una pinta extraordinaria.

Decía Javier: «¡Qué futuro!». Digo yo: Ojalá. ¡Qué presente!

Botellón

Hace unos días resultaba muerto un joven en un «macrobotellón» «celebrado» en Sevilla. En tertulia de café yo concluía que el problema está en que ante tan trágica noticia nos lleváramos las manos en la cabeza, pero antes de ella nadie moviera un dedo. Pensaba y pienso escribir al respecto, pero hoy lo que traigo es una carta al director que publicaba ayer Diario de Sevilla, firmada por Rafael Javier del Castillo, de Sevilla. Dibuja con bastante fidelidad un panorama por el que nadie parece alarmarse, salvo cuando llega el certero navajazo.

Cómo van y cómo vienen del «botellón».

Viernes, 16:30. Subo al autobús con destino a Sevilla desde una localidad aljarafeña. El lleno es absoluto debido a la gran cantidad de jóvenes que van hacia un macrobotellón de la fiesta de la borrachera. Lo primero que me llama la atención es la gran cantidad de botellas de alcohol que portan. En una de las paradas suben al autobús cuatro mocosos encrestados, uno de ellos se cuelga de los asideros del vehículo y comienza a balancearse espasmódicamente cual mono en un trapecio, y chilla: «Esta noche vamos a canear a unos cuantos pijos». La llamada a la guerra santa del anormal provoca el regocijo y la chufla de sus compinches. Al llegar a Sevilla, y al final del puente del Patrocinio, multitud de jóvenes atraviesan la calzada desde Triana a la Cartuja, ignorando la prohibición de los semáforos, poniendo en riesgo su integridad física y comprometiendo a los desbordados conductores (amén de los grandes atascos de tráfico).

Vuelta tras el trabajo. El autobús de las diez de la noche hace su aparición a las once en el interior de la estación de Plaza de Armas. Observo estupefacto el estado de algunos jóvenes (chicas en su mayoría) que llevan cogorzas de órdago. Una vez acomodados en el vehículo, la ingesta excesiva del alcohol y otras sustancias comienza a pasar factura.

«¡Quilla, que te voy a potar!» chilla una. Otra berrea en la parte posterior cual ramera portuaria: «Quiero un tío bueno para f…!» (sin ningún tipo de pudor ni consideración al resto de los pasajeros).

La degradación moral de parte de la juventud tiene su origen en la falta de aplicación de la ley por parte de las autoridades gubernamentales, autonómicas y locales; la dejadez de unos padres desentendidos en la educación de sus hijos y una educación para la ciudadanía que omite en sus folletines el principal valor: el amor al prójimo.

Rafael Javier del Castillo (Sevilla).

Este es el panorama. Yo pasé el viernes del apuñalamiento, no más tarde de las 19:00, por la avenida que separa Triana de La Isla de la Cartuja. Los botelloneros estaban llegando, y allí ya se intuía que raro sería que no pasara algo. Pero las discusiones se limitan a si deben juntarse ahí o en otro sitio en el que moleste menos el ruido, o lo que cuesta recoger al día siguiente la basura. Cuando llegan apuñalamientos y violaciones, todavía alguno se extraña.

Consenso

¿Quién osa decir que los partidos políticos no se ponen de acuerdo en lo importante? ¿Quién que no tienen altura de miras, renuncia cada uno a algo, y caminan juntos hacia objetivos comunes? ¿Quién señala a nuestros excelsos representantes acusándoles de sectarios o cerriles?

¡Qué injusto es el pago que reciben nuestros servidores públicos! ¡Cuánta ignorancia les acecha!

Falso, todo ello. De toda falsedad, que diría el otro. A la hora de la verdad, nuestros queridos políticos saben qué es lo importante y aparcan toda discusión por el acuerdo en lo fundamental. En días pasados, el Parlamento Europeo, esa eminentísima cámara que reúne a los más granado y selecto de nuestros preclaros dirigentes, sometió a votación una propuesta para que los Padres de la SuperPatriaEuropeda se aplicaran a sí mismos algunas medidas de austeridad.

Ya el origen de la medida tiene su miga: El Parlamento Europeo pagaba a sus miembros el billete de avión sin comprobación del gasto real realizado, por lo que algunos de nuestros eminentes representantes decían que iban en primera, cobraban como tal, se sacaban el billete en turista y se quedaban con la diferencia. Se decidió entonces -¡oh, qué exhaustivo control!- que los billetes se pagarían a la presentación de la factura en la que se comprobara el gasto real. ¿Qué ocurrió? Pues lo que tenía que ocurrir: Que los chicos que viajaban en turista para quedarse con la diferencia, empezaron a viajar en primera.

Viene entonces la propuesta de que por regla general (aunque no siempre), los billetes se saquen en clase económica. Y claro, se somete a votación. El resultado, lo dicho. Consenso, acuerdo, altura de miras, aparcamiento de las diferencias: En primera, y que paguen los tontos de siempre. De los españoles, justo es nombrarlos, sólo cuatro votaron a favor del recorte. Todos catalanes: La popular Rosa Estarás, el convergente Ramon Tremosa, el representante de Iniciativa Per Catalunya-Verds, Raúl Romeva, y el de Esquerra Republicana, Oriol Junqueras. Izaskun Bilbao, del PNV, y María Badía, del PSOE, se abstuvieron. El resto rechazó la moción.

Don Jaime Mayor, pepero, ese que ejerce de Pepito Grillo y que tiene los cojones de llamar a la regeneración de la clase política, jefe de filas de los peperos españoles, votó contra la medida. Don Juan Fernando López, jefe de filas de los sociatas españoles, votó contra la medida. Don Francisco Sosa, cabeza de lista de la muy regeneradora UPyD, votó contra la medida. Doña Eider Gardiazabal, sociata y nieta del histórico sociata Ramón Rubial, votó contra la medida. Señalo a Doña Eider porque une este proceder a su aparición, hace unos días, en un reportaje realizado por una eurodiputada británica en el que se le veía acudir el viernes al Parlamento, picar para así cobrar su dieta (sí, además de sus sueldos, les pagan aparte si algún día van a trabajar) y con la buchaca llena, dar media vuelta y pirarse al aeropuerto.

La reacción en las redes sociales parece haber sido rápida y contundente. Alguno ya está poniendo excusas y demás. Doña Elena Valenciano, pedazo de estadista donde las haya, dice que se opusieron por un defecto en el planteamiento. Ya.

No basta con el Twitter. Cada día se hace más y más necesaria la acción directa. Esta gente no puede salir a la calle sin que les exijamos responsabilidades y sin que se les diga a la cara, y mejor con la mano abierta, lo que en realidad son.

Mientras tanto, sigan algunos discutiendo a cual de estos ladrones le dejamos las llaves de nuestra casa y el pin de nuestra tarjeta. Al final, posiblemente tenemos lo que merecemos.

Disfruten lo votado.

Para sordos y ciegos

No es nada nuevo, lo ha dicho siempre, jamás ha dicho lo contrario… pero a pesar de eso, a algunos no se les cae la cara de vergüenza al querer vender la burra de que el pepé va a derogar la ley del aborto cuando llegue al poder (si llega).

Pues para esos ciegos y sordos, y sobre todo para tanto hijo de puta encantado de engañar a ciegos y sordos, las palabras de Mariano Rajoy esta mañana en una entrevista en la SER:

«Sobre el aborto, mi intención es volver a la ley anterior, la que hizo el partido socialista con Felipe González»

Y ahora, quien quiera justificar su voto «malminorista», que empiece aplaudiendo los cientos de miles de niños exterminados con esa «maravillosa» ley. Y quien quiera votarlo, que se reconozca -porque lo es- corresponsable de tal actuación.

Dragontino

Hace meses que empecé a tener noticias sobre la película «Encontrarás dragones». Desde el globo de Don Enrique Monasterio, por ejemplo, y por parte de otra gente del Opus, se avisaba y se iba creando expectación sobre la película que iba a tratar sobre San José María Escrivá. Y lo que empezó creándome una curiosidad sana, por aquello de ver cómo encajaría alguno una película que hablara bien del santo por estos lares, al ir conociendo detalles me iba levantando las orejas y me iba poniendo en guardia. La prota femenina, una brigadista del este; el director, un ingles, con lo que a un inglés le gusta ensalzar a los de las BBII…

El caso es que la peli ya esta aquí, y entre la gente del Opus que sé que la ha visto, la opinión es bastante buena, porque parece reflejar varias de las virtudes del fundador. Ahora bien… ¿en qué escenario?

No he visto la película, así que cederé la palabra a quienes sí lo han hecho. En primer lugar, en el blog «No apto para progres» he encontrado la transcripción de la crítica que por radio hizo mi tocayo Gonzalo Altozano.

Enlazo con el principio de esa crítica, cuando dice que

La crítica más acabada a «Encontrarás dragones» la hizo una niña de colegio al salir del cine: «No me he enterado de nada. No se sabe quiénes son los malos y quiénes son los buenos»

no he podido evitar pensar en lo primero que dijo mi sobrino R., de 11 años, tras verla con su colegio: «Por la película da la impresión de que los comunistas, si no fuera porque mataron algún cura, eran muy buenos».

Y como tercera opinión, usaré la de mi padre. Debo empezar diciendo que mi padre debe haber ido al cine una o dos veces en los últimos 35 años. Mi hermana y mi madre le animaron a ir a verla, y se decidió porque se enteró de que en la película aparecía Isidoro Zorzano, compañero y amigo de mi abuelo y muy querido y recordado por mi padre. Al día siguiente le pregunté. Creo que la expresión utilizada fue la de «repugnante panfleto en defensa de la memoria histórica de Zapatero». Me comentó algunos aspectos de la película, insistiendo en que para hablar de las virtudes del santo no hacía falta cargarse todo lo de alrededor, y concluyó tajante: «Quien diga que lo que cuenta esta película está bien, por fuerza tiene que estar de acuerdo con el cuento de la memoria histórica de Zapatero».

Así que sintiendo mucho discrepar de gente muy respetada y querida, con estas tres críticas recabadas, ahí se queda la película y si acaso incumpliré gravemente los mandatos de la sgae para confirmar la opinión que me formo con ellas.

Nota final: Que un inglés haga un panfleto brigadista entra en lo esperable. Para pensar con más tranquilidad me dejo la posición en que queda el productor, español y del Opus, que ha puesto su dinero en todo esto con el fin probablemente de glosar a San José María. ¿El fin le ha justificado los medios? ¿Era el peaje necesario para retratar las virtudes del santo?

Mucha cara, Señor Zoido

Composición de lugar: Mediodía del domingo 27 de marzo, convocatoria en Sevilla de manifestación por el Día de la Vida a la que acudimos toda la familia no sin antes pensarlo detenidamente y tener muy en cuenta las palabras de Orisson al respecto. O las mías de hace año y medio, expresadas no una ni dos, sino tres veces. O las de Juan Manuel de Prada por la misma época. Ojo atento, arma cargada, apunten al peperoni. Fuego. Las armas, como otras veces, simples pancartitas sacadas en A4 de manera artesanal. Así:

Llegamos tarde a la manifestación, pero justo a tiempo para entrar en la Plaza Nueva junto a la cabecera y situarnos en buen sitio, tanto para escuchar las intervenciones como para ver el ambiente. Sobre el acto en sí, les remito a la pequeña crónica que hace ABC de Sevilla, supongo que escrita por el joven que me pidió leer la pancarta mientras tomaba nota de todo en una libreta. Como ven ahí también, banderas y pancartas de las que no gustan a los tibios

Terminado el acto, y mientras jugaba y bailaba con mis hijas, mi santa esposa, que portaba a un ojiplático Gonzalete en su fular, me avisa: ¡He visto a Zoido! ¡Allí!

Juan Ignacio Zoido es el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sevilla y candidato a las próximas municipales. En medio segundo me decidí, me dirigí hacia él, esquivando gente, y tras tocarle suavemente el hombro llamándole cortésmente («Señor Zoido, por favor») se vuelve sonriente, con cara de candidato cercano al pueblo, y le planto delante de la cara uno de los carteles mientras le pido que lo coja. Lo coge y lo mira. Nos separamos apenas uno o dos metros, me mira y le hago un gesto inequívoco: Mucha cara plantarse aquí, ¿no?

Me sorprendió -mucho- la reacción. Con cara de evidentísimo enfado, me devuelve el gesto y me repite varias veces: «cara la tuya, cara la tuya». Por un momento me indigno tanto por su respuesta que poco me falta para encararme con él (bueno, eso agachándome mucho, claro) y pasar a mayores, pero está con su mujer y su hijo pequeño, así que me limito a plantarme a su lado e irle siguiendo con la pancarta en alto. Todo el que se acerca a saludarle o simplemente lo ve, ve mi pancarta. El resto de la tropa se une y Zoido está permanentemente rodeado de tres carteles que llevamos mi mujer, mi hija mayor y yo. Así hasta que visiblemente incómodo se va de la Plaza.

Por cierto, hasta que no he visto la foto no me he dado cuenta de que iba acompañado de Gregorio Serrano, otro concejal pepero.

Señor Zoido, a ver si me entiende: Me sobran los motivos para reprocharle su cara dura. Pero en el caso que nos ocupa, es evidente la razón: Usted, que lleva cinco años haciendo pateándose la calle, lo hace siempre como candidato, para dejarse ver, para ganar simpatías y votos. De lo cual es usted muy dueño. Pero usted, representante de un partido abortista, se planta en la celebración del día de la vida, paseando delante de las cámaras y saludando atentamente a todo el que se menea. Hasta que llega peligroso comando formado por un matrimonio y sus tres hijos y le chafa el plan. Porque tenemos la extraña manía de llamar a las cosas por su nombre: al pan, pan; al vino, vino; y al pepero, abortista.

Y usted ¿cómo reacciona? ¡Diciéndome que el que tiene cara soy yo! ¿Por qué, Señor Zoido? ¿Por qué tengo cara? ¿He ido yo a sacar votos a donde se celebra lo que mi partido ataca? Sinceramente, me sorprendió su respuesta. De alguien a quien se le suponen las tablas que se le suponen a usted no esperaba que contestara con algo parecido a un colegial «me rebota, y en tu culo explota, ñañaña». Que fue más o menos lo que hizo.

Por cierto, siempre ha habido clases. Yo dije «Señor Zoido» y me respondió tuteándome. Además de caradura y tapón, maleducado.

Pedigrí democrático

El tío de la pipa, también conocido como Antonio Rodrigo Torrijos, Primer Teniente de Alcalde del Excelentísimo Ayuntamiento de la Muy noble, muy leal, muy heroica, invicta y mariana ciudad de Sevilla, instó hace unos días a que dicho Ayuntamiento solicitase la modificación de la Ley de Partidos Políticos para que se proceda a la ilegalización de todo aquel que no condene expresamente el franquismo.

Algunos amigos y conocidos se han indignado con esta iniciativa, cosa que yo no puedo entender. Es más: Me parece inadmisible que se intente ridiculizar al tío de la pipa en particular, y a su coalición electoral en general, cuando particularmente en Sevilla son ejemplo de progreso, democracia y libertad.

Que sí, que no me he vuelto tonto: Hablo de Izquierda Unida. La de Carlos Vázquez, el concejal delegado de Economía y Empleo, que participa en el asalto a un comercio que no secunda la huelga y llama «txakurras» -con la doble significación que ustedes saben que tiene esa palabra según quien la use- a los periodistas sevillanos que critican la gestión de su grupo. La de la concejal delegada de Participación Ciudadana, Josefa Medrano, imputada por prevaricación porque ella decide, asesorada por delincuentes «antifascistas» si un acto literario es acorde con su escala de valores democráticos y puede celebrarse, o no. O la del camarada Sánchez Gordillo. Ese sí que sabe quién es admisible y quién no en una verdadera democracia y que hace tan sólo unas semanas volvía a darnos clases de valores democráticos, como pueden apreciar en la siguiente imagen, sobre la que pueden pulsar para tener más datos de la misma.

No me negarán que es en esta gente en la que deberíamos delegar todos la decisión de quién puede y no puede estar legalizado. Y que es un placer que señalen a depende quién como ilegalizable.

25 de marzo

…y se encarnó por obra y gracia del Espíritu Santo.

Soja

Estoy apuntado en varias páginas que de vez en cuando me hacen encuestas de consumo. Acabo de terminar una de ellas en las que me preguntaba por varios productos a base de soja, si los había probado o si los probaría en el futuro. En todos los casos he marcado la opción «no lo he probado ni pienso probarlo».

Dicen en mi tierra que cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba pero el tonto sigue. Hará al menos 15 años conocí a un gallego que me habló de la soja y del negocio de futuro que iba a ser porque «a todo el mundo le va a dar por hartarse de ella, ya verás». Yo no me podía imaginar hasta qué punto tenía razón. El caso es que cuando uno creía que no se podían inventar cosas más sosas que la cerveza sin alcohol o la leche desnatada, un espabilao sacó eso de la leche de soja. O los zumos de soja. O las puñetas fritas de soja. Qué mas da que la soja sea una leguminosa y no una fruta ni una hembra mamífera ni un cereal: De ella sacamos zumos, leches, yogures, panes y lo que haga falta. Hasta hamburguesas y salchichas de soja.

Mil duros daba yo por ver ordeñar a la soja esa, coño. Y una matanza, ni les cuento.

Bueno, a lo que iba: Dice la publicidad de los productos de soja (y parece ser verdad) que esta planta aporta una gran cantidad de isoflavonas, que constituyen un sustituto muy eficaz de hormonas femeninas  que vienen muy bien a las mujeres en la menopausia.

Y digo yo, ¿esos tipos supersanos y super guays que se hinchan de cosas de soja, consideran sano y natural llenarse el cuerpo de estrógenos? En tiempos leí por internet un escrito que alertaba de los efectos del exceso de soja en niños en el que incluso se llegaba a afirmar que podían provocar malformaciones en los órganos sexuales, e incluso desviaciones sexuales. La verdad es que no tengo ni idea ni de dónde lo leí y mucho menos de la seriedad y fiabilidad del supuesto estudio. Así que dicho queda como simple comentario.

Ahora bien, si observamos atentamente, esos tipos tan sanos, sanísimos que se hartan de soja suelen ser los mismos que luego toman leche desnatada, huevos con omega tres, refrescos light, o incluso esa cosa sosa sin alcohol a la que a pesar de eso llaman cerveza. Y si eso no es un síntoma evidente, irrefutable y concluyente de amariconamiento…